Darkwood

Capitulo 6

Capítulo 6. Mansión Vikram.

 JADE

"-Te veo mañana a las dos en mi casa, ésta es la dirección: 9996 Camile st, 87004.

 Ellie xx" 

Suspiro lanzando mi teléfono hacia el otro lado de mi cama, y hundo mi cara en mi almohada, lo último que quería hacer un sábado en la tarde era ir a la casa de los Vikram. No quería encontrarme a la señora "aléjate de mi hijo" Vikram, tampoco quería encontrarme con Aren porque siempre actuo como estupida frente a él, no quería estar con Ellie porque me incomodaba con sus comentarios inapropiados, mucho menos quería toparme con su padre porque temía que fuera igual o peor que la bruja de su esposa.

 Pero así era la vida y tenía que afrontarlos, quizá luego de esto no tenga que volver a estar cerca de ellos. 

Mamá entra a mi habitación minutos después para despedirse de mi, nuevamente me quedé sola en casa. 

Aproveché el tiempo y comencé a hacer los deberes de la universidad que tenía pendientes, luego hice un aseo a toda mi habitación que me llevó a puras penas una hora. Para cuando terminé eran apenas las siete de la noche, salí un rato al patio trasero de la casa, la soledad me abrazó y me recordé mentalmente que debía convencer a mamá de adoptar una mascota.

 — Pss.

 Escuché un ruido de repente, volteé hacia todos lados buscando el sonido, hasta que pude ver quién lo hacía, era un chico aparentemente de unos trece o catorce años que estaba subido en uno de los balcones de la casa de al lado. 

Alcé mi ceja en su dirección y él me hizo una seña indicándome que me acercara, un poco dudosa caminé hacia él y al llegar el chico de ojos azules me miró con diversión.

 — No habíamos tenido tiempo de conocernos, ¿eh, vecina?. 

— Pensé que tu casa estaba abandonada, nunca vi a nadie asomarse.—le comento—. Me llamo Jade, ¿y tú?. 

— Soy Owen, he estado aquí todo el tiempo. Mis padres también pero... no salen mucho. 

— ¿Trabajan desde casa?.

 — Algo así, somos una familia muy de hogar, a mi me gusta jugar baloncesto, tengo una cancha dentro de casa solo para mi. A veces me aburre jugar solo pero ya me acostumbré. 

Frunzo mis cejas confundida.

 — ¿Y tus amigos de la escuela?.

 — No tengo muchos amigos.—se echa a reír, alguien parece llamarlo desde adentro de la casa y él se despide con la mano—. Nos vemos luego Jade, mi mamá me llama. 

— Adiós.—le sonrío devolviendole el gesto y camino hacia mi casa de nuevo. 

Que niño tan agradable. 

~~♦~~ 

El sábado llega en un abrir y cerrar de ojos, me levanto a las diez de la mañana y lo primero que hago es enterrar mi cara en mi almohada y gritar.

 No quiero ir, no quiero ir.

 Pero no tengo de otra, así que me levanto de la cama en modo zombie y me encierro en el baño como por una hora y media, al salir me visto con un pantalón negro calientito y un suéter negro, mis botas de invierno y mi gorro de lana, cuando bajo a la cocina mamá quien está almorzando me mira de arriba a bajo y sonríe.

 — Parece que vas a robar un banco, ¿porqué tanto negro, cariño?. 

— Hoy visto lo que mi alma siente, madre.—contesto de forma dramática antes de besar su frente y sentarme a su lado en el mesón de la cocina, ella pone un plato frente a mi y me sirve arroz con pollo mientras se rie de mi increíble actuación. 

— Si te pagaran por ser dramática viviríamos en una fortaleza cariño. Anda come, estás muy flaca.

 Miro las longitas que se me hacen cuando me siento y la miro a ella alzando las cejas, mamá se ríe y termina atragantadose con el jugo de naranja que estaba tomando. 

— ¡Ja! ¡ese es el karma, madre!.—chillo palmeandole la espalda. 

Ella me da un manotazo y reímos como dos dementes. 

Sin duda alguna carcajearse con tu madre es una de las sensaciones más lindas e inolvidables de la vida. Pasamos un rato madre e hija luego de eso, un momento que disfruto lo más que puedo porque no sé hasta cuándo volveremos a tener un momento así. Entre risas, bromas y burlas llega la hora. 

— Mamá, necesito que me lleves a la casa de una compañera de la universidad, tengo que hacer una investigación con ella y quedamos de hacerla hoy.—le pido a mamá poniéndome mi abrigo gris. Mamá toma su bolso y asiente tomando las llaves. 

— De acuerdo cariño, vamos rápido porque debo entrar al hospital en quince minutos.

 Ambas salimos casi corriendo de casa y salimos de prisa en su auto, gracias a Google Maps no nos perdimos y pudimos llegar en menos de diez minutos. 

Debo admitir que mis ojos se abrieron de par en par ante la enorme casa que parecía una réplica más pequeña de la universidad Kingston. En el portón decía en letras grandes: "Mansión Vikram". 

— ¿Vikram?.—escucho el susurro de mi mamá a mi lado y volteo a verla. Su rostro se encuentra serio y su boca forma una línea, luce sorprendida pero a la vez preocupada.

 — ¿Pasa algo mamá?.—le pregunto tomando su mano, ella pestañea un par de veces y niega con la cabeza sonriendome. 

— No cariño, solo me pareció familiar ese apellido. Cuídate, ¿sí?. Llámame si pasa algo, aquí cerca pasa un autobús que te deja a una calle de la casa, no te vayas a ir muy tarde hija.

 — De acuerdo, no te preocupes mamá. Solo estaré aquí unas tres horas y quizá vaya al parque un rato después, te llamaré si pasa algo, ¿si?. 

— Ten cuidado hija, no me gusta que andes en la calle muy tarde. Estaré pendiente de mi teléfono.

 Le doy un beso en la mejilla y luego de tomar mi mochila salgo del auto y me encamino hacia el gran portón de la mansión Vikram. Miro indecisa el portón; no hay forma de abrirlo, ¿y ahora qué hago?.

 — ¡Toca el botón de la cabina, hija!.—grita mamá desde el auto.

 Frunzo el ceño mirando a todos lados en busca de la cabina la cual encontré pegada a una gran columna a un lado del portón, alcé mi pulgar en dirección a mamá quien me devolvió el gesto. 




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