Capitulo 22. Dolor.
JADE.
Pierdo la cuenta de los minutos que duro aferrándome a él, sólo sé que ya ha pasado un rato desde que volví a la tierra, el también se encuentra aferrado a mi pero poco a poco su agarre va perdiendo fuerza. Mis pies vuelven a tocar el suelo segundos más tarde, la borrachera de Aren parece volver porque se recarga de nuevo en mi, me separo un poco de él para ver su rostro.
Sus ojos volvieron a su color natural, ya no son rojos, y la vena de su frente ya no resalta más. Cierra sus ojos y deja caer su frente sobre la mía, un suspiro entrecortado sale de sus labios, puedo ver que está a punto de dormirse así que aprovecho que aún está consciente para llevarlo hacia su cama, intento recostarlo sobre la superficie suave pero el se aferra a mi cintura haciéndome caer con él.
— Aren, por favor.
Él se queja.
— Lo siento.—susurra cerrando los ojos y abrazandome con fuerza—. Lo siento mucho.
— Está bien.—susurro acariciándo su cabello—. Está bien, pero tienes que soltarme para que puedas descansar.
Él se queja nuevamente pero me deja libre, lo acomodo bien en su cama, lo cubro con su cobija después de quitarle sus zapatos, suspiro observando como ha comenzado a roncar suavemente, muerdo mi labio y me acerco a él para dejar un suave beso sobre su frente y finalmente marcharme a mi habitación.
Me dejo caer en mi cama luego de haberme cambiado de nuevo, suelto una bocanada de aire mientras los recuerdos de lo que acaba de pasar vuelven a mi mente, mi estomago se llena de mariposas que revolotean descontroladas. Me llevo una mano al cuello, aún puedo sentir sus labios besándome allí, su aliento acariciándome, sus fuertes manos.
Jamás había sentido algo tan intenso en mi vida, mi cuerpo aun tiembla por todas sensaciones que acaba de sufrir.
La alarma de mi teléfono suena a las seis, cabe recalcar que no dormí en lo absoluto, pero no me queda de otra más que levantarme y comenzar a vestirme para ir a la universidad. Alguien toca la puerta de mi habitación justo cuando termino de colocarme un sueter gris, me paso por última vez el cepillo en mi cabello antes de caminar hacia la puerta y abrir, trago fuerte cuando veo que es Aren quien estaba del otro lado de la puerta, sus ojos están rodeados de ojeras y no luce para nada feliz, al contrario, parece triste.
— Buenos días.—murmura sin verme a los ojos.
— Buenos dias.—lo miro sin comprender su actitud.
— Tenemos que hablar.
— Lo sé.—susurro—. Tú... ¿recuerdas lo que pasó en la madrugada?.
— Si, es de eso que quiero hablar.—responde serio—. Lamento lo que pasó, Reece... mi lobo tomó el control sin mi permiso e hizo todo eso. En serio lo siento, por favor olvida lo que pasó.
— ¿Olvidar lo que pasó?.—pregunto en un hilo de voz sintiendo como si me hubieran dado un puñetazo en la cara.
— Fue un error.
Y entonces mi corazón se rompe por primera vez, siento dolor y vergüenza, pero también siento rabia.
— Fue un error.—repito saboreando cada palabra, un sabor agridulce invade mi boca, río con ironía y asiento—. Tienes razón, fue un error.
» Fue un error haber creído que eras una buena persona, fue un error haber confiado en ti cuando no eres más que un idiota patán al que le gusta jugar con las personas. Nunca pensé que serías tan maldito, yo en serio confiaba en ti, creí...—mi voz se entrecorta y mis ojos se llenan de lagrimas—. Creí en tus palabras, pensé que realmente podías sentir algo por mi, dijiste que sentías algo por mi. Pero ahora sé que de tu boca no han salido más que mentiras y no sabes lo mucho que me decepciona saber que perdí mi tiempo creyéndote.
Las lágrimas se escapan de mis ojos, pero no me molesto en limpiarlas, estoy tan enojada que ni siquiera me importa llorar enfrente de él.
— Jade... — Dejame terminar.—lo interrumpo—. Puedes ir tranquilo con tu novia, puedes vivir tu refinada vida sin cuidado, entre tú y yo no ha pasado, ni pasará nunca nada.
Aren me mira tan fijo con sus ojos grises tristes, ni siquiera comprendo porqué lo está, si es él quien me ha herido a mi.
— Es lo mejor.—se limita a decir.
Lo miro fijamente sintiendo como más lágrimas salen de mis ojos. 
Asiento lentamente, sin más me apresuro a tomar mi abrigo y mi mochila para salir de la habitación, y lo dejo allí, sólo. Me aseguro de limpiar bien todo rastro de lágrimas de mi cara, pero cuando me encuentro con Ellie en la entrada de la casa ella me da una mirada cargada de tristeza, me toma la mano cuando llego a su lado y sin necesidad de decir algo me abraza con fuerza, cierro mis ojos dejando que las molestas gotas de agua salada vuelvan a rodar por mis mejillas.
— Vamos cariño, no llores, es un idiota.—ella acaricia mi espalda—. Ningún idiota merece tus lágrimas, ni aunque ese idiota sea mi hermano.
— Lo siento.—balbuceo.
— No seas tonta, tú no tienes la culpa de nada.—se separa de mi para limpiar mis mejillas—. Anda, vamos a algún lugar a desayunar, todavía tenemos tiempo.
Ella y yo terminamos en la misma cafetería del dia anterior, ambas pedimos un café con medialunas para desayunar. Ellie me hace decirle qué es lo que realmente ha pasado con su hermano, cuando termino de contarle ella luce verdaderamente molesta.
— Ese tonto me va a escuchar.—exclama apretando la medialuna y sin querer termina partiéndola a la mitad.
— Dejalo Ellie, no quiero que te pelees con tu hermano, simplemente voy a hacer como que no pasó nada y ahí murió el asunto.
— Te lastimó Jade, algo está pasando con mi hermano. El Aren que yo conozco de toda la vida no haría todas éstas estupideces que está haciendo ahora, tiene que haber una explicación y yo no voy a descansar hasta averiguar qué diablos pasa con él.
— Yo sólo quiero... olvidar todo lo que pasó y que mamá vuelva lo más rápido posible para poder volver a mi casa, no podré soportar verlo todo el día. En la universidad puedo evitarlo pero en la mansión Vikram es fijo que me lo voy a encontrar, su habitación está a unos pasos de la mía.