Darkwood

Capitulo 30

Capitulo 30. El rescate. Act 1. 

JADE

Intento abrir mis ojos pero fallo, he intentado despertar desde hace mucho tiempo pero simplemente no logro abrir mis ojos. Mi respiración comienza a acelerarse por el pánico que me provoca no poder ni siquiera moverme, de pronto siento una suave presión sobre mis labios que logra calmarme al instante, mi estómago se llena de cosquillas. 

— Tranquila, Jade Miller, estoy aquí contigo, estás a salvo cariño.—escucho la voz de Aren cerca de mi antes de que vuelva a sentir esa suave presión en mi boca. 

Mi corazón late rápido al sentir sus besos, y entonces recupero poco a poco el control sobre mi cuerpo. Mis manos se mueven hacia su cabeza y acaricio su cabello perezosamente. Mis labios comienzan a corresponder a sus besos hasta que los pequeños besos se convierten en un beso profundo en el que nos saboreamos lentamente, suelto un silencioso gemido cuando su delicioso y varonil perfume entra por mis fosas nasales. Aren se separa lentamente de mi y besa mi frente.

 Abro mis ojos despacio y por fin puedo ver su hermoso rostro, sus ojos lucen tan angustiados que me parten el corazón, le sonrío tiernamente mientras acaricio su mejilla.

 — Hola.—susurro. 

— Hola.—murmura acariciando mi cabello—. Lamento no haber estado allí para ti ésta vez, no pensé que correrían tanto peligro en su casa, algo les pasó a los licántropos que estaban vigilando la casa, no pudimos encontrarlos...

 — Oye.—lo interrumpo tomando su rostro entre mis manos—. Está bien, creo que ésta vez pude defenderme bien yo sola. 

El rubio sonríe ante mis palabras y besa una vez más mi frente. 

— Mi chica valiente.—susurra haciendo que me derrita aún más por él.

 — ¿Mi mamá está bien?.—pregunto incorporándome hasta estar sentada frente a él, Aren toma mi mano derecha. 

— Lo está, llegaste justo a tiempo para evitar que esa cosa la dañara de gravedad, sólo tiene algunos raspones pero nada de qué preocuparse.—dice, me llevo mi mano libre al pecho y hago una mueca cuando siento un escozor justo en medio—. Tranquila, el doctor de la manada te revisó cuando llegaste y curó las heridas, si esa bestia hubiese enterrado un poco más sus garras su veneno te habría dejado muy mal, Jade. 

— Tenía que salvar a mamá.—murmuro mirando hacia la ventana—. La vi allí en el suelo y yo sólo... me dejé llevar por la adrenalina, y Owen me dijo que gritara así que eso hice. 

— Lo entiendo, pero... ¿quién es Owen?.—pregunta confundido. 

— Es mi vecino de al lado. 

— Oh.

 — ¿Qué hora es? ¿dormí mucho?.

 — Son las cinco de la mañana, apenas dormiste cuatro horas, deberías descansar un poco mas, estaré a tu lado todo el tiempo.—me asegura, miro a mi alrededor dándome cuenta de que estoy en su habitacion.

 — ¿Tú no has descansado nada, verdad?.—le pregunto mirándolo con reproche, él suspira y desvía la mirada. 

— Tenía que concretar el plan con la manada, hay muchas cosas que hacer linda, no quiero que nada salga mal... un sólo paso en falso y tus hermanas sufrirán las consecuencias, no quiero fallar, no quiero fallarles.—susurra llevándose mi mano hasta su boca para dejar un suave beso en el dorso—. No pienso descansar hasta lograr que estén juntas. 

Mis ojos se humedecen sin poder evitarlo, acaricio su mejilla con dulzura. 

— Eso es muy lindo de tu parte, no sé cómo agradecertelo. 

— Manteniéndote a salvo Jade, necesito que estés a salvo mientras estoy en Pacto de Sangre, si sé que estás en un lugar seguro voy a sentirme más tranquilo y todo saldrá bien, tus hermanas estarán contigo pronto mi amor, pero necesito que estés protegida.

 — ¿Pero quién va a protegerte a ti?.—susurro soltando una lágrima silenciosa que él se encarga de limpiar con una dulce sonrisa.

 — No olvides que no voy a ir solo Jade, una manada se protege entre si, trabaja unida, yo no voy a dejarlos caer al igual que ellos no van a dejarme caer a mi, si todos trabajamos en conjunto... ten por seguro que tendremos éxito. No te preocupes por mi, preciosa. 

— No hay forma en la que me dejes ir contigo, ¿verdad?.

 — Evidentemente.

 Mis ojos tímidos se fijan en los suyos serios, mis mejillas se sonrojan y sin querer guardarmelo, simplemente se lo digo, por segunda vez. 

— Te quiero, Aren. Sus ojos celestes grisáceos brillan como la primera vez que se lo dije y una hermosa sonrisa se expande en sus labios.

 — Y yo te quiero a ti, Jade Miller. 

Aren se acerca a mi y sin decir más, besa mis labios con pasión y ardor, suspiro profundamente enredando mis manos en su cuello, sin importarme un carajo la herida de mi pierna me subo a su regazo y lo beso como si mi vida dependiera de ello, puedo sentir mi pecho brincar de emoción, mi estomago se revuelve y en todo lo que puedo pensar justo ahora es en sus brazos rodeandome y en sus labios duros danzando con los míos a un ritmo sincronizado, gimo sobre su boca cuando todo empieza a calentarse más de lo debido, entonces me doy cuenta de que estoy vestida con un camisón el cual se ha alzado hasta mi cintura. Las manos traviesas pero firmes del rubio se posan sobre mi trasero, no me quejo en lo absoluto, al contrario, jadeo un poco e introduzco mi lengua en su boca haciéndolo gruñir de una forma demasiado sexy que logra erizarme la piel.

 — Tienes que descansar, linda.—murmura separándose un poco de mi boca. 

— Sólo podré descansar si tú estás a mi lado.—susurro, él asiente acariciando distraídamente mis nalgas—. Ya puedes soltar mi trasero, Aren.

 Él suelta una exclamación apenado y se disculpa haciéndome reír.

 — Ya sé qué parte de mi cuerpo te gusta más.—murmuro saliendo de su regazo y acostándome en su cama, él se recuesta a mi lado y yo lo abrazo dejando mi cabeza sobre su pecho.

 — No puedo negarlo, lo siento, mis manos simplemente no pueden quedarse quietas.—se disculpa. 




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