Capitulo 49

Capitulo 49. Lejanos.

 JADE.

 Aren mira a Frey como si fuera a sacarle los ojos en cualquier momento. Puedo ver la furia en sus ojos celestes, trago fuerte cuando deja de ver a Frey y clava la mirada en mi.

 — ¿Podemos hablar a solas?.—murmura entredientes. 

Frey aclara la garganta a mis espaldas, me pongo aún más nerviosa cuando él decide rodear mis hombros con su brazo, se nota que le divierte provocar a Aren, hago una mueca de fastidio pues lo último que quiero hacer ahora mismo es hablar con él. 

Él, que parece un estúpido cuando esa maldita mujer está cerca. 

Si él se comporta como un idiota entonces yo lo haré también. 

— No quiero.—le respondo altanera mientras me cruzo de brazos—. Así que mejor vete, porque estoy muy ocupada charlando con Frey.

 Aren aprieta los puños con fuerza. 

— Jade, no estoy jugando. Necesito hablar contigo, dejame aclarar las cosas.—me pide sin ocultar su enojo—. No te comportes como una niña. 

— ¿Yo me comporto como una niña?.—toco mi pecho ofendida—. ¿Y tú cómo mierda te comportaste hace un minuto? ¿cómo te estas comportando ahora, alfa de pacotilla?. 

— Jade...—gruñe mirándome con amenaza. 

— Jade dijo que te largues.—lo interrumpe Frey cambiando su tono juguetón a uno más serio. 

— No estoy hablando contigo, así que cierra la boca. 

Frey quita su brazo de mis hombros solo para comenzar a acercarse al rubio, trago saliva flaqueando, quiero seguir con mi postura pero tampoco quiero que terminen matándose a golpes en medio del pasillo. 

— ¿Te crees mucho porque estás en tu territorio, no? Pero que no se te olvide que no estás hablando con uno más de tus chuchos, Aren Vikram, que no se te olvide que yo soy un alfa también, y uno muy poderoso. Cuidado. 

Miro asombrada como la oscuridad ha surcado el rostro de Frey, pero Aren no se queda atrás, él realmente luce como alguien muy peligroso. 

Aclaro mi garganta muy nerviosa y me interpongo entre ambos, afortunadamente los pocos estudiantes en el pasillo estan tan metidos en sus cosas que ni siquiera nos prestan atención. 

— Basta, por favor.—susurro mirándolos con suplica—. No armemos un escándalo aquí, ¿si?. 

— Solo quiero hablar contigo.—se excusa Aren acercándose a mi, él intenta tomar mi mano pero se lo impido. 

— Está bien.—suspiro y volteo a ver a Frey—. Gracias por todo, nos vemos más tarde. 

Él hace una mueca de desagrado hacia Aren y asiente para luego marcharse. 

El rubio toma mi muñeca con fuerza y comienza a arrastrarme hacia algún lugar que desconozco, en pocos minutos nos adentramos a un salón abandonado, hay poca luz pero aún así alcanzo a ver las mesas y sillas llenas de polvo. 

Aren suelta una bocanada de aire a la vez que lleva sus manos hacia su cabello.

 — ¿Qué estás haciendo, Jade?—se voltea hacia mi dándome una mirada llena de incredulidad e impotencia. Alzo mis cejas sin poder creer su cinismo. 

— ¿Yo?.—me apunto a mi misma—. ¡¿Qué estás haciendo tú?! Nunca me dijiste que coquetear con esa mujer enfrente de mi sería parte del plan, ¿me estás jodiendo?.

 Él suelta una risita llena de sarcasmo. 

— ¡Yo ni siquiera estaba coqueteando con ella! 

— ¿Ah, no? Entonces su mano acariciando tu pecho no fue nada, ¡Ah, claro... qué estupida soy! ¡Es muy normal que una profesora se la pase manoseando a sus alumnos!.—casi grito perdiendo los estribos.

 Aren bufa. 

— ¿Es que acaso yo controlo lo que los demás hacen?.—pregunta rabioso. 

— ¡Pudiste haberte apartado, Aren.—reniego—. ¡Yo aún estaba allí!. 

Él sonríe incrédulo y niega con la cabeza.

 — De acuerdo, tú ganas. Yo tengo la culpa de todo, bien. Pero entonces cada vez que yo la cague tú iras corriendo hacia los brazos de ese chiste mal contado de Frey, ¿así serán las cosas, Jade?.—pregunta furioso mientras se acerca a mi—. No sabes lo mucho que debo luchar contra Reece para que no caiga ante esa mujer, no sabes lo que duele mantenerme cuerdo cada vez que ese maldito olor lucha por atraparme. Para ti es más sencillo pensar que yo realmente quiero a Trisha, es más fácil echarme la culpa. Pero si tú estuvieras en mi lugar comprenderías lo malditamente difícil que es luchar contra tu naturaleza. 

Respiro agitadamente. 

— ¿Entonces por qué no te dejas llevar?—susurro sintiendo mi pecho arder—. Si eso que sientes es más fuerte que tú y más fuerte que lo que sientes por mi... entonces estamos perdiendo el tiempo juntos.

 — Porque estoy luchando por ti.—murmura con los ojos rojos—. Porque me niego a que tú no seas mi otra mitad, no quiero que ella sea mi luna Jade, yo quiero que tú lo seas. 

Desvio la mirada y niego con la cabeza. 

— No creo aguantar que todo el tiempo parezcas querer saltar sobre ella, quizás lo mejor sea que lo aceptes Aren. 

— ¿Entonces no lucharás por lo nuestro?.—pregunta sin poder creerlo. 

— ¿Realmente vale la pena hacerlo, Aren?.—entrecierro mis ojos hacia él —. ¿Realmente vale la pena tener que soportar el verte caer por ella? Me pides ponerme en tus zapatos, pero tú no te pones en los míos. 

— Jade... Él intenta acercarse a mi pero retrocedo y niego con la cabeza. 

— Tengo clase. 

Sin dejarlo responder doy media vuelta y salgo del salón. 

Estoy triste, pero más que eso me encuentro enojada, furiosa, con él, con esa mujer y conmigo misma por seguir guardando un poco de fe en que esto realmente tiene solución. 

Pero lastimosamente la situación se está saliendo de mis manos y no creo poder seguir aguantando más golpes al corazón, estoy harta de ser golpeada de ésta manera. 

Por más que lo ame simplemente me niego a ser su saco de boxeo, ese que recibe tantos golpes pero aún asi sigue allí.

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 En mi hora de descanso me encuentro un rato con Finn en la cafetería, juntos tomamos unas bandejas y nos disponemos a hacer fila para tomar algunos alimentos. Mientras hacemos eso me dedico a contarle un poco lo que ha pasado con el rubio tonto, obviamente sin mencionar su nombre pues cualquiera nos puede escuchar y eso sería malo, pues para toda la universidad Tamara sigue siendo la prometida de Aren. Finn no dice una sola palabra hasta que estamos en una mesa, la más alejada de todas.