El dolor de cabeza resultaba bastante incómodo, abrió los ojos con pesar ¿dónde estaba? No podía recodar siquiera como había llegado a ese lugar, pero se encontraba ahí. Quitó la sabana que cubría su desnudez y se espantó por ello, miró a su lado y eso la asustó aún más, junto a ella estaba dormido un hombre a quien no había visto nunca. Apretó con fuerza los párpados para asegurarse que solo fuera una pesadilla volvió a ver y él seguía acostado.
Mariana se levantó de golpe, luego empezó a sollozar, lo había arruinado y lo peor es que no sabía en que momento se dejó llevar. Ella amaba a su novio ¿Cómo pudo hacerlo? Se sentía culpable, lamentaba todo aunque no sabía que era eso, no tenía recuerdos de esa noche. No era necesario recordar para saber lo que significaba estar en una cama desnuda junto a un desconocido, se preguntaba ¿si acaso era cierto lo que se decía de ella? Le había fallado a Carlos y también a ella misma cosa que no podía perdonarse《uno puede fallarle a todos si ese es el caso, pero lo peor que se puede hacer es hacerlo con uno mismo, porque no se es tan severo con alguien más que con la propia voluntad 》
Salió despacio. Lo que menos quería era que el tipo la viera, a penas pudo colocarse el sujetador y el short que llevaba cuando él empezó a moverse. Quiso salir sin ser vista, pero demasiado tarde aquel hombre se encontraba sentado en la orilla de la cama observando su manera de actuar, también parecía aturdido. Mariana tomó sus botas y no le importó salir corriendo del lugar descalza y sin blusa por la calle, corrió lo más que pudo solo escuchó una voz desconocida decir 《oye, espera》 eso era todo.
Las personas la vieron pasar y muchos de ellos pensaron que estaba loca, no es común ver correr a alguien semidesnuda por la calle. Se sentó al lado del camino y dio paso al llanto, lloraba desconsolada, observó su reloj solamente faltaba cuatro horas para su boda ¿Podía casarse después de lo ocurrido? Encendió el celular que llevaba guardado en el bolsillo del short, había muchas llamadas perdidas, todos la buscaban.
No quería volver a lo que había sido su casa, caminó sin rumbo no sabía a donde ir. Intentaba quitar el cabello de su rostro pero este parecía adherirse aún más, después de pensar mucho y castigarse con todo tipo de insultos tomó el comino de vuelta. Su amiga la vio llegar, no preguntó nada cosa que ella agradeció, no tenia ánimos de nada solo recibió una palmada en la espalda. Encendió el grifo de agua y la dejó correr deseaba que ésta fuera capaz de de llevar toda su miseria, sus lágrimas se confundían con el líquido que mojaba su cuerpo.
Salió después de una hora, el vestido se encontraba sobre la cama, llevaba toda la mañana llorando que sentía que no quedaba más llanto. Lucía llegó al escuchar la puerta abrirse —¿Dónde estabas? No sabía que hacer, me preocupe mucho —Su voz sonaba en forma de recriminación. Mariana no pudo contener el llanto.
—Bella, por favor dime que pasó.
—Es lo que me vengo preguntando desde la mañana ¿Tú lo sabes? —en el fondo de su corazón deseaba que su amiga tuviera la respuesta, no se separaban ella debía saberlo.
—Marina, me asustas ¿Qué pasa? Estas muy diferente.
—Yo no sé. Recuerdo que salí a bailar, hice mis movimientos en el tubo y no se que pasó después. Desperté hoy en la cama con otro, un desconocido ¡te das cuenta! Engañe a Carlos. Yo no quería lo juro, lo amo y no se que hacer —Lucía la vio desmoronarse frente a ella y el alma se le partió, su amiga sufría. Intentó ayudarla pero tampoco sabía nada, salieron juntas a la barra y mientras Mariana bailaba la chica servía unos tragos, no la pudo ver hasta ese momento cuando en lugar de encontrarse con una novia rebosante de alegría halló a una mujer que no conocía.
Preguntó por ella a todos, pero nadie sabía o se hicieron los desentendidos —Mariana vamos a lo que importa, hoy es tu boda y nada lo va a arruinar.
—Yo no puedo casarme así habiendo engañado a mi novio una noche antes de la boda —Contestó.
—Está bien. Entonces llama y dile 《amor ayer te engañé, no se como pasó, pero amanecí en la cama de otro. Seguro él va a decir, no te preocupes, igual nos vamos a casar y olvidamos》 no seas tonta. Puedes hablar con Carlos después —Mariana estaba taciturna no decía nada, Lucía la ayudó a vestirse, juntas salieron rumbo a la iglesia.
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Sintió la cama moverse alguien se levantó a su lado, escuchó un sonido y algo que parecia sollozos. Su cabeza iba a explotar en cualquier momento, se quedó quieto, no sabía que hacer maldijo una y mil veces hasta que pensó que la persona que estaba con él ya no estaba. Falló la descubrió intentando vestirse, pero al verlo despierto salió corriendo sin importarle estar semidesnuda, se quedó quieto hasta que en la mesita descubrió el bolso de la chica —Oye, espera —gritó sin obtener un resultado, ella ya no estaba.
Las dudas empezaron a rondar su cabeza ¿Qué hacía él en ese lugar? La chica, esos ojos sin duda los había visto en un lugar, claro la chica del teibol dance pero ¿por qué estaba en la cama con ella? No pudo responder a esas preguntas, buscó su teléfono, lo encontró sobre la mesa, lo encendió justo en ese momento recibió una llamada. Contestó al tiempo que se vestía, aún desconcertado no se tomó el tiempo para ver de quien se trataba.
—Diga —Habló sin ganas.
—¿Hermano eres tú? Porque siento que te clonaron, los echos no concuerdan.
—Adam no estoy para bromas, ahora tengo un problema.
—No tienes solo uno, son muchos, pero vamos a lo que importa ¿quieres decirme quién demonios es la chica que aparece junto a ti en la fotografía.
—¿De qué hablas?
—No me digas que no la has visto. Lee el periódico y llámame después —la llamada se cortó, tomó las llaves de su auto y se dirigió a la salida. Vio una farmacia, compró una pastilla para el dolor se cabeza, encontró un puesto de periódicos.
Compró un periódico y su cara aparecía un primera plana —¿Qué diablos? —dijo para si mismo. Tomó su teléfono y llamó a Adam.