# De Fake A Date

Visita inesperada

Han pasado tres semanas desde el incidente, a pesar de haberme disculpado públicamente en mis redes sociales, incluyendo las que no debería como en mi plataforma donde escribo en donde he ganado mayor relevancia, el hate masivo no ha parado, a la vez que ser la burla, es una sensación de regresar a la escuela en donde te equivocabas y automáticamente, tenías apodo nuevo. Soy un meme andante y mi cara está por todas partes.

Es más, las personas han ido a la cafetería solamente para defender a Kieran, siguiendo el trend de reseñas negativas que han provocado que la puntuación bajara con opiniones hirientes. Además, acompañan los videos o fotos junto con pedazos del audio del video original. Se hizo viral, llenando mis publicaciones de chistes locales a tal hecho. Al igual que querer irse a tomar fotos conmigo. Hay opiniones divididas sobre si hice lo correcto o no, algunas personas hasta aplauden que lo haya puesto en su sitio y otras dicen que es todo mentira. Es la selva, sobrevive el más fuerte y el más débil, como yo, es la carnada a la cual se la comen viva.

Me disculpé con Kieran miles de veces, más de las que me gustaría admitir para no verme como una desesperada que no valora su dignidad, y aunque ese día se fue poco después de lo sucedido, me aseguré de disculparme, aparte le he dejado mensajes de disculpas en todas sus redes sociales. No ha declarado nada al respecto, es como si no hubiera pasado, sin embargo, sus seguidores no han parado. Me han enviado mensajes y comentarios diariamente.

Mi reconocimiento aumentó significativamente, yo estoy en los números “miles”, cuando Kieran está en los “millones”. Aunque mis seguidores se triplicaron gracias a tal ridícula e innecesaria polémica. Es tan frágil el mundo del internet, de la noche a la mañana tu imagen puede cambiar drásticamente, al igual que tu paz en general.

A pesar de todo el caos, no considero que este tipo de “fama” sea conveniente ni que valga la pena para promocionar mi negocio, libros y contenido. He vendido más de lo que solía en meses o incluso, años. Es una locura.

Mi nombre está en tendencia y no mayormente de buena manera. Trabajé duro para llegar donde estoy y ahora, es un giro inesperado que jamás me hubiera imaginado ni deseado.

Recientemente, por mi salud mental, he tomado medidas drásticas como desactivar comentarios, restringir mis perfiles y cerrar la cafetería por algunos días, para así mantener un perfil bajo, deseando que estar “entre las sombras”, ayude de alguna manera y no empeorarlo.

Lo que más me afecta, es que a pesar de todo, este es mi trabajo, es parte de ese mundo y viene en letras pequeñas, específicas, que debo aprender a lidiar por más pesar que me cause. Debo soportar todo lo que viene consigo al estar dispuesta a crear contenido y tener mi imagen pública, al alcance de cualquiera. No puedes controlar completamente lo que sucede en internet.

—Huir no es una opción, ya intentaste contactarlo y no funcionó. Ahora, lo que podemos hacer es intentar lucrar con su nombre e imagen. Aprovechar mientras dure, ya sabes cómo funcionan las tendencias —escucho a Elira entrar a mi departamento y dejar el juego de llaves sobre la barra de la cocina.

Enciende la luz de mi habitación y me quejo al instante, estar en la oscuridad hundiéndome en mi miseria era la mejor solución.

—¿Imprimimos tazas con los memes o qué? ¡No quiero ver mi cara mientras alguien toma café! —reniego ante su lógica. —Imagínate verme en camisetas, trapos y hasta en fundas para el baño.

Ríe burlona y se sienta en la cama.

—Yo las compraría —me confiesa y le lanzo una mirada asesina. —Honestamente, ¿Qué es lo peor que puede pasar que no haya sucedido ya? El internet es un lugar cruel, sí, pero puedes monetizar con el sufrimiento y lo sabemos perfectamente como escritoras. En tu caso, a pesar de que quede capturado en HD por la eternidad y tus descendientes lo puedan apreciar.

Sonrío por su humor, es tan realista y directa. Justo lo que necesitaba, una dosis de realidad.

—¿Ya has visto los hashtags? Tengo peores apodos que cuando era adolescente, y vaya que fue una etapa traumática —me siento y me cruzo de brazos, resignada. —Lo que más me molesta, es toda esa gente que defiende a alguien que ni siquiera conoce y es tan falso, superficial con contenido basura. No lo entiendo.

—¿No entiendes el por qué lo quieren? —me pregunta y asiento, hasta que responde: —Sencillo: Entretenimiento.

—¿Les entretiene perder su tiempo? —me burlo.

—Mira, entiendo el sentimiento de que tu trabajo no tenga el reconocimiento que merece mientras que otra persona lo consigue fácilmente. Duele en el ego, aunque no puedes odiar a alguien sin conocerlo. Y tú, debes dejar de esconderte como si fueras una prófuga de la justicia —me jala mi cobija y yo intento evitarlo, comenzando una épica batalla llena de risas.

—¡Lo que no sabes es que hay evidencia para detenerme por el delito de lesiones dolosas y por humillación culposa a un influencer! —vacilo y mi exageración, nos hace reír mientras tomo ventaja.

Luchamos hasta que escucho que alguien me llama y es un número desconocido.

—Cuidado con las estafas telefónicas, recuerda lo que casi le pasa a tu abuela —Elira me dice, dudo un instante, recordando hasta aceptar la llamada y escuchar la voz del infame sujeto por el cual empezó toda esta desgracia.




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