# De Fake A Date

¡No es una cita!

Al estar en el restaurante japonés en donde el ramen es su especialidad, degusto mi favorito, el tradicional. La combinación de sabores me hace sentir felicidad inmediata. Nada como una buena comida caliente.

—¡Espera! Debemos tomar las fotos de la comida primero —al interrumpirme de repente, me ahogo y tomo de mi té de jazmín de inmediato.

—Suenas como yo —me intento reír y me limpio con una servilleta.

Sonríe y al verme que estoy bien, se mueve.

Accedo, aunque casi se me olvida por el hambre. Creí que sería una comida más íntima, con que no incluya selfies con el ramen, estoy de acuerdo.

Acomodamos nuestros platillos, elegí una recomendación para él al no ser fanático de la comida asiática, otro tipo de ramen con más picante ya que me dijo que le gusta. Tomamos varias fotos para después elegir la mejor y proseguimos a comer.

—¿Siempre vienes aquí? —me pregunta mientras enfría su caldo. Aunque no estaba emocionado con venir aquí, el olor hace que pase saliva.

Niego.

—Soy más de pedir la comida a domicilio, aunque es agradable el estar aquí. El poder apreciar la decoración, el ambiente y el trato directo. Aparte, siempre es mejor la comida casera —sonrío y sigo comiendo.

Ríe y come también. Sus ojos se iluminan al probar la comida, parece que le gustó.

—¡Está muy bueno! —come más, con dicha genuina.

Sonrío con alegría al verlo disfrutar su comida y que sienta lo mismo que yo al comer ramen.

Al terminar de comer, pedimos un postre compartido y es helado de Sakura, es dulce, suave y tiene una perfecta cantidad para ambos.

El restaurante es uno con decoración linda, colorida, es una mezcla de decoración estilo tradicional con un detalle moderno al contener luces neón que lo hacen más llamativo. No está muy lleno y el ambiente contiene música japonesa.

—¿Qué estabas grabando anteriormente? —parece curioso, bebe de su té frío y decido contarle.

—Una reseña sobre un nuevo libro de temática “dark romance”. A mi estilo, con un poco de humor y realismo.

—No parece que te guste realmente ese género, ¿o sí? Pareces más de romance clásico o algo así.

Río ante su conclusión de que esa vibra doy. No está alejado de la realidad, prefiero los romances sanos y melosos.

—Te sorprenderías lo que llego a leer por trabajo. Aunque ya conozco la imagen que tienes sobre mí —sonrío burlesca.

Rodea los ojos como si fuera obvio.

—Incluso tu nombre “Rhiannon”, tiene esa vibra filosófica, poética y mitológica.

Niego y es inevitable que con lo que dice, no me cause gracia. Es curioso que parezca analítico y no se ría por varios minutos.

—¿Cuál es tu signo zodiacal? —le pregunto con normalidad y Kieran se carcajea tanto que los demás nos comienzan a mirar.

Oh, a esto me refería. Era tan bello para ser verdad.

—¿En serio eres de esas? Es demasiado para una primera cita —come del helado y en cambio suyo que debe sentirse más fresco, siento las mejillas ardientes. No sé si es molestia, vergüenza o una mezcla de ambos.

—¡No es una cita! —me intento levantar indignada y él me detiene del brazo. Es la única persona que puede hacerme cambiar de emoción más rápido que los personajes de mis libros.

—¡Géminis! ¡Soy géminis! Era broma, relájate —me detengo y lo observo unos segundos para después sentarme con calma. —No es justo que te vayas sin cumplir con tu parte. Tenemos un acuerdo.

—Sí, un acuerdo de palabras. Y te diré algo más; No es justo que intuyas que es una primera cita cuando ni siquiera nos conocemos.

—¿Para eso son las citas, no? —vuelve a bromear y lo miro amenazante hasta que se le borra la sonrisa.

—Si eres géminis, tiene sentido el choque de nuestra personalidad. Soy virgo. Y dime, ¿Por eso tienes dos caras? —vacilo e intento ponerlo incómodo cuando está totalmente confundido, no tiene idea. Qué aburrido.

—¿Me estás diciendo hipócrita? —deja de comer helado y me mira con seriedad. Parece que esa es su verdadera personalidad, una más serena y tranquila o eso parece.

Me gusta analizar a las personas, soy más de observar y escuchar, algo en él me hace dudar de su cambio de comportamiento.

—Jamás dije eso, ¿Tú te sientes así? —indago más, su expresión se endurece, se cruza de brazos y su boca tiembla un poco, como si quisiera decir mucho y a la vez, se controla.

—Sé lo que intentas hacer y no funcionará, puedo ser impredecible aunque no seré impulsivo, no esta vez. Puedes terminarte el helado, iré a pagar —se levanta sin más, cuando creí que se pondría a la defensiva al mentir o fingir, me ha dejado sin palabras.

Me termino el helado y aunque nuestra conversación terminó de manera abrupta, fue lo mejor para no empezar a discutir. Es complicado cuando conoces a alguien contrario a ti porque no hay punto medio en su convivencia, puede ir muy bien o muy mal. Se equilibran o chocan.

Al terminar nuestra comida, caminamos hasta su auto y saca una pequeña mochila con el equipo necesario para grabar en el parque. Un poco de caminata sí hace falta.




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