# De Fake A Date

"Tragedia y Error"

Las siguientes semanas estuvieron llenas de trabajo y movimiento, ya que seguimos el cronograma establecido, igualmente que fuimos creativos en los planes a realizar.

Comenzamos con salir a lugares públicos, desde cafeterías, restaurantes, y actividades recreativas que nos permitieran convivir, como el cine al aire libre, las bicis del parque, sitios que incluyeran spots lo suficientemente “estéticos”, para las fotos que debíamos subir.

Conocí por fin a “Caguama”, en una salida al parque y la conexión fue inmediata a diferencia de con su dueño. A pesar de que Kieran dijo que era “muy sociable y amigable”, el amor que demostraba me hizo quererlo instantáneamente. Era un pequeño juguetón, lleno de energía, con un gran apetito y con apego ansioso. De color café claro, pelo ondulado con ojos grandes de color oscuro y nariz oscura. Un perrito hermoso. Mi rostro se iluminaba al verlo y correr mutuamente para abrazarnos.

Al principio de todo esto, se sentía más como un deber que como una convivencia real, y conforme el tiempo, los desacuerdos y las bromas, éramos más decentes en al menos, sentir una unión que se podía convertir en una amistad. Aún recuerdo la idea ingeniosa para conocernos:

—¿Qué tal si hacemos “Basta para conocernos”? Aún hay mucho que no sé de ti ni tú de mí —le comparto una libreta con un bolígrafo y voy por más material a mi cocina.

—¿Qué es eso? ¿Un juego? —Kieran me pregunta y come un poco de las palomitas que hice.

Muevo la mano en señal de “más o menos”.

—Vamos a llenar la tabla de “Basta”, con nuestra información personal. Nuestro nombre y apellido, edad, comida favorita, pasatiempo, animal, género de serie de confort y canción preferida. Es una manera original y rápida de conocernos —le sonrío con orgullo y me siento en frente suyo.

—Ya vi —sonríe y comienza a trazar las líneas correspondientes como puede.

Hago lo mismo y me da risa lo chueco que dibujé todo.

—Hay que poner un temporizador. No trabajo muy bien bajo presión, aunque es sobre nosotros. No es difícil —afirmo y Kieran accede, pone dos minutos en su celular y comienza.

Agito mis manos por la presión y escribo lo más rápido que puedo con mi letra fea por la rapidez.

Kieran termina primero y comienza a contar como en el juego real.

—“No es difícil”, dijiste —se burla, se cruza de brazos y disfruta mi sufrimiento.

—¡Me desconcentras! —reniego y termino de escribir lo último. —Comienzas tú por presionarme.

Rodea los ojos y sonríe.

Le saco la lengua y agarro palomitas.

—Bien, pues ya sabes que soy Kieran Finnloch. Tengo 28 años, amo la comida italiana, correr es mi pasatiempo o cualquier tipo de cardio…

—¿Cualquier tipo de cardio? —lo interrumpo con el objetivo de molestarlo y asiente sin más, no identificando mi doble sentido.

Hombres.

Niego y sostengo mi rostro con mi mano, esperando que prosiga.

—Siguiendo, me encantan los perros, en series soy más del género de misterio y terror, los documentales me gustan bastante —revisa lo que escribió y me mira. —Y por último, puse “Honest”, de The Neighborhood. Es tu turno.

Proceso la información y asiento, nos llevamos dos años de diferencia, sus gustos sí son muy él, y aunque no conozca mucho sobre su gusto musical, parece bueno. Me aclaro la garganta y leo lo que escribí.

—Soy Rhiannon Moirath, tengo 26 años, vivo por la comida asiática. Mis pasatiempos… Me gusta lo creativo, tranquilo, desde leer, escribir, dibujar, inventar recetas o intentar hacerlo lo más comestible posible.

—¿Tienes una cafetería y no sabes cocinar? —interviene.

—Cocino café —contesto y nos echamos a reír por lo ridículo que sonó eso, como si fuera el “¿Masticas agua?”.

—¿Me dejas terminar?

—Siempre —me guiña el ojo y sonríe con picardía.

—¡Eres un descarado, Kieran! ¡Nuestra audiencia es PG-13! —le aviento un par de palomitas y se ríe con descaro.

Me acomodo el cabello en una coleta y prosigo:

—Me gustan los hámster y los peces, lo que sea sencillo de cuidar y no muy ruidoso por mi poca tolerancia al desorden. En series de confort, puedo maratonear sin parar series coreanas. Igualmente, puedo ver películas asiáticas todo el día sin cansarme. Y me tardé por la canción ya que tuve bastantes en mente, pero puse “APT”, de ROSÉ y Bruno Mars.

—¿AP, qué? ¿Y por qué la “Fiebre asiática”? Parece que no tuviste suficiente con la pandemia.

Abro la boca ofendida, es un idiota entero.

—¡Eres un desgraciado! ¿Cómo te atreves a decir todo eso? Ahora, como castigo… Vas a escuchar y ver todo lo que me gusta hasta que respetes lo que es un poco de cultura general —desbloqueo mi celular y pongo APT en su enorme televisión y subo todo el volumen.

—¡Los vecinos se van a volver a quejar, Rhiannon! ¡Ya fue suficiente con tu música que ni siquiera entiendes! —se tapa un oído y le baja a la televisión. A lo lejos escucho a Caguama aullar desde la habitación de Kieran.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.