# De Fake A Date

¿Y ahora qué somos?

Paramos por café en la esquina en una tienda de conveniencia para bajarnos un poco la ebriedad. Bebemos café sin azúcar en su auto y la atmósfera es cálida, íntima.

No sé cuánto tiempo nos quedamos abrazados, lo que sé es que fue suficiente para sentirme mucho mejor, apoyada, acompañada.

Le he contado la noticia del correo, la gran oportunidad que representa, así como mis inseguridades al respecto. Se siente liberador el compartirle lo que siento.

—Cada vez que asistía a la “Feria del Libro”, cada año consecutivo desde que tengo memoria… Me repetía a mí misma que “algún día mis libros estarán ahí”. En especial, con esa editorial, es un sueño hecho realidad y no sé si esté a la altura para recibir esta oportunidad. No me siento lista.

Kieran acaricia mi mano con delicadeza y lentitud.

—Lo más difícil de hacer es el hecho de creer en ti. Porque nadie te enseña cómo hacerlo, el creértelo, pero hay algo de lo que estoy seguro; Es que si por más miedo que te dé una decisión, sientes paz… Es la correcta.

Siento mis ojos llenarse de lágrimas al sentir sus palabras, no solamente escucharlas, y aún más cuando lo dice de corazón con esa expresión.

—Y, ¿Sabes? —continúa y asiento, queriendo saber lo siguiente. —Lo más poderoso es el decidir creer en ti aunque no tengas todas las respuestas o un camino seguro, porque confías en que todo funcionará a tu favor y así será. Porque si no tuvieras la capacidad y potencial, no se te presentaría la oportunidad de poder elegir entre el miedo o tu sueño.

Bebo otro trago de mi café amargo para evitar volver a llorar, siento un nudo en mi garganta al escuchar la razón que tiene y más proviniendo de él, de todo lo que ha logrado y seguramente, superado.

—¿Cuál fue la decisión que te hizo elegir entre el miedo o tu sueño? —lo miro beber de su café y se queda pensando.

—Cuando elegí todo esto, el crear contenido en vez de hacer lo que esperaban y querían de mí los demás, mi familia. Ya que se me presentó “una grandiosa oportunidad”, según ellos, que era estudiar en una universidad prestigiosa la carrera de derecho, ya que casi todos en mi familia son abogados.

Oh, ahora entiendo la razón por la cual no respondió mi estúpido comentario sobre lo jurídico.

Mi expresión es evidente porque me mira y sonríe.

—Lamento si te ofendí con mi estupidez aquella vez —me pongo seria y él ríe.

—Eso no es nada, no te preocupes —le resta importancia y se recarga en su asiento, dejando caer su peso.

—¿Y cómo tuviste el gran coraje de seguir adelante con tu decisión? Es admirable —indago con interés para que siga su narración.

Respira y suspira ante el recuerdo.

—Ya no tenía nada qué perder, y eso fue lo más poderoso de todo. Porque decidí ir por todo cuando no tenía nada. No estaba seguro de cómo empezar, pero de lo que sí, es que no quería vivir y trabajar para cumplir el sueño de alguien más que no fuera yo —sus palabras tienen una fuerza increíble que me hacen querer aplaudir con emoción, un mensaje motivacional e inspirador.

Me cubro la boca con asombro y sonrío con orgullo.

—Es increíble lo lejos que has llegado, pero sobre todo, lo que has superado, Kieran. Ahora deben retorcerse al verte actualmente limpiarte las lágrimas con billetes —río y lo miro con admiración, dichosa de que cumplió su sueño al creer en sí mismo cuando los demás no lo hicieron.

Ríe y asiente.

—Es cuando triunfas que ves la verdadera cara de las personas, porque pasan de subestimarte a “amarte” —hace comillas con los dedos y me quejo al estar inmersa en su historia.

—¡Salud! Por seguir callándole la boca a los que te subestimaron y seguir con los verdaderos —elevo mi café para hacer un brindis y Kieran me hace caso con una sonrisa, chocamos el cartón de nuestros vasos y bebemos. —Sabe horrible sin azúcar —hago una expresión de completo disgusto.

—No está tan mal —bebe más como si nada.

—Eso debería ser ilegal —replico al instante.

Bebe más y deja el café en el portavasos.

—¿El café sin azúcar o a quien le gusta así? —se burla y cuando dejo mi café a su lado, nos tocamos la mano por accidente.

Me quedo callada un instante y finjo que no no pasa nada.

—Los dos —miro al otro lado hasta que siento que acaricia mi mano con su pulgar, contengo la respiración y siento que perderé el autocontrol de mantener el límite de nuestra amistad si es eso lo que tenemos.

Pongo la radio al sentirme menos ebria y no poder evitar los nervios estando sobria. Se reproduce lo que reconozco como los Jonas Brothers. Justo en la adolescencia.

Pienso en todo el vómito emocional que pensé en la fiesta. Ahora me siento patética.

Niego y río para mí misma.

—¿Qué pasa? —Kieran me pregunta y me gana el impulso de compartirlo.

—Bien, me confesaré —agarro fuerzas y me acomodo para verlo más de frente, me hago de lado y apoyo una mano en mi cabeza. —Puede parecer increíble, pero al inicio, intenté ser una “Beauty gurú”, y realmente me esforcé para lograrlo. Amo el maquillaje y deseaba poder dedicarme a ello, sin embargo, los planes del destino me dieron mayor reconocimiento en los libros. Así que, me rendí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.