Estoy temblando, estoy en la entrada esperando a Kieran en este enorme lugar. Al llegar mucho más tarde de lo acordado debido a toda la producción en mi vestuario y maquillaje, tuve que llegar por mi cuenta a esta pretenciosa mansión en donde parecería más una mascarada que una fiesta de disfraces común.
La decoración es preciosa, con pinturas a mano en las paredes, un enorme candelabro, flores blancas, velas, y colores suaves así como dorados por doquier. Hay música instrumental en vivo con canciones famosas que reconozco desde aquí arriba, tal vez estarán cenando o algo así.
No tengo idea de lo que se hace aquí. Jamás me hubiera imaginado que viviría estéticamente una escena que ni siquiera había escrito o imaginado en mi cabeza. Hasta para ser escritora de fantasía, esto es un nuevo nivel.
Me muevo de lado a lado en mis zapatillas, tengo que sostener mi vestido color rosa pálido de tan grumoso que es, el cual su diseño está inspirado en la película de la obra. Y está lleno de encaje con brillos, pequeños detalles florales, que hacen juego con los accesorios aperlados de mi peinado, un recogido lleno de ondas y fijador. Tengo tantos pasadores que deseo no se encajen en mi cráneo.
Los guantes del mismo color de mi vestido se me bajan y es una tortura asegurarme que todo esté correctamente acomodado. La tela me pica un poco, este escote es incómodo, y no puedo retocarme el maquillaje para calmar mis nervios. ¡Ni siquiera utilizar el celular con estos molestos guantes!
Es hasta que escucho a Kieran y lo veo abajo, esperándome con una gran sonrisa en el final de las enormes escaleras. Está vestido con el traje de El Fantasma de la Ópera con modificaciones a su estilo, ya que es casi todo color negro a excepción del fondo de su camisa que es blanca con la decoración de una rosa roja. En lo demás tiene detalles en color rojo, y una larga capa que le llega a las botas. Usa guantes color negro y lo que resalta es la característica máscara blanca que tiene puesta, y la acompaña con su cabello peinado hacia atrás. ¿Cuánto gel traerá puesto para dar ese efecto?
Aclara la garganta y me hace señas de que baje, de manera inevitable, el verlo ahí, esperando por mí y vestido así, provoca que mi corazón dé un brinco. Porque estoy por vivir una escena que tanto he anhelado al verla en las películas y debe salir perfecta, porque sino, la recordaré como una catástrofe el resto de mi vida.
Sonrío y veo que su sonrisa se desvanece al parecer apreciar con atención mi vestuario, espero me vea bien porque muy cómodo no es. Estira el brazo esperando por mí y sosteniendo todo mi equilibrio, comienzo a bajar con cuidado. Me aferro con una mano al barandal y con la otra a mi vestido, espero no ensuciarme. Sigo bajando escalón por escalón, con miedo de poder tropezar y rodar hasta el final.
Doy un largo respiro e intento disfrutar este instante, como mi “momento Disney”, de la noche. Un momento total y completamente mágico que grabaré por siempre en mi memoria.
Sonrío y cada vez que estoy más cerca de él y de tomar su mano, mi corazón late con mayor rapidez. Como un sueño hecho realidad, una escena mágica de ficción que sí es posible vivir en vida real.
Y cuando nuestras manos se unen y me acerca hacia él con una expresión seria que se ilumina con nuestra proximidad, no puedo evitar sentir los nervios a flor de piel.
—Buenas noches, Christine —besa mi mano sumergido en su papel y juro que siento fuegos artificiales estallar en mi interior.
Oh, roleplay. Lo tengo.
—Buenas noches, Erik —al responderle con una sonrisa confiada, lo agarro del hombro y nos miramos un instante que parece eterno al intercambiar sonrisas.
¿Por qué se ve tan atractivo con ese disfraz y encima con esa sonrisa decorando su enigmática presencia?
Veo que oculta algo detrás suyo e intento mirar, pero me tropiezo al pisar mi vestido y me caigo, pegándome en su pecho y si no fuera por su fuerza, hubiéramos terminado en el suelo. Eso nos hace reír y romper el ambiente intenso que se estaba formando.
—Es para ti —me entrega una rosa roja como la de su camisa y sonrío con dicha, una emoción que me cuesta calmar.
Me toco el pecho imitando una pose dramática y Kieran sonríe.
—¿La robaste de por ahí? —juego y él ríe.
—Tal vez.
Miro la rosa y después lo miro a él, con alegría y gratitud.
—Es hermosa, te lo agradezco —huelo la rosa y aprecio su belleza.
Las rosas rojas se me hacen tan preciosas, elegantes y con poder. Son mis favoritas y es una perfecta casualidad que justamente, queden con nuestros personajes.
Hicimos una grandiosa elección, bueno, él por sugerir y yo por aceptar.
—Tú eres lo más hermoso de todo este lugar entero. De toda esta noche, Rhiannon.
Sus palabras tan directas y sinceras me llegan no solamente al corazón sino al alma con esa mirada puesta en mí, en donde me reflejo y es como si conociera todo de mi ser. Siento los ojos vidriosos por su halago.
Llevo mi mano a mi boca y evito que me vea así de vulnerable. ¿Qué me pasa? ¿Desde cuándo soy tan sentimental?
—Kieran… —estoy sin palabras y quisiera abrazarlo fuertemente, hundirme en el olor de su loción y el calor de su cuerpo.