# De Fake A Date

Un beso mágico

Nos escapamos un instante de la fiesta para poder ensayar nuestros movimientos para el “gran momento”, nuestro beso. El beso que marcará todo un después para ambos.

Estamos en el gran balcón el cual tiene una vista impresionante y con las pequeñas luces se ve y se siente mágico, mal momento para tomar aire en un lugar tan precioso.

¿Será una fiesta de cumpleaños o una celebración importante? En cada paso que doy, escucho como si las monedas cayeran del cielo y las servilletas fueran billetes. Cosas de gente rica.

Bebo otra copa de vino rosa en vez de la champaña que Kieran quiso. Es lo único que tengo en el estómago por el cúmulo de emociones que tengo en mi interior.

—Rhia, ven aquí. Mírame —se acerca y me detiene al estar moviéndome de lado a lado.

Ha estado mirándome cruzado de brazos, recargado en el balcón de piedra en lo que recupero el juicio.

—Sí, lo sé. Pondrán la canción, bailamos, nos acercamos y nos besamos. Y listo, todo hecho —repito contando con los dedos y al terminar, siento la mirada de Kieran fija a mí. —¿Qué? ¿Acaso olvidé algo? Oh, no. ¡Lo volveré a contar!

—Rhia, Rhia, Rhia —Kieran deja nuestras copas en el balcón y al sentir que en cuestión de segundos, me sostiene de la cintura y me acerca consigo, mis manos tiemblan y no creo que sea solamente por el frío que está haciendo.

—¿Qué haces? —nuestros rostros están tan cerca que casi chocan. Su mirada es más oscura con esa máscara, a pesar de que la luz de la luna llena nos inunde, no es suficiente.

Temo en dañar la máscara o que sea incómodo o doloroso para ambos durante el acto, intento disimular la combinación de nervios y frío que hace efecto en mis movimientos, me concentro en seguir sus pasos al practicar nuestra coreografía improvisada.

—Debes dejar una mano aquí y yo te guiaré así —deja mi mano en su hombro, agarra la otra y con la que me acomodó, la posa en mi cintura con firmeza. Mueve los pies y los miro para entender cómo seguirlo y así evitar pisarlo o tambalearme.

¿Dónde aprendió a bailar así? Necesito urgentemente clases, no es mi fuerte.

Cuando menos lo espero, damos unas cuantas vueltas con éxito, son lentas, y silenciosas ya que la música está muy lejos y ninguno se atreve a hablar. Los sonidos de la noche nos acompañan como el viento, las hojas de los árboles que están alrededor de la mansión y las voces de las personas en la entrada.

Me da una vuelta y mi vestido se mueve por completo, el aire me da escalofríos, hasta que Kieran me regresa cerca suyo y se acerca a mi rostro, casi rozando mis labios.

Nuestra respiración choca, me alzo de puntillas para poder alcanzarlo en su totalidad, dejo una mano en su pecho y con la otra le acaricio la parte del rostro al descubierto.

Su mano en mi cintura sube hasta mi cuello y después en mi barbilla, la levanta un poco como una fugaz caricia y como si pidiera permiso de lo que quisiera hacer. Nos miramos por segundos en donde parecemos disfrutar de nuestra proximidad, latente, intensa y a milímetros de sellar el momento con un beso a la merced de nadie más que nosotros, con la excusa perfecta de que es “práctica”.

Cierro los ojos, esperando y deseando sentir sus labios sobre los míos, aunque sea superficial, sin profundizar el beso. Pero… Ese momento nunca llega porque al abrir los ojos, Kieran ladea su rostro lo cual entiendo como un rechazo y me alejo.

Intento actuar como si ese acto no me doliera y bebo de mi copa hasta terminarla.

—Ya es hora, Rhia —Kieran me ofrece su mano para avanzar, dudo y se acerca a mí.

—Terminemos con esto, Kieran —me acabo su champaña, le doy las copas vacías, me acomodo el vestido y los guantes y me adelanto con prisa.

Lo escucho reír detrás mío y sonrío ante su risa.

—Debimos ser Shang y Mulán. Actúas como si fueras a la guerra —me alcanza y niego riendo.

—Me gustan nuestros disfraces, tienen su toque “poético”. Entonces, vayamos a hacer poesía debidamente —regreso a la conversación su vieja referencia, le doy una palmadita amistosa y sigo en mi camino.

Se queda un instante atrás, con expresión perpleja y le hago señas de que avance.

Al llegar de regreso al salón a nuestra mesa asignada en donde están nuestras pertenencias, incluyendo la rosa que me regaló Kieran, pasamos al lado de la pista y como si fueran mosquitos, se acercan Aeron y Elira en sus divertidos y lindos disfraces. Son más casuales y modernos, Elira tiene listones en su característico peinado y un vestido corto de color rojo con detalles dorados, usa unas largas botas hasta la rodilla. Mientras que Aeron, un traje color negro con un corazón rojo en el pecho, muñequeras que combinan, una espada de adorno y un peinado gracioso y lo que más me da risa es que tiene labial en casi toda la cara.

¡Se ven tan tiernos! Solamente los había visto a lo lejos entre la multitud, nosotros éramos los encargados de cuidar todas las pertenencias, se los paso al estar en la etapa de “la luna de miel”, de la relación.

Se pasaron toda la fiesta bailando mientras nosotros estábamos en el rincón bebiendo, hasta que decidimos ir por aire fresco al balcón porque claramente, necesitábamos oxigenar nuestro cerebro.




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