# De Fake A Date

¡Feliz cumpleaños, Kieran!

Es el cumpleaños de Kieran, se nos ocurrió la idea de intentar hacer un pastel de cumpleaños juntos para un en vivo en su cuenta principal. Y vestir accesorios ridículos en el proceso.

Tiene su departamento repleto de regalos que le han mandado las marcas, conocidos y amigos del medio. Nunca había visto de cerca lo tanto que recibían las personas en su cumpleaños cuando eres una figura pública, incluyendo todos los mensajes en internet.

Le mandé un enorme desayuno con productos de mi cafetería y una tarjeta de felicitación con mi letra a mano para que lo pudiera presumir en sus redes sociales y tener fotos de cumpleaños, todo un espectáculo. A pesar de haber decorado todo su departamento con globos, fotos juntos, serpentinas y confeti para la sesión de fotos y demás, sentía que debía hacer algo más especial, sin la necesidad de tener una audiencia detrás, con mi toque especial y personal. Y eso hice, una sorpresa que lo espera al finalizar nuestros deberes como creadores de contenido.

Fueron horas y horas de grabar para terminar con un pastel crudo y otro quemado, un desastre que no es nada comestible. El proceso fue caótico y divertido, al seguir las instrucciones lo mejor que pudimos, aunque fue inevitable pelear y sacar nuestro estado natural lleno de sarcasmo, bromas y risas. Al menos, pasamos un buen rato y nuestros seguidores lo amaron.

—Tienen nuevo material para nuevos edits como “couple goals”. Nuestra química es natural, ¿Ya has visto los videos que hacen? Hasta yo me enamoro de mí mismo —mastica un pedazo del pastel quemado con pedazos de confeti debido a nuestra anterior pelea y se lo quito para evitarle una intoxicación.

Y con todo ese contenido, alimentamos la idea de que las parejas con un “amor verdadero”, son falsas.

—Te vas a enfermar por comer eso, “narciso”.

Ahoga una risa.

—Tengo hambre, no me culpes. ¿Cómo es posible que seas la dueña de la cafetería y no sepas hacer un pastel de caja? Increíble.

Lo que dice me llega al ego, frunzo el ceño y me trago mis palabras. El hornear no es mi fuerte.

Es su cumpleaños, Rhia, es su cumpleaños, debes perdonarlo por esta vez.

—Hay que pedir comida a domicilio —cambio el tema para evitar una pelea, reviso la hora y es tardísimo, ya es casi medianoche. —Olvídalo, a menos que quieras comida instantánea.

Escucho que se dirige a su refrigerador y lo evito a toda costa ya que ahí está la caja sorpresa.

—¿Qué haces, Rhia? Tengo sed, necesito una cerveza —me ve extrañado y saco su petición rápido, por si acaso, saco todo el paquete.

Se me resbala la diadema de luces y cuando está por tocarme, la aviento al azar. Y él en vez de reír, luce genuinamente perplejo.

—Ahora, date la vuelta y cierra los ojos. ¡Y ni se te ocurra espiar! —lo apunto, eleva las manos en son de paz y me hace caso.

Lo analizo unos segundos y cuando estoy segura de que no vendrá, abro más la puerta del refrigerador. Busco hasta el final la sorpresa que le hice y que más temprano, Aeron me ayudó a esconder la caja en las profundidades de la sección de verduras.

—¿Es por eso que este año Aeron no me insistió en ir a cenar fuera? ¿Qué planearon?

Al escuchar su voz, por reflejo intento levantarme y me pego en la cabeza. No sé si mis neuronas se acomodaron o mi cerebro se dañó más, si es eso posible.

—¡¿Estás bien?! —la voz preocupada de Kieran se acerca.

—¡Estoy bien! ¡No te acerques! —me sobo con una mano, me punza la cabeza y ahogo mis quejidos.

Saco la caja y con lentitud me dirijo a la cocina, cierro la puerta con mi pie y veo a Kieran de espaldas, esperando por mí. Al verlo así, no puedo evitar sonreír.

—Escucho tus pasos —me dice y su tono es alegre, como si quisiera reírse.

Me apresuro ahora que ya me escuchó y dejo la caja detrás suyo, la sostengo y quito la tapa. Me aseguro que nada se haya aplastado o arruinado.

—Ya casi, espera a que te avise —le pongo las velas de color plateado y las enciendo con el pequeño encendedor. —¡Listo! Ya puedes ver.

Kieran ríe, con emoción.

Mi corazón late más rápido y veo en cámara lenta cuando se da la vuelta y observa mi sorpresa: Un pastel de cumpleaños de chocolate amargo con la cubierta de color negro y las letras de “Feliz cumpleaños, Kieran”, en color blanco.

Sus ojos se ven tan bellos con ese brillo y las flamas reflejándose en ellos, con una expresión que refleja dulzura, una pequeña sonrisa de sorpresa, dicha, que disfruta este pequeño momento, se ve tan tierno así. Es como si nunca antes lo hubiera vivido, esa ambivalencia cuando ocurre un evento inesperado de buena manera.

—Tal vez no sea la mejor cocinando pasteles, pero sí decorando. Está hecho con amor y con las manos de los tres: Elira, Aeron y yo. Espero te guste ya que sin su ayuda, no pudiera decirte esto apropiadamente; Feliz cumpleaños, Kieran —sonrío ampliamente, desbordante de alegría y gratitud por hoy, por poder pasar su cumpleaños juntos y apreciar su bella y pura expresión.

Nos miramos y sonreímos al instante.




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