# De Fake A Date

Juntos bajo la lluvia

Al subir a lo alto de su edificio, se encuentra un precioso escenario lleno de luces cálidas en el techo que caen de la estructura de metal color negro, sillones de color blanco con base oscura, asientos de metal en las esquinas, pequeñas mesas de cristal y montón de plantas por doquier, se crea un contraste moderno y elegante. El suelo es de madera el cual llega a lo que es un pequeño jardín y al lado, un apartado de césped que está cerca del barandal de cristal, y es adornado con varias luces que resaltan su vista.

Es un lugar espectacular, está vacío, seguramente por la hora, lo que le hace tener mayor impacto en la dimensión de todo el espacio con esa grandiosa vista nocturna, con las luces de los edificios, de las calles y los ruidos de la ciudad.

—Te doy la bienvenida a mi lugar feliz o más bien, mi escape del estrés. Su milésima inauguración necesita cerveza —da una vuelta y deja lo que trajimos en una mesa cerca del barandal. —Estos asientos tienen la mejor vista.

Lo sigo y dejo lo que cargaba conmigo, es un revoltijo de cerveza, refrescos, papas fritas, galletas, dulces y pan empaquetado. Al acomodar todo, confirmo sus palabras, aunque sientes que te puedes caer.

—Es precioso y bastante amplio, puedo entender el por qué te gusta estar aquí —me abrazo a mí misma por el frío que hace, una corriente de aire llega y por un momento, casi no puedo respirar del impacto.

Kieran va corriendo a los sillones y nos trae dos mantas que sacó de por ahí, lo cual me da gracia y a la vez, se me hace un gesto tierno cuando me cubre con delicadeza.

Le agradezco por la suavidad y calidez del peluche de la manta color azul oscuro, asiente y me pasa una lata de cerveza.

—Si no comes antes, el alcohol se te subirá rápido. Debimos pedir comida antes de predecir nuestro trágico destino —agarro la lata y dudo si beber o no al tomar en cuenta lo que dije.

—Le hubiéramos pedido a Aeron que nos pidiera pizza o hamburguesas antes de irse con Elira.

Río al recordar que antes de iniciar el en vivo, ambos estaban haciéndonos compañía y después nos dejaron nuestro espacio, me pareció extraño. Creí que todos íbamos a celebrar en conjunto, una cena entre amigos o salir por ahí.

—Te recuerdo que tú fuiste quien los dejó ir, en primer lugar. Casi los corriste —abro la bolsa de papas fritas, le ofrezco y agarra unas cuantas.

Rodea los ojos y mastica una papa frita.

—No quería detenerlos, sabía que iría para largo. De haber sabido la sorpresa, hubiéramos asado carne aquí o algo así —sonríe ante la idea y mira a un punto en el fondo, imaginando su idea.

Sonrío al pensarlo y suena bastante a un plan que haríamos los cuatro.

Quería decir “Para la siguiente ocasión”, pero… ¿Realmente habrá una siguiente? Lo nuestro es temporal, y después de todo, cada uno seguirá su camino.

Al pensar en ese hecho, siento una punzada en mi corazón, de decepción.

—Las sorpresas son sorpresa por algo —le saco la lengua para aligerar el ambiente, me burlo y sonríe. Abre la lata de su cerveza y bebe un poco. —Mínimo unos sandwiches, no puedo creer que no tengas ni lo básico en tu cocina, Kieran.

—Oye, oye. En mi defensa, no he hecho la despensa semanal.

Niego y como papas fritas.

—Sí, claro. Lo que digas. ¿Y por qué no planeaste una gran fiesta de cumpleaños o un plan más elaborado? Creí que te gustaba el ruido y el alboroto —decido abrir la cerveza y acompañarlo a beber, no quiero concentrarme en pensamientos tristes, es hora de tragarme las penas.

Se toma unos segundos en responder, bebe otro trago y suspira.

—No me gusta mi cumpleaños. Sé que debería estar agradecido de todo lo que recibo y por supuesto, lo estoy. Aunque no soy fanático de grandes celebraciones si no es necesario aparentarlo. Tal vez no tenga sentido…

—Lo tiene y lo comprendo tanto —le aseguro antes de que comience a minimizar lo que siente y es totalmente válido. —Puede que influya un recuerdo agridulce, grandes expectativas o la nostalgia de los viejos tiempos, sin embargo, cualquiera que sea la razón, es comprensible. No tienes que forzarte a hacer una actividad que no deseas por la presión de los demás. Y sueno como una hipócrita por la situación que somos cómplices, pero es lo que pienso.

Sonríe con alivio y asiente.

—Creí que cuando creciera, eso cambiaría, pero no. Y tenía la idea que cuando tuviera éxito, me sentiría diferente y ni así. Fue como si quisiera convertirme en alguien más y terminé siendo un personaje más que mi esencia. Hasta llegar a un punto en donde me sentía harto de ser yo.

Al escucharlo abrirse en su sentir con ese nivel de profundidad por primera vez, siento la necesidad de hacerlo sentir escuchado, en cuenta.

—¿Y todavía te sientes así o es ocasional? —le pregunto y doy un sorbo a mi cerveza, me da un poco de frío mientras más bebo.

—Ocasionalmente, como en todo, hay altas y bajas. Debo confesar que me alegra el estar pasando mi cumpleaños así en vez del ruido y escándalo superficial. Supongo que ya me siento viejo para salir de fiesta cada fin de semana —ríe y la conversación fluye a un tono alegre aunque honestamente, es amena.




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