De La Luz A La Oscuridad

Capítulo 2

Después de unas horas de viaje, Regedy y los soldados llegaron al pueblo. Cansado y exhausto por el largo camino llego hasta la prisión. El capitán ordeno que lo pusieran en una de las celdas, donde ahí también se encontraban otros presos; algunos ladrones, otros estafadores y otros ebrios. Se puso en una esquina para descansar. Pensaba mucho en la situación que se encontraba y lo que le había pasado días anteriores, creyó que algún dios era causa de su infortunio. No recuerda haber hecho algo tan malo para recibir tal castigo.

«Entonces ¿por qué? » se preguntó.

Al día siguiente el capitán ordeno a uno de sus soldados que saque de su celda a Regedy y lo traiga para interrogarlo acerca de lo que paso aquella noche.

—Siéntate —le dijo— Y entonces ¿ahora si me dirás que es lo que paso en ese lugar?

—¿Por qué soy prisionero? —le cuestiono

El capitán sonrió sarcásticamente y le respondió: —Yo hago las preguntas aquí. Responde lo que te pregunte.

—Un hombre con alas lo hizo —respondió cortante

—¿Qué dices? ¿Cómo que un hombre con alas?

—Lanzaba fuego con sus manos y así incendio todo.

—¿Qué hacia el allí?

—No lo sé.

—¿Cómo lucia él?

Regedy tenía grabado muy bien la apariencia del individuo y con remordimiento empezó a describirlo: —era muy alto quizás medía 2 metros, tenía el cabello largo de color rojizo como el fuego, sus alas se veían tan blancas como la nieve y eran tan grandes que le llegaban casi hasta los pies, con ella se mantenía a flote en el cielo. Tenía la mayor parte del cuerpo cubierto por una armadura, del torso para abajo además cubierto por mantos y en su espalda creo que llevaba unas lanzas.

Al capitán le resultaba difícil de creer en lo que le contaba acerca de este ser, a sus ojos él era un simple errante por lo cual pensaba que tenía alguna alucinación o estaba exagerando. En vista de que Regedy respondía lo mismo pensó que tenía un tipo de trauma y sin más interés paso a preguntarle otras cosas.

—¿Cómo dijiste que se llamaba tu tribu?

—Benkali.

—¿Qué hacían por esas tierras?

—Estábamos juntando recursos para trasladarnos a otro lugar.

—¿Hacia dónde se dirigían?

—Hacia el rio Atenari —mintió.

—todas esas tierras por donde se encontraba tu tribu le pertenecen al reino de Lurien y ustedes lo habían invadido, aprovechando y saqueando todos los recursos de ese lugar. Al no ser hombres de este reino su castigo es la esclavitud. ¿Sabes? un día antes de que tu tribu se incendiara los habíamos visto a ustedes pero eran muchos así que teníamos planeado volver al siguiente día con más hombres para capturarlos pero para su fortuna o desgracia todo el lugar fue destruido la noche anterior. Ahora sabes que te espera.

Luego de la interrogación el capitán ordeno que lo devolvieran a su celda y uno de los soldados por curiosidad le pregunto al capitán si Regedy le conto lo que sucedió.

—¿Y averiguo algo capitán?

—Al parecer fue una criatura voladora extraña lo que causo todo. El chico menciono que se veía como un hombre pero tal vez estaba alucinando o ebrio cuando paso todo eso, son errantes —conto sarcásticamente.

—¿Acaso existe un hombre que pueda hacer todo eso? —pregunto incrédulo.

—¿En serio crees que haya sido un hombre? Dijo que poseía alas —respondió irónicamente— Hay hombres muy poderosos ¿acaso nunca has escuchado hablar sobre los paladines del reino? Pero ninguno posee alas ni puede volar.

—Si pero nunca los he visto utilizando su poder, solo los rumores que se dicen sobre ellos.

—Te sorprendería ver su poder.

—Capitán, dijo que era una criatura voladora, acaso podría...

—Mañana iremos a buscar otros hombres por si quedan vivos y a buscar la criatura que hizo eso —le interrumpió.

—si capitán.

En su celda Regedy renegaba de la situación que le esperaba, después de sufrir aquella fatídica tragedia ahora tenía que servir a los intereses de hombres que desconocía, su futuro seria ser un esclavo por tiempo indefinido, todo eso solo por cazar animales y recolectar alimentos en tierras que sus padres y sus amigos le dijeron que no pertenecían a nadie. Sintió que el mundo se enseñaba con él.

«!No puede ser! ¡maldita sea!» pensó, «necesito salir de aquí».

Pero aunque lo quisiera no podía hacer nada estando encerrado, solo le quedaba esperar.

Al siguiente día el capitán Denaro ordeno que sacaran nuevamente de su celda a Regedy pero esta vez no para interrogarlo sino para mandarlo a otro lugar.

—Parece que no hay más errantes. Quiero que lo lleves a Naladar, allí se encuentran otros esclavos errantes y le dirán que hacer —ordeno.

—¿Solo lo llevare a él? —cuestiono el soldado.

—Si el joven pudo sobrevivir, puede que haya otros allá afuera —comento otro.

—¿No sería mejor esperar? Por si encuentran otros para llevarlos a todos juntos.

—No me cuestiones soldado ¡ve y haz lo que te dije! —ordeno seriamente.

—Sí, lo siento capitán.

Entonces los soldados pasaron a encadenarle las manos y los pies a Regedy, lo revisaron por si tenía algo escondido y lo pusieron en una especie de carroza, esta estaba dirigida por un caballo y en el espacio estaban los esclavos o presos que se iban a trasladar, máximo para una capacidad de hasta 4 individuos. El espacio no contaba más que con una pequeña ventana con rejas para que entre el aire y que los presos no pudieran escapar.

—Ustedes soldados, vamos a continuar con nuestra patrulla —ordeno.

—si capitán.

Montando en sus caballos se dirigieron hasta la zona donde encontraron a Regedy y se dispusieron a buscar a otros errantes que pudieran estar vivos o a la criatura para capturarla. Al llegar hasta poco más allá del rio donde cayó Regedy, encontraron un cadáver en estado de desintegración. Se bajaron a ver que podía haber sucedido y notaron que posiblemente había sido un errante atacado por algún animal por las marcas en el cuerpo que apenas se podían distinguir. Cabalgaron muchas horas buscando pero no hallaron nada más. Mientras regresaban al pueblo se toparon de nuevo con la destruida tribu Benkali.



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En el texto hay: angeles, reinos, batallas

Editado: 15.07.2022

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