De lo que deseamos y no podemos olvidar

Carta 2 (12 de Agosto)

12 de Agosto del 2023

Bogotá, Colombia

Querido mío:

Esta tarde releí la carta que te he escrito y no puedo soportar la idea de que tú no vayas a hacerlo. Es doloroso que todo esto que siento tenga que quedarse en mi pecho, cuando debería estar contigo. Sé que lo entiendes, porque también desearías que tus canciones lleguen a los oídos correctos.

¡Me duele profundamente el alma, querido! Es una injusticia para los dos, no es posible que estemos ahora, en este momento, tiempo y espacio, pero que así mismo seamos tan distantes. No quiero seguir despertando con el lado vacío de la cama, ese, tu lugar. Te lo pido de nuevo, reclama con ímpetu lo que por derecho es tuyo; que en todo caso sería yo.

Quiero saber si algunas noches sueñas conmigo y si por el día te preguntas quién soy. Yo lo hago, querido, sueño contigo y me duele el cuerpo porque sigues distante y me despierto justo cuando tus ojos recaen sobre mí. ¿No es una tortura? Preferiría no soñarte y que la añoranza de «nosotros» muriera también. No creo que pueda soportarlo más querido mío.

Debo admitir que no me gusta ser fan de la duda, pero algunas veces la prefiero, porque no sé qué será de mí cuando tenga la certeza de que le perteneces a alguien más; que esos increíbles ojos azules miran con amor a alguien más y ese alguien no soy yo.

¡Me he condenado, tú me has condenado!

Me encuentro enferma de este sentimiento diáfano y en los tuyos conseguiré la cura. ¡Búscame, por favor!, tanto como yo lo hago, no cruces los brazos ni te sientes a esperar que nos quedamos sin tiempo de amarnos. De amarnos, amor, de amarnos.

Seamos los extraños que se enamoran, amor.

Siempre tuya, eternamente tuya

       A.D.I




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