De regreso ¿a quedarme? ..... (corrigiendo)

Cap. 23

💖💖Capítulo 23💖💖

Samantha

Cristian me aprieta la mano fuerte, me siento nerviosa, espero que no pelee, lo miro y esta más molesto que antes, el me mira y veo desilusión en él, mi corazón se oprime, me siento mal, me suelta y se va. Yo intento ir donde el pero marcos me agarra.


—Oye Suéltame— le digo molesta.


—Disculpa, no quiero causar problemas, si quieres voy y hablo con el— me le suelto y ya no veo a Cristian, a donde se fue, mierda.


Empiezo a buscarlo con la mirada, a donde se fue, camino y no lo veo, de repente siento algo que se me clava en el pie y tiro un grito de dolor, me tiro en la arena.


—Que paso, que tienes— se me acerca Marcos preocupado, reviso mi pie y está sangrando mucho, él lo ve, inmediatamente me carga, y yo le digo que me suelte que yo puedo, pero no me hace caso, me sienta y revisa.


—Es un vidrio y esta profundo, deja llevarte con los paramédicos que hay aquí— vuelve y me carga, le digo que me suelte pero no hace caso.


Aunque no quiera tuve que agárrame de su cuello, esto es insólito, el día en vez de mejorar empeora y Cristian debe de estar pensando lo peor de mí.


Llegamos, me sienta en una camilla que tienen, me pasan una bata, y ahora recuerdo que estoy en un bikini diminuto y que mi jefe me está viendo así, me la coloco de una vez, me quejo del dolor, duele con cojones, estas cosas solo me pasan a mí, me recuesto frustrada.


El paramédico me dice, esto va a doler resiste, no me da tiempo a reaccionar y tiro un grito.


—Mierda, no podías esperar— le digo molesta.


No dice nada, veo a Marcos y está sentado viendo todo, el paramédico me dice que me va a poner anestesia porque hay que darme unos puntos.  Termina de coserme y me venda el pie, ahora andaré cojeando y en la playa, esto es el final.


—Gracias— me bajo con cuidado, intento poner el pie en el suelo, pero me duele. 


—Tomate esta pastilla, te aliviara el dolor— me pasa agua y me la tomo. 


Marco se acerca para ayudarme, pero no quiero, intento caminar con un solo pie dando brinco, pero se me dificulta


—Sabes que puedo llevarte— me dice riéndose, me rindo y dejo que me lleve, entrego la bata, me carga otra vez, estoy segura que si Cristian ve esto le da algo. Veo que el me lleva para otro lado.


—Oye a donde me llevas, es para ya, no piensas secuestrarme o si— le digo un poco asustada.


—Claro que no— 


No camina mucho y se detiene en una casa de playa muy linda, es blanca con detalles azules, me deposita en uno de los muebles que tiene la casa.


—Dame un momento tengo que buscar algo— yo asiento.


—Mi heroína— escucho la voz de Luna, me abraza.  —Viniste, vamos a salir— me dice toda emocionada.


—Hola preciosa, ahora no, en otro momento será— le digo con una sonrisa.


—Con que tú eres la dichosa heroína— dicen riéndose.


—Oh, señorita Olivares como estas, hace tiempo no la veía—  le digo con una sonrisa, es la hermana de Marcos, Lorenza.


—Cuantas veces te lo voy a decir Llámame por mi nombre, no sabía que estabas por aquí, que te paso en el pie— me dice, dando un beso en las mejillas y sentándose a mi lado.


—Nada grave, un vidrio— le digo restandole importancia.

 

—Sabes, esta niña loca no se ha cansado de hablar de su heroína, la que la salvo de ahogarse— dice ella riéndose y cargando a Luna, yo rio.  —Ella es un poco imperativa y hay veces que se nos va y ni cuenta nos damos, cuando no la vimos Marcos casi se vuelve loco, salimos a buscarla—

 

—No me imagino como ustedes estaban, cuando vi que se estaba alejando, no lo pensé y fui a su rescate— digo y Luna me abraza.

 

—Te puedo hacer una pregunta, espero que no te moleste— me dice, yo asiento con un sí. —¿Le diste una oportunidad a mi hermano? — me dice toda feliz. Y mi cara es de sorpresa, ósea él le dijo.


—Sam, te traje esto para que te lo pongas y estes más cómoda— sale marco, se detiene al ver a su hermana.  


—Le vas a dar de mi ropa— le dice Lorenza con una sonrisa.


—No es necesario, estoy en la playa, además ya me tengo que ir—


—No te vayas— dice luna abrazandome.


—Lo siento corazón pero me tengo que ir, hay personas que me están esperando—  ella sigue abrazándome, escucho que está llorando.  —Chiquita no llores, mira, ve con tu padre y tu tía, te prometo que un día saldremos si—


—Lo prometes— me dice, yo asiento, ella me da una sonrisa y saca su dedo meñique. —Promesa— y hacemos la promesa del meñique.


—Fue un placer verte, seguiremos hablando cuando vayas a la oficina, ahora aprovecha tus vacaciones— me dice Lorenza dándome un beso en la mejilla.

 

Me despido de ambas, le digo a marcos que no me cargue, que mejor me sostengo de él, el acepta no muy contento, pero es mi decisión y debe aceptarla, empezamos a caminar, lento, pero le llegamos.


La hermana de él es de mi edad, es rubia, alta, ojos verdes, delgada, muy bonita, ella no se cree superior a los demás, siempre nos llevamos bien, ella iba muy seguido a la editorial, pero dejo de hacerlo, por problemas de salud, supe que ella es mi suplente hasta que regrese de las vacaciones. 


En el camino no hablamos, es mejor así, parece que él le dijo que yo le gusto, tengo que volver a dejar las cosas claras, no quiero que piense que tendrá alguna oportunidad conmigo.


Después de caminar tanto que me parecieron eternos, ya estamos llegando, veo a mis amigas y a los chicos, menos Cristian, ellas me ven me miran sorprendida, se dieron cuenta con quien estoy.


—Gracias por acompañarme— le digo soltándome y me agarro de una mata.


—Fue todo un placer— me dice dándome una sonrisa y pasando su mano por mi mejilla, la aparto.  —Lo siento, yo— no dejo que hable.


—Escucha, te agradezco tu ayuda, pero no quiero que malentiendas las cosas, estoy con alguien como te pudiste dar cuenta, dejamos las cosas claras aquel día en la oficina, no quiero que salgas herido por hacerte ilusiones conmigo, además por tu pequeña imprudencia de hace un rato mi novio se molestó, así que te voy a pedir que nos tratemos como jefe y empleada, si— le digo, lo miro y no está molesto.


—Se que no tendrá oportunidad contigo, solo me siento muy agradecido contigo por haber ayudado a mi hija, es mi vida y me moriría si la pierdo, nunca fue mi intención causarte problemas, pero no te voy a negar lo que siento por ti, pero no te preocupes, nuestro trato solo será de jefe y empleada, te voy a olvidar— me dice, me da una sonrisa y se va.


Vaya pensé que me sentiría mejor, diciendo todo eso, pero creo que no, nunca me ha gustado hacer sentir mal a nadie, he tenido muchos pretendientes el cual los he rechazado, no le doy alas, siento unas lágrimas salir sin permiso y alguien agarrándome.


—Sam estas bien, que te paso en el pie— dice Alex preocupada.


La abrazo y empiezo a llorar, el día estaba tan bien y como se arruino. Ella me lleva a que me siente, todos me ven en esperando a que hable. Le empiezo a contar todo.


—Y ya no lo volví a ver— le digo llorando. 


Los chicos sugieren ir a buscarlo, que ya es hora de irnos, nos colocamos la ropa, primero nos dirigimos al vehículo, a dejar las cosas, ellos empiezan a llamarlo, pero no contesta.


Y la preocupación me invade, y si le pasa algo, no, no pienses en eso, los chicos se van quiero ir pero no puedo, Alex decide quedarse conmigo.


—El estara bien, no te preocupes— me dice.


—Soy muy tonta, tu tenías razón no debí aceptarlo, después que nos reconciliamos pasa esto, es un desastre, este día se volvió una mierda—


—No digas eso, todavía falta, apenas son las once de la mañana— me dice. Yo solo suspiro.




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