Cap. 30

♡♡Capitulo 30♡♡

Samantha

Creo que algo paso aquí entre esos dos, Gregorio ve muy molesto a Arturo, el infeliz solo da una sonrisa de superioridad, me da deseo de arrancarle la cabeza, si eso fuera posible. algo me intriga, Gregorio menciono el nombre de mi madre con dolor, necesito saber, tengo que preguntarle, pero primero tengo que terminar lo que vine hacer.

—Padre, el solo me dio un aventón, es todo— dice Cristal algo nerviosa.

—Vaya, vaya, pero miren quien regreso, te aburriste de estar lejos— dice Arturo riéndose, luego me mira a mí, me guiña un ojo, siento asco de solo escucharlo.

—Lárgate de mí propiedad y tu entra a la casa, tendremos una charla bastante amplia— grita Gregorio.

—Lo siento eso no se podrá, yo vine a tener una pequeña conversación con ella— digo fulminándola con la mirada, veo que se puso más nerviosa.

—Creo que entrare a la casa padre— dice ella, oh, me tiene miedo, veo que se va, pero yo voy hacia ella y le agarro del cabello, ella tira un grito.

—Pero que haces Sam— dice Gregorio, se me acerca.

—Le voy a pedir que no se meta Gregorio, es un asunto entre ella y yo—le digo aun agarrándola del cabello, él va a protestar, pero Cristal le dice que se detenga, me le acercó al oído.   —Escucha, veo que no entendiste nada, déjame en paz, no quiero volver a decírtelo otra vez, tambien dile a tu querido amante que me deje tranquila o esta bella boca va a decir todo lo que sabe y a nadie le va a gustar y menos a tu padre, de saber que tiene una zorra como hija, entendiste y no vuelvas acercarte a mi hombre— ella me mira y tiene lágrimas en sus ojos, ella asiente, le suelto de mala forma que cae al suelo.

Nose porque no me siento mejor, siento lastima, veo a su padre se le acerca, la ayuda a levantarse, yo me siento mal, creo que es envidia, ella tiene a su padre y yo nunca tuve uno que me ayudara en nada, el me mira intrigado, siento que saldrán lágrimas, pero me controlo, yo me mejor me voy, me dirijo al vehículo, pero Arturo me detiene.

—Suélteme— lo miro con odio.

—Silencio muñequita, que le dijiste, ¿qué te dejara en paz?, ¿que no volviera a molestar?, eso solo pasara en tus sueños preciosa, aun me duele el golpe, pero prepárate que me la cobrare todas—  me le suelto y le escupo en la cara.

—Lo mismo le digo, en su sueño pasara las cochinadas que tiene en mente— le hablo molesta, su mirada es maldad y odio puro.

—Todo bien Samantha— dice Gregorio.

Veo que se acerca, yo asiento de que si, que no se preocupe, que vaya a consolar a su niña, el me mira preocupado, luego mira a Arturo con odio, yo nose que siento al ver al señor Gregorio, es una sensación extraña, como si tuviera algún vínculo con él, duro unos segundos viéndolo fijamente, siento nostalgia al verlo, ¿por qué?, no entiendo, me monto en el vehículo y me voy, acelero para que no me pueda alcanzar Arturo si decide seguirme, siento mi corazón latir rápido.

Decido tomar otra ruta, siento las lágrimas querer salir, me limpio los ojos con fuerza, no voy a llora. Estaciono el vehículo y salgo, entro a la cafetería y busco a Ivan, lo veo, me le acerco, el me ve y yo lo abrazo.

—Sam te encuentras bien, que paso—

—Tienes algo de beber, que sea fuerte— él lo piensa por un momento luego asiente de que si y sale en busca de lo que le pedí, me siento en una de las mesas, no voy a llorar, no voy a llorar, me digo a mí misma. Veo que ya viene con una botella en mano y vaso.

—Tuviste algún problema con Cristian, ¿qué te hizo? porque si es así voy y le parto la cara— dice mirándome preocupado.

—No es eso, es otra cosa que me tiene así— le digo, mientras me sirvo de la bebida que mata, ósea el alcohol, me la tomo de golpe, wow quema la garganta.

—Espera, me queda media hora, si quieres podemos ir a otro lado y hablamos mejor, está bien, no tomes más, deja termino—  se va a terminar con los clientes.

Esta cafetería me trae muchos recuerdos las pasábamos genial, siempre veníamos a tomar malteadas con galletas, con Cristian tuve un par de citas aquí, todo está igual, con algunas cosas más modernas, pero igual, suspiro y una lagrima sale sin permiso y no la detengo, como me hubiera encantado que todo fuera diferente, tener a mi madre y un padre, que no sé porque nos abandonó, y no tener la molestia de ese viejo infeliz el cual aborrezco con el alma, nose cuanto tiempo ha pasado, veo a Iván que se acerca y yo estoy con lo lagrimones.