Capítulo 6

La ruidosa alarma me arrancó de mi sueño, marcando el inicio de otra semana. Un suspiro escapó de mis labios al reconocer el inevitable lunes. Desde lo que pasó con Klaus, no había vuelto a saber de Jess. Hoy, en el instituto, planeaba abordarla para intentar restaurar nuestra amistad. Los recuerdos de la noche con Klaus seguían revoloteando en mi mente, inolvidables.

La suave luz del sol se filtró entre las cortinas al abrir mis ojos, creando un contraste con mi estado de ánimo. Me levanté con una extraña sensación.

Al llegar al instituto, el bullicio habitual de los pasillos se mezclaba con las voces de los estudiantes. Entre la multitud, divisé a Jess, con su cabello castaño destacando entre los demás. Decidida, me acerqué a ella.

—¡Jess! —llamé, pero al girarse, vi una mueca de disgusto en el rostro de mi amiga. Jess continuó hablando con otros sin prestarme atención.

Extrañada, me acerqué más.

—Oye, Jess —toqué levemente su brazo.

Jess se apartó bruscamente y me miró con desprecio.

—No me toques. Ni siquiera vuelvas a dirigirme la palabra —sentenció antes de marcharse, dejándome sola y desconcertada una vez más. Las personas que estaban con Jess se rieron, aumentando mi confusión.

¿Qué acaba de pasar? Me pregunté mientras mis pensamientos me invadían. Mi única amiga, la persona en la que confiaba, ¿por qué me hacía esto?

Decidiendo no dejar que mis pensamientos me consumieran, me dirigí a mi salón de clases. Al llegar, noté a una nueva chica sentada detrás de mi asiento.

Las clases transcurrieron hasta el momento del descanso, y me di cuenta de que no había tenido tiempo para desayunar. Decidí dirigirme a la cafetería en busca de algo para comer.

Antes de salir, sentí un toque en mi brazo. Me volví y vi a la chica que se había presentado como Katherine Dubois. 

—Disculpa, ¿sabes dónde quedan las aulas de los de último año? —preguntó la chica con una expresión de alivio.

—Claro, ¿necesitas que te acompañe? —ofrecí.

Katherine asintió con gratitud.

Mientras caminábamos, Katherine me contó un poco sobre sí misma: se había mudado debido al trabajo de su padre, era de Francia y tenía un hermano. Al llegar al tercer piso, Katherine admitió no estar segura de la ubicación del aula.

—Espérame un momento —dijo antes de desaparecer en busca de ayuda.

Mientras esperaba, observé a mi alrededor y vi a Jess con sus nuevas amigas, sintiendo una punzada de tristeza y confusión.

Decidí irme, planeando explicarle a Katherine más tarde. Sin embargo, apenas había descendido tres escalones cuando un chico se interpuso en mi camino.

Nos miramos por un momento, y el chico, rubio y alto, con ojos verdes, habló.

—¿Entonces tú eres la idiota que derramó su café sobre Klaus? —dijo sin rodeos.

Me quedé atónita.

—¿Disculpa? —respondí, desconcertada.

Me di cuenta.

Rubio, alto, ojos verdes. Era Jordan.