El agua tibia envolvía mi cuerpo, acariciándolo con su suave fluidez, mientras dejaba que la relajación se filtrara por cada poro de mi piel. Mis pensamientos divagaban en medio de la corriente, desviándose hacia los recuerdos de momentos pasados.
Había quedado en encontrarme con Katherine para ir juntas a la feria, una actividad que solía compartir con Jess en tiempos pasados. Una pizca de melancolía se mezclaba con la anticipación, recordando a mi amiga.
—La extraño — susurré para mí misma mientras apagaba el grifo.
Al salir de la ducha, me apresuré a vestirme, y con paso ligero me encaminé hacia el cuarto de mi tía Mary para informarle de mi salida. Al detenerme frente a la puerta, la observé durante unos instantes antes de llamar su atención.
—Llevas casi diez minutos así, Ava. ¿Qué quieres? — inquirió mi tía, sin apartar la vista de su celular.
—Hice una nueva amiga, me ha invitado a la feria. ¿Puedo ir? —respondí con una mezcla de nerviosismo y expectativa.
La mirada de mi tía se endureció levemente antes de que formulara su siguiente pregunta. —¿Qué pasó con Jess? Hace tiempo que no la veo por aquí.
Un suspiro escapó de mis labios antes de responder. —Se ha enojado conmigo por una tontería, no quiere hablarme — admití con pesar.
Lo que siguió fue un sermón de media hora por parte de mi tía, quien insistía en la importancia de reconciliarme con Jess, recordando los años de amistad compartida. Finalmente, acordamos que no me pasaría de la hora de llegada establecida.
Con un beso en la mejilla, me despidí de la tía Mary y salí de la casa. Al poner un pie fuera, me percaté de que Katherine me esperaba en un elegante auto.
Vaya auto, pensé, admirando brevemente el vehículo antes de dirigirme hacia él.
No sabía que tenía tanto dinero.
Emprendimos camino hacia la feria, llegamos luego de media hora.
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—¡Quiero bajar, Katherine dile que me bajen! —exclamé, luchando contra la sensación de mareo que amenazaba con abrumarme.
¿Cómo pude aceptar esto?
Katherine me estuvo insistiendo para subir a "la bailarina" una cosa que daba más vueltas que un trompo.
—¡Siento que voy a salir volando!
Katherine, entre risas, intentaba calmarme, aunque sin poder evitar divertirse ante la situación.
Sollocé, las lágrimas empezando a empañar mis ojos y mis manos temblando con intensidad.
Olvidé contarle a Katherine sobre mi miedo a las alturas.
Esta pareció darse cuenta de lo que me pasaba e inmediatamente trató de tranquilizarme.
—Hey, Ava —hizo que la mirara— todo está bien, ya va a terminar.
Y justo como lo predijo, la atracción se detuvo.
Cuando por fin bajamos, mis piernas flaquearon un poco, pero gracias al agarre de Katherine pude mantenerme de pie.
—Mi hermano está por llegar, vamos a esperarlo y si quieres después podemos irnos.
Respondí con un "está bien" y con un débil movimiento, me dejé caer en una de las bancas cercanas, aún temblando.
Rato después pude divisar dos figuras masculinas acercarse a nosotras.
Cuando los tuve de frente me di cuenta de quiénes eran: Klaus y Jordan.
¿Klaus era su hermano?
Levanté un poco la cabeza, nuestras miradas se encontraron.
No había expresión en su rostro, por más que quisiera leerlo, no podía.
—¿Qué le ha pasado? —preguntó Jordan mirando cómo mis piernas y mis manos temblaban.
Klaus pareció darse cuenta.
—Subimos a la bailarina, no sabía que se pondría así. —explicó, mirándome.
Sin poder articular palabra, me quedé inmóvil, intentando recuperarme del mareo y la ansiedad.
—Le tiene miedo a las alturas, ¿no te lo dijo? —intercedió Klaus, revelando su conocimiento sobre mi temor.
—No... no me dijo nada, pero, ¿tú cómo sabes?
Fue lo último que pude escuchar.