De regreso a ti

Capítulo 10

El sonido penetrante del celular rompió el silencio de la habitación, arrancándome de un sueño intranquilo. Después de la angustiosa discusión con mi tía, me refugié en mi cuarto, entregada al agotador remolino de emociones. Mis lágrimas se convirtieron en un pasaporte hacia el reino del sueño, donde el cansancio y la desesperación se fundieron en una tregua momentánea.

Con pasos pesados y la mente aún envuelta en la niebla del sueño, me acerqué a la mesita donde reposaba mi celular. Parpadeando, luché por enfocar la pantalla y descubrí una serie de mensajes desconcertantes.

"Tu tía pareció entender."

"Creo que le caí bien."

"Me dijo que hablaría contigo, no te preocupes."

Un torbellino de pensamientos se desató en mi mente. ¿Quién podría estar enviándome esos mensajes sobre mi tía? ¿Acaso Klaus, con quien había compartido mi angustia y confusión? Pero ¿cómo había obtenido mi número? Una amalgama de alivio y confusión se apoderó de mí. ¿Acaso mi tía no estaba tan molesta como temía? La esperanza se abrió paso en mi corazón, pero una duda persistente se instaló en mi mente: ¿cómo pude olvidarme de ella?

Mientras mis pensamientos se debatían en un mar de incertidumbre, un golpeteo suave resonó en la puerta. Un "pasa" apenas audible escapó de mis labios, y mi tía apareció en el umbral.

Se sentó a los pies de mi cama con una expresión afligida en el rostro. Las palabras que intercambiamos estaban cargadas de pesar y arrepentimiento. Mis disculpas se entrelazaron con las suyas en un baile de emociones encontradas.

—Perdóname, tía —susurré, las lágrimas amenazando con escapar de mis ojos.

—Perdóname tú a mí, Ava. No debí golpearte, estaba asustada y preocupada, no supe de ti en toda la noche —su voz temblaba con angustia.

La culpa me envolvió como un manto pesado.

—Lo primero que debí hacer al despertar era escribirte, pero ni siquiera lo pensé.

—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó, su mirada buscando respuestas en mis ojos.

Pasamos un rato en mi habitación, compartiendo nuestras preocupaciones y temores. Al final, nos disculpamos mutuamente y acordamos que mis amigos debían avisar si algo similar volvía a ocurrir.

—¿Y ese muchachito qué? —preguntó con una chispa traviesa en los ojos.

Un rubor se apoderó de mis mejillas.

—Es el hermano de Katherine, también va al instituto, pero no hemos hablado mucho.

Sin previo aviso, mi tía empezó a bromear, y así se nos escapó la mañana entre risas y confesiones.

Después de que mi tía se marchara, me sentí aliviada por haber aclarado las cosas, pero aún quedaban muchas interrogantes en mi mente. ¿Cómo había conseguido Klaus mi número? ¿Y por qué había decidido intervenir en mi situación familiar? Estaba agradecida por su ayuda, pero también intrigada por sus motivos.

Decidí enviarle un mensaje a Klaus para agradecerle por su intervención y preguntarle cómo había obtenido mi número. Su respuesta llegó rápidamente, explicando que había conseguido mi número a través de Katherine, quien estaba preocupada por mí después de lo ocurrido con mi tía. Me sentí agradecida por el gesto de preocupación de Katherine, pero también me preguntaba por qué Klaus se había involucrado de esa manera.

El fin de semana pasó rápido, era hora de volver al instituto. Al llegar ingresé a clases, estas se pasaron volando. Salí del salón y me dirigí a la cafetería, al entrar mi vista se dirigió a Klaus, estaba en una de las mesas del fondo, con él se encontraban Katherine, Jordan y una chica totalmente desconocida para mí.

Una vez tenía mi bandeja, empecé a buscar dónde sentarme, hasta que vi cómo Klaus me hacía señas.

—Hey, bonita —gritó mirándome, sentí cómo todos los ojos se posaron en nosotros — siéntate con aquí.

Avergonzada, me dirigí hacia ellos. La chica que estaba ahí me miraba mal, quise sentarme junto a Katherine, pero Klaus me atrajo hacia él.

Lo miré y me sonrió.

—¿Pensabas comer sola?

—No... estaba buscando a algún conocido.

—¿Y nosotros qué?

Miré a todos los presentes en la mesa, Katherine reía por las palabras de Klaus, Jordan y la chica me miraban mal.

Aún no logro entender por qué le caigo mal al chico.

Entre risas y comentarios se pasó el almuerzo, era hora de volver a clases. Me despedí de todos y le agradecí a Klaus por dejarme acompañarlos. Antes de salir de la cafetería escuché cómo llamaban mi nombre, y sin esperar que volteara, tomaron mi brazo.

—Espera, Ava.

—¿Qué pasa, Kat?

—Estas dos semanas que darán de vacaciones iremos a una casa de campo, ¿te gustaría ir con nosotros?

Si estará Klaus, obviamente iré.

—Bueno, debo preguntarle a mi tía.

—Claro, ya sabes dónde encontrarme.

Debía ir sí o sí.



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En el texto hay: amorjuvenil, romance, amor imposible

Editado: 04.05.2024

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