Deathly Prince.

Capítulo 9.

De haber estado de pie, estoy segura que me hubiese desmayado o que mis piernas hubiesen flaqueado, pero simplemente me quedé contemplando a Mila, como si fuera la primera vez que la veía.

De pronto, la habitación me pareció pequeña y no podía formular ningún pensamiento. Nada parecía tener sentido ahora, por más que yo tratara de procesar y comprender la información.

¿Cómo era posible que mi padre hubiese sido un hada? ¿Por qué vivió en el mundo mortal? ¿Por qué no quedarse en su mundo, donde estaba seguro? ¿Por qué no se llevó a mamá?

—Un cazador le clavó una estaca de hierro —dijo Mila, después de un minuto y regresé la mirada a ella—. No fue un accidente, como todos dijeron.

—Pero… ¿tú lo sabías?

—Vaslav me hizo jurar que no le diría a nadie. Yo fui la primera que lo supo, aparte de Roza… Somos brujas, como verás, pero esto no está ni confirmado ni denegado, por lo que saltan todo tipo de rumores. En todo caso, Vaslav nunca me explicó cómo llegó a nuestro mundo ni por qué, y no parecía querer hablar de ello, pero estaba huyendo, de eso estoy segura.

» Lo ayudé a pasar desapercibido lo más que pude, igual que contigo y con Isaak. Tu hermano es mitad hada, por si te lo preguntas, por lo que puede pasar más desapercibido por los cazadores y no llama la atención. En cambio tú…. No sé qué clase de hada eres, Daryana. Convocas y manipulas el fuego, por lo que puedes ser phirid. Pero también, la naturaleza se doblega ante ti, así que tal vez puedes ser una maveader…

» Sin embargo, hay algo muy oscuro en ti, y sé que lo has notado.

Guardé silencio y traté de asimilar todo lo que Lyudmila acababa de decirme, lo cual era muchísimo.

Un montón de recuerdos acudieron a mí de golpe.

Desde una edad muy corta me había interesado por la naturaleza y todo lo que me rodeaba, me fascinaban los animales y tenía este perfecto sentido y amor con las plantas y flores…

¿Era posible?

Miré a Mila y ella asintió, sin expresión alguna en su rostro.

—¿Mamá lo sabe?

—No —Mila sacudió la cabeza—. Vaslav no quiso que lo supiera porque sería peligroso. Y, de hecho, lo es. No se sabe si hay cazadores en Ushkovo, o si hay más como tú o como yo, y por eso debes ser cuidadosa, Darya.

Asentí. Pero el que Mila me dijera esto no cambiaba mucho.

¿Qué hacía con esta información? ¿A dónde iba?

—¿Por qué me dio el anillo? —alcé la mirada de golpe—. ¿Significa algo?

—Como te dije: él lo sabe todo. Esto es una advertencia, Daryana. Yo nunca he visto cazadores, pero estoy segura de que hay. Si te envió un anillo con una obsidiana significa que él sabe lo que está pasando por aquí.

Contemplé la posibilidad de que hubiesen cazadores muy cerca y mi único pensamiento fue Kasen. ¿Podría serlo?

—Debes ser cuidadosa, Daryana —me advirtió, poniéndome una suave mano sobre la mía—. El peligro está más cerca de lo que imaginas y si no diferencias el bien del mal, las consecuencias serán fatales.

—¿Qué se supone que debo hacer? —quise saber, porque no veía escapatoria alguna—. ¿A dónde debo ir?

—Primero debes averiguar qué quiere Voloshna de ti —señaló.

Me mordí el labio inferior.

—Sí, bueno, nuestra última conversación no fue muy bien que digamos y al parecer, lo hice enojar.

Los ojos de Mila se abrieron de par en par, como si no pudiese creer lo que yo acababa de decirle.

—¿Disculpa?

Un poco insegura, le conté sobre mi encuentro con Voloshna, suponiendo que fuera él, en el bosque la semana pasada. Mencioné la pequeña discusión que tuvimos y cómo terminaron las cosas.

—¡Por eso está el clima así! —me reprochó y sacudió la cabeza—. Niña ingenua.

Solté una risita y vi cómo el ceño fruncido de Mila desapareció, siendo suplantado por una sonrisa leve.

—Eres muy salvaje, Daryana Markova. Me recuerdas mucho a tu padre.

Sonreí muy amargamente.

Aún seguía doliendo. Más de lo que cualquiera pudiera imaginar. Nunca había comprendido cómo realmente mamá había podido continuar como si nada hubiese pasado y casarse con Kasen… Incluso alegó que lo amaba, ¿era posible amar a un animal como ese?

—Sólo mantente alerta y ten cuidado en las personas en las que confías, Darya. Nunca sabes dónde puede estar el peligro realmente —sus ojos oscurecieron cuando dijo aquello último.

Quería prometerle que sería cuidadosa, pero, ¿cómo? Ya había hecho enojar a un dios…

Un dios.

Eso era lo que Voloshna era. Y yo lo había hecho enojar. Por eso el clima estaba así de mal estos días: había provocado una tormenta de nieve terrible.

—Mantén los ojos muy abiertos, Darina —dijo Mila antes de que me fuera de su casa.

**

Pasé tres días más sin ir al bosque, y sentí que me faltaba algo. Pasar en casa la mayor parte del tiempo me asfixiaba. El anillo de obsidiana seguía bien escondido bajo la baldosa suelta, y me aseguraba de ello en cada oportunidad que podía.



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En el texto hay: fantasia, hadas, faes

Editado: 26.09.2020

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