Debe besar a la novia

Capítulo 3: Cuadrado

Capítulo 3: Cuadrado

Isabella:

Pasar toda la noche llorando no había ayudado a mitigar el miedo y el dolor que sentía al imaginar lo que dirían mis padres. Era cierto que estaba aterrada y que estar embarazada había sido por causa de un error, pero en ningún momento cruzó por mi cabeza la idea de abortar o algo por el estilo. No me sentía en la capacidad para decidir por la vida de alguien, aunque Daniela insinuó que lo hiciera.

─Solo tengo que hablar con mis padres─ dije con firmeza─ ellos lo arreglarán todo.

─¿Cómo crees que se sentirán cuando sepan quién es el padre?─ preguntó Daniela deslizando sus dedos por mi cabello.

─No lo sé, solo espero que demanden al idiota de Rodrigo. Seguramente me violó, en mis cinco sentidos jamás hubiese accedido a estar con alguien como él.

─Tampoco es que esté tan mal─ replicó Daniela dándome un codazo. Lo último que necesitaba era evaluar si Rodrigo estaba bien o no, pero si al caso íbamos no entendía que le veían las mujeres puesto que era flacucho y desgarbado, además usaba un corte de cabello horroroso.

─Quizá deberíamos avisarle.

 

 

─¿Para que salga corriendo?─ pregunté tratando de hacer una broma.

Sin embargo mi amiga tomó el teléfono y llamó a Richard, deje que lo hiciera porque sabía que en algún momento tenía que darle la cara al demente padre de mi hijo.

No me sorprendió cuando me percaté del rumbo de la llamada, Rodrigo no iba a venir así Daniela le hubiese dicho que era urgente. Después de todo, para él solo había sido una noche, al igual que para mí, aunque yo no me acordaba de nada. Tampoco es que hubiese querido recordar.

─Es un bastardo─ gruñó mi amiga lanzando un manotazo al aire.

─Parece que la embarazada eres tú─ susurré riendo y luego la risa se convirtió en llanto. Mi vida se había arruinado.

*-*-*-*-*-*-*-*-*

Pasaron los días y el regreso de mis padres se acercaba, estaban ansiosos por ver a su pequeño retoño y le habían tomado fotos a todos los regalos que me iban a traer de cada lugar de la ciudad.

Yo por mi parte parecía un alma en pena, los retortijones estomacales aumentaron, al igual que los mareos y la sensibilidad en los senos; el mínimo roce con la tela dolía. Algo estaba creciendo dentro de mí, había un embrión en mi cuerpo robándose los nutrientes esenciales de mi cuerpo. Sin embargo no me molestaba del todo, era un nuevo amigo.

Con tantos pensamientos del bebé y mi futuro no me di cuenta de lo rápido que pasaban los días y que mis padres habían llegado a la casa felices y campantes.

Al verme me abrazaron con fuerza, se veían bronceados y en buen estado de salud, contentos y animados. Sentí una pizca de envidia porque no me llevaran y tristeza al saber lo que me hubiese evitado.

No quise romper su burbuja de felicidad tan rápido, así que me mostré contenta con mis regalos y con escuchar la cháchara infinita de lo buena y bien equipada que sería la universidad donde estudiaría, los buenos amigos que haría y el pequeño apartamento que me comprarían.

Reprimí las lágrimas que amenazaban con delatarme y me disculpé para ir al baño. ¿Un apartamento para mí sola? Me quejé mirándome en el espejo del lavabo. ¿Se me veía la cara hinchada o era mi imaginación? En aquel momento supe que no podía esperar más, tenía que contarles a mis padres.

Isabel y Santiago siempre habían sido unos padres excelentes, eran pocas las quejas que podía tener de ellos y cuando había alguna generalmente era por un castigo que en verdad merecía. Tenían un buen matrimonio que más que en el amor se basaba en la amistad, quienes los veían pensaban que eran un par de amigos, más que esposos.

Ambos eran abogados y ambos eran excelentes en sus profesiones, eran algo mayores comparados con otros padres porque mi mamá había decidido tenerme a los 38, como me había dicho su carrera y su desarrollo estaban primero.

Eran protectores y quizá a veces se excedían, pero no me quejaba porque a pesar de que trabajaban demasiado siempre que los necesitaba estaban ahí para mí, al igual que siempre cumplían al pie de la letra mis antojos y para ellos era su pequeña, su pupila.

Me amaban y yo los amaba, por eso en aquel momento tenía miedo de que se avergonzaran de su torpe hija por embarazarse en su primera relación sexual. Caminé hasta la sala sintiendo que mis manos sudaban y los observé revisando las facturas que se habían acumulado en la mesa en su ausencia.

─¿Dj profesional? ─preguntó mi madre acercando el papel a su rostro hasta que se percató de mi presencia y añadió ─¿Qué es esto Isabella?

Vaya, con que no había eliminado todas las pruebas, pensé con sorna. Bueno la prueba mayor se encontraba en mi vientre.

─Hice una pequeña fiesta de cumpleaños─ respondí escondiendo las manos en mi espalda─ Y además... Hace poco descubrí que... Estoy embarazada─ susurré viendo la punta de mis zapatos.

─¿Qué?─ preguntaron ambos al unísono.

─Que estoy embarazada─ repetí elevando la voz.

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En el texto hay: boda, romance, triangulo

Editado: 02.05.2021

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