Decidí perderte (corrigiendo)

Capítulo 28: Sentimientos

Olivia intentó detener la furia de su padre, sin embargo, Doran, cegado por su locura, ignoró los esfuerzos de Olivia y centró su atención en James quien, debido al respeto que sentía por Doran, se limitaba a soportar los maltratos.

Hasta ese momento, Olivia solo había mostrado su malestar por medio de acciones e intervenciones inútiles, amenazó su padre con algo de suma importancia para él: su reputación.

—¡Ya basta, papá! Si sigues así, no me quedará otra opción más que llamar a la policía.

Ella fingió preocupación por James para detener a su padre. No obstante, la respuesta de Doran destruyó todas sus creencias.

—No me interesa, puedes llamar a quien tú quieras. Es más, te animo a que lo hagas, así podré denunciar a esta lacra por todo lo que te ha hecho.

La interrupción de Olivia sirvió como distracción para su padre y, por un momento, él olvidó su sentimiento de rabia hacia James.

James, muy motivado por el amor que sentía por Olivia, y bajo la falsa creencia de que ella le correspondía, se atrevió a desafiar a Doran.

—Señor Doran.

James se acomodó la chamarra azul que un enojado Doran le había desbaratado.

—No es necesario que haga todo esto. Créame que tengo las mejores intenciones para estar con su hija. No es necesario llamar a la policía.

El tono apacible de James, en lugar de traer la calma, causaba el conflicto en mi marido, que aún no se acostumbraba a su presencia, mucho menos a interactuar con él.

Guiado por la intolerancia que sentía hacia el hombre, Doran amenazó:

—No me interesa saber qué piensas. Lo único que necesito es que te alejes de Oliva, si no lo haces, yo mismo me encargaré de hundirte en la cárcel.

Tras escuchar las amenazas, el hombre descartó su idea de convencer a Doran y, sin pedirle permiso, se unió a Olivia en un acto físico para demostrarle a Doran su cariño hacia ella.

Las palabras demandantes de mi esposo, de inmediato, salieron de su boca al ver la desobediencia de Olivia.

—Olivia... —él extendió sus manos. Pero sus brazos temblaban —, ven aquí. Sabes que no te conviene estar en esa posición.

Una sonrisa nerviosa se apoderó del centro facial de James, Doran tomó su gesto como una burla hacia él. Por ello, para aclarar sus sentimientos hacia él, dijo:

—Sí no te refundo en la cárcel ahora mismo, se debe a que, después de todo, ese niño que mi hija espera es tuyo. Y no me gustaría que, dentro de un par de años, mi nieto se diera cuenta de que yo mandé a la cárcel a su padre.

La dedicatoria de Doran hacia James hizp que su sonrisa nerviosa desapareciera de su rostro. Tras la declaración, el hombre parecía pensar más en su bienestar y el de Olivia, que en los impulsos de amor.

Por ello, poco a poco, se separó de Olivia y colocó una distancia prudente entre ambos. La chica, sorprendida por la actitud cobarde de James y al sentirse desprotegida, se unió a los anhelos de su padre y se apoyó en él.

—Es así, Olivia. Hasta que al fin lo entiendes —mencionaba Doran, parecía hablar con una niña pequeña.

Para justificar su cobardía, James se dirigió hacia Olivia. En un tono personal y bajo una fragil promesa logró calmar los ánimos de la chica.

—Olivia..., mi amor —mencionó la última frase con inseguridad, pues temía alterar el calmado temperamento de Doran que solo la obediencia de Olivia podía controlarlo —, te prometo que solucionaremos todo esto.

—Y yo te prometo que, sin intentas acercarte a mi hija, te pudrirás en la cárcel.

La contestación de Doran detuvo el discurso de James que, tras su respuesta, las palabras ingeniosas le fallaron para contestar.

—Papá... —mencionó Olivia como una súplica, mientras un nudo en la garganta contraía sus cuerdas bucales —No puedes hacerme esto.

Acostumbrado al chantaje de sus hijas, Doran utilizó la misma tactica de manipulación.

—Sí no te callas, haré que James se entere algo muy grave. Uno de tus secretos. ¿Quiéres eso? —le susurró a su hija y a la vez le cuestinó para no encontrar palabras en ella, pues Doran se refería al enamoramiento de ella hacia él.

Sin palabras de despedida, James decidió darle la espalda a Olivia.

—Todo se fue a la mierda.

Lena interrumpió mi concentración, mientras que, de forma inconsciente, asentí con la cabeza y le di la razón.

—Mi esposo está a punto de colapsar, nunca lo había visto actuar así.

La intolerancia reemplazó a la paciencia  de Doran.

—Solo espero que Olivia tome las mejores decisiones a partir de ahora. Esto ha sido un golpe fuerte, Lena.

El ambiente contagió a Lena de emociones tóxicas, por ello, no dudó en darme una respuesta descortés.

—Ese es uno de tus problemas, siempre esperas que todo esté bien o que se solucione solo. ¿Por qué no vas y hablas con tu hija? Parece que nunca has sido protagonista en su vida. Por eso, ni siquiera te reconoce como madre. Perdiste un título que la misma naturaleza te otorgó.

La corrección de Lena acarició las fibras de mi sensibilidad que, con un solo roce, estallaron en emociones y no encontraron el control.

—Holly..., Holly —mencionó una Lena prepcupada por su capacidad de herir —, yo no quise hacerte sentir mal... Es solo que todo esto me ha colapsado. No creo que pueda seguir ayudándote.

—Te comprendo. No te prepcupes.

Lena ignoró mis lagrimas y, centrada en sus propios intereses, tomó su bolso y dijo:

—Solo quiero irme a casa.

—¡Lena! —exclamé para detenerla, pero ella me ignoró —Lena... —repetí con menos fuerza y con la última esperanza. Mientras la luz del sol cegaba mi vista.

—Holly, ya no quiero hablar. Sabía que tu situación era complicada, pero no me imaginaba todo esto. El único consejo que puedo darte es que hables con tu marido y que ambos busquen las respuestas que no buscaron antes.

Sin poder detenerla, porque ella había acabado con mis palabras dejé que Lena se marchara. Mientras tanto, observé como la sombra de los árboles me invitaban a descansar de todos mis problemas.




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