Decidí perderte (corrigiendo)

Capítulo 32: Reencuentro II

La actitud coqueta y provocadora de Lena despertó mi curiosidad, mientras la inexpresividad de Doran proporcionó el equilibrio a nuestra conversación.

Tras escuchar mi pregunta, Lena no dudó en responder y, sin quitar la mirada de la pulsera, y con un poco de titubeó que estropeaba la melodía de su voz, respondió:

—Me la regaló un buen amigo, ya hace un par de meses.

En ese instante, para unir a Doran a la conversación, busqué el contacto con su piel, al sentir nuestro contacto, él despertó.

—Amor —mencioné con un poco de dificultad y él levantó su mirada —, ¿recuerdas que hace un par de años me regalaste una joya muy parecida? ¿Será que tu amigo y mi esposo la compraron en el mismo lugar?

Lena, para verificar la información de los labios de Doran, giró su cabeza y se encontró con la mirada cabizbaja de mi esposo.

Por otra lado, las mellizas fungían como un par de espectadores en la situación.

—¿De verdad, Doran? —pronunció su nombre para que le contestara

Sin embargo, mi marido, que no tenía palabras para lidiar con cotiniadidades, sólo asintió con su cabeza, mientras intercambiaba un par de miradas culpables con Blake y Olivia.

—Me parece que tu pulsera está muy bonita —espetó Blake y llamó la atención de Lena, que se sorprendió al escuchar la voz de la pequeña —y la persona que te la dio, seguramente, te quiere mucho. Fue un gesto muy sincero.

—A veces, querer a una persona no es suficiente. Se necesitan otras características, pero bueno, no estoy aquí para hablar de mi pasado. Eres Blake, ¿cierto? —le preguntó a la menor se mis hijas y esta asintió con la cabeza —¿Cómo te ha idoo en la escuela?

Blake respondió a la pregunta de Lena con mucho más ánimo que nuestras antiguas interacciones.

—Pues no muy bien jajaja

Blake se tomaba a chiste la vida escolar. Pero Lena, que era una maestra, encontró las palabras perfectas para motivarla.

—La vida escolar no debe tomarse como un chiste, Blake, en ese tiempo nos formamos como seres humanos y decidimos nuestro futuro. Es lamentable  que algunas personas se pierdan en el proceso, cuando solo deben seguir y cumplir las directrices.

Olivia, que se había mantenido callada, tras el "ataque" de Lena hacia Blake, se posicionó de pie y con una voz alegre, intentó regresar el buen ánimo.

—¡Bien! ¿No quieren comer algo? Creo que la comida ya se está enfriando y Lucas está cansado de sostener los platillos.

Lena centró su mirada en Olivia, luego, para calmar sus palabras y detener las interrupciones, le dio un sorbo al vaso con agua, mientras realizaba un levantamiento de cejas, así  se comunicó con mi hija.

La actitud de Lena me hizo cuestionar su invitación, por ello, pensé que quizá una cena a solas con mi familia era la mejor opción.

—¿Pasa algo? —le pregunté a Lena en su oído y, luego, para no llamar la atención en muestra conversación, carraspeeé mi garganta y sonreí. Pero la nerviosa comisura de mis labios me delató.

Lena colocó su hombro justo al lado del mío y también, en un susurro, dijo:

—No, Holly, no pasa nada. Solo creo que tus hijas no están acostumbradas a mi presencia o quizá lo estén, pero no en esta situación.

—¿A qué te refieres? —pregunté con curiosidad y sin saber a qué se refería o quizá sí, pero me dolía aceptarlo.

—Luego hablaremos de ello, no te preocuoes.

Para regresar la tranquilidad, sobre todo, la comodidad al ambiente, Lucas irrumpió nuestra conversación y mientras su cuerpo obstaculizaba nuestras miradas, por un momento,  encontraron el confort. No obstante, luego de que él se despidió, los gestos de tortura y los sonidos de incomodidad eran el único alimento para nuestros oídos.

Doran, que se había mantenido callado tras la llegada de Lena, para romper el silencio dijo:

—Está muy rica la comida.

Mi esposo lo saboreó. Pero como ya me había contagiado con el desánimo de las chicas, solo asentí con mi cabeza y con los gestos de mi rostro negaba el buen sabor de los platillos.

Luego de la incomodidad de la cena, me atreví a realizar una propuesta, quiza no muy aceptada por mi marido; pero sí por las niñas y Lena, que se guiaba por cada una de mis propuestas.

—¿No les gustaría al parque de diversiones?

Olivia y Blake intercambiaron miradas burlonas, para luego dejar el tenedor encima del platillo, Olivia respondió por ambas:

—No me parece que aún seamos unas niñas pequeñas como para hacer ese tipo de juegos, pero si es lo mejor que tienes que ofrecer como madre, lo aceptamos

Con desden, ella tiró la servilleta encima del plato y se colocó de pie para animar a Blake a seguir sus acciones.

No obstante, Blake, que luego de enterarse sobre el embarazo de su hermana ja ia adoptado una actitud menos hostil, no siguió del todo las órdenes de Olivia.

Lena quizo interrumpir para responderle a Olivia. No obstante, con un pequeño pellizco contuve cada uno de sus impulsos.

Por otro lado, Doran, que parecía estar cansado de sus enfrentamientos, hundió su barbilla en sus manos y tras fijar su mirada en mí, siguió el juego de las niñas y se puso de pie.

—Bien, vamos.

La actitud de las mellizas desanimó a Lena para participar en el juego. No obstante, su lealtad havia mí y para no abandonarme, se colocó a mi lado y tomó mi mano.

—Está bien, vamos.

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Quizá el parque de diversiones carecía de algunos juegos básico que ej una gran ciudad se encontrarían con facilidad. Pero los gustos de Blake nos guiaron hasta el parque más abandonado del lugar.

La poca cantidad de personas nos permitía respirar y caminar con tranquilidad y las chicas se veían más felices que nunca.

—Blake y Olivia —llamó Doran a las niñas, pues no quería perderlas de vista

Para regresarle la tranquilidad a mi esposo, Lena intervino con una de sus sugerencias.

—Creo que no hay necesidad de que las persiga, ya están grandes.




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