De Guy Merlin Espejo de nuestro tiempo
No todos cabemos en un hueco.
Porque cada cabeza es un mundo,
una conquista a la guerra, final sin muerte.
Andamos entre escombros
Se edifica sobre ellos
la construcción no para,
no se acaba la vida.
¿Qué verdad la detendrá?
Ninguna noticia morada,
ninguna catástrofe infernal,
ninguna injusticia soluciona,
no lo fue la peste
y no lo será el tacto frío del agua
Por eso no alcanza el hueco,
ni el pañuelo en el que escribo,
ni el papel que secan mis lágrimas,
ni el reciclaje de los recuerdos,
sin ver el fin de un ayer opaco.
En un "rápido" movimiento creció
eso pensó de la violencia
del levantamiento y de la protesta,
Pero solo hace falta uno.
No, quizá con cien.
Sí lo pienso tal vez mil.
Aunque diez mil sería bueno.
Y un millón un logro;
pero no depende de uno
ni alcanza con un millón.
Para la irrupción del mundo,
la quietud no bastará,
la vivimos y nos dejó.
Dejó el hueco de algunos;
algunos que pelearon,
se opusieron,
qué no lo eligieron.
¿Qué espacio le queda al hueco?
¿O tiempo a la cabeza?
De lo que nos queda y si es que queda
el reflejo del tiempo finito
qué a la vida queda.