¡decisiones Inesperadas!

Preguntas sin responder II

En casa de Gaeda

— Magia... Qué curioso que me haya preguntado sobre eso Beltrán, aunque ni tanto porque parece un espectro... buuuuu buuuu buuuu —se dijo jugando con las palabras—, pero creo que he visto libros raros en la casa de mi abuela, no recuerdo bien... ¿Y si voy ahora ahí? Puede que encuentre algo semejante a esa magia antigua, me tomara mucho e ir hacia haya, a menos que... vaya a caballo o con el carruaje —se levantó de su cama, abrió la puerta de su cuarto y fue corriendo hacia su madre—. Madre ¿Puedo ir a la casa de tu madre?
— Qué cosas vienes a decirme Gaeda, recién acabas de llegar y ya quieres salir, saber que ir hasta haya queda muy lejos
— Iré con el carruaje pequeño 
— ¿A estas horas piensas salir y para qué? —pregunto autoritariamente.
—... Iré a buscar un libro, voy y vuelvo, por favor
—... —se puso a pensar— Está bien, pero ve con cuidado y vienes lo más rápido que puedas para que alistes tus cosas, ya que mañana te vas a mudar a la Academia 
— No te preocupes por eso, soy una noble y no me pasará nada —dijo confiada— tengo mi varita
—... De todos modos —dirigió la mirada hacia los dos mayordomos— acompáñenla
— Sí señora —dirigieron la mirada hacia Gaeda—. Su carruaje esta por acá —la dirigieron hacia su carruaje
— Muchas gracias —dijo saliendo hacia donde le estaban mostrando el camino.
—... —abrió la puerta inclinándose hacia Gaeda.
— Muchas gracias, pero...
— No tiene porque, es un honor poder servirle —la interrumpió.
— Sí, pero... —dijo subiendo al carruaje— no hay necesidad de inclinarse ante mí persona
—... Lo que usted desee
— Gracias —miro al mayordomo—, ahora es hora de avanzar, venga súbase
—... Gra...
— No hay de que agradecer —dijo interrumpiéndolo, dirigiéndose al asiento cerca del jinete— ya es hora, vamos 
— Sí madam
—... —dirigió la mirada hacia el paisaje mientras avanzaba el carruaje— ¿Qué hace usted en sus tiempos libres? —dirigió la mirada hacia el mayordomo con una sonrisa.
—... «La primera vez que una noble me hace una pregunta de una manera gentil» —se dijo.
— Anda no tengas miedo, o es que mi madre no te da tiempo libre
— Sí me lo da
— ¿Y qué es lo que haces? —le pregunto con curiosidad y con una sonrisa de oreja a oreja.
— Leo 
— Hmm... «Tal vez sepa lo de la magia...» —pensó— ¿Sabes sobre una magia antigua, que muy poco logran o llegan a obtener?
— « ¿Ahora enseñan eso en la Academia de Magia?» —se dijo de manera curiosa Vera, no se mucho acerca de ello, pero lo poco que se es que no es fácil de controlar y solo lo heredan aquellos nobles con una magia interior fuera de lo común o que alguno de sus antepasados haya tenía ese tipo de magia
— ¿Dónde a escuchado eso? —pregunto algo seria.
— Pude leer una parte del libro en la Biblioteca Nacional
—... Wau —se mostró sorprendida y sonrió de oreja a oreja—, no sabía que ustedes podrían tener tanta información, me gustaría escucharte un día entero —dijo entusiasmada.
— Es un alago para mi escuchar eso de parte de usted, mi más sincera gratitud —sonrió.
— Ya llegamos
— Muchas gracias —dijo bajando y miro a los dos— ya vuelvo
— Aquí la esperamos —dijeron los dos.

Mientras tanto en casa de Beltrán

— Mañana a buscar el libro, la curiosidad me carcome, por acá no tengo mucho e ir a la Biblioteca Nacional, está muy lejos, no llegaría ni en caballo ahí antes de que del anochecer... —tocan la puerta interrumpiendo sus pensamientos— ¿Quién será a esta hora? —hizo una pausa— pase —alzo la voz.
— Disculpa joven amo por interrumpirle, su padre me envió para hacerle recordar que debe de alistar sus cosas para que se mude mañana 
— «Cierto, lo había olvidado» —se dijo— Sí, muchas gracias por hacerme recordar 
— En ese caso ahora le mando con la criada las maletas, para que le ayude
—... —se mostró incomodo— No gracias, solo necesito las maletas, yo mismo lo hare, muchas gracias
— Esta bien... —cerro la puerta.
— Gaeda dijo que en la casa de su abuela habían libros ¿Lo traerá mañana?, aparte creo que Liduara también va a buscar el libro en la biblioteca, no la conozco muy bien, pero suele ser persistente al veces y más aun con esas cosas... —tocan la puerta interrumpiéndolo.
— Vengo a traerle sus maletas 
— Pasa
— Sí —entra mirando a Beltrán sentado en la silla de su escritorio— ¿Dónde lo pongo?
— Déjalo cerca al ropero
— Sí —asintió con la cabeza— a...
— Yo voy a llenar mi ropa, muchas gracias, ya puedes retirarte —trato de mostrarse gentil 
— Sí —dijo nerviosa asintiendo con la cabeza.
—... —miro a la nada fijamente esperando hasta que se vaya y cierre la puerta— Ahora sí, no me acuerdo donde me quede, así que tendré que alistar mis cosas antes de que sea la cena —se levantó de su silla.

En casa de Gaeda

— Buenas noches madre, ya regrese —grito desde afuera bajando del carruaje—, Muchas gracias, fue un gusto dar un paseo con ustedes y también, muchas gracias por la información 
— Buenas noches y ya te dije que no grites, bueno ¿Y encontraste el libro que querías?
— No estoy segura, pero encontré uno interesante, míralo —dijo mostrando el libro con sus dos manos.
— Hmm... Magias Dispersadas —leyó en voz baja— te lo recomiendo leerlo cuando termines la academia de magia 
— ¿Por qué?
— Porque lo que dice ahí, tal vez no te sirva ahora porque eres principiante, a menos que... Sin embargo te servirá mucho más cuando termines, pero si deseas leerlo, no lo leas por ahora, no entenderás lo que dice 
— ¿No entenderé?, Pero si es un libro
— Es el libro —recalco—, uno muy rebuscado y encontrarlo no es nada fácil, yo lo leí al terminar la academia, durante la academia leía otros tipos de libros, tu abuelo me dijo que aquel libro lo leyera cuando terminase la academia de magia, decía que no iba a entender lo que querían decir sus escritos y que solo dos tipos de personas podían leerlo o a menos que... Pero tienes toda la libertad de leerlo o no
—... Vale —fue caminando hacia su aposento con la mirada en el libro y pensando en lo que le había dicho su madre— Hmm... ¿No podré entenderlo?, De todos modos lo voy a leer mañana en la academia, ahora ya me voy a ir a dormir, es muy de noche —se decía abriendo la puerta con la mano derecha y desabotonando su camisa con la mano izquierda.
— Señorita Gaeda —dijo mientras ella abría la puerta de su cuarto y se desbotonaba la camisa.
— «... AY NOOOO, abotónate rápido...» —se decía alterada— ¿Sí? —respondió de espaldas
— No se vaya a olvidar alistar sus cosas, ya que mañana usted se va a mudar a la academia de magia —menciono estando al lado de ella e hizo una pausa— ¿Pasa algo señorita Gaeda?
— «AY, COMO PUDE OLVIDAR ESO» —se dijo disgustada— NO, no pasa nada, todo está bien, yo solita lo alisto, muchas gracias —respondió vertiginosamente.
— Esta bien...
— Sí —dijo interrumpiendo tratando de calmarse.
— Y dentro de poco le vamos a hacer el llamado para que baje a cenar —término de decir.
— Sí, muchas gracias
— Con su permiso me retiro
—... —se quedó para hasta que no escuche sus pisadas del mayordomo alejándose— Listo, que alivio... —se sentó en el piso al lado de su puerta, agarrándose de la manija con la mano derecha— Y como me pude olvidar —bajo la cabeza chocando con su puerta— Auuu...



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En el texto hay: comedia, romance, magia

Editado: 14.05.2020

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