Déjame Amarte

Capítulo 4.

KENAN.

Lo que menos quiero es ver a esos niños y la vida se empeña en que los vea. Cuando compré la casa dejé el sobre con los documentos, y lo necesito para que Bruno haga el debido procedimiento y lo lleve a la notaria para que la casa sea legalmente mía, si pierdo esos papeles será un gran problema para mí.  

Estaciono mi auto y mis ojos se clavan en la moto que hay, veo que hay visitas. Ingreso a casa con la llave de repuesto, y voy a la sala porque estoy seguro de que ahí dejé el sobre.  

Me detengo y veo la horrible escena y esas dos personas que se transforman en Octavio y Susan, siento asco, rabia, impotencia y odio.  

Mi mente recupera el sentido y ya no veo a los dos traicioneros, sino a la niñera con un tipo, y me molesta porque siento que lo que estoy viendo lo que pasó en mi antigua casa.  

—No sabía que mi casa es un motel —digo y la miro con asco.  

Ella se aleja de su novio y me mira asustada y pálida, supongo que no esperaba mi inesperada llegada.  

—Señor.  

—No me interesa tus explicaciones —miro al tipo—. Puedes retirarte, necesito hablar con ella.  

—Maia.  

—Vete Alejandro, hablamos después.  

El chico mira a la niñera y se acerca a darle un beso y siento tanta repugnancia. Alejandro se retira dejándome solo con la tonta niñera.  

—Señor yo...  

—Que sea la primera y última vez que pasa esto en mi casa, el hecho de que no viva aquí no te permite hacer lo que te da la gana. Si quieres tener sexo busca los montes o un motel, pero en mi casa no.  

—No volverá a pasar.  

Cierro los ojos y suelto un suspiro.  

—¿Has visto un sobre negro por aquí?  

Ella se queda pensativa.  

—Si, ¿por qué?  

—¿Dónde está? —pregunto con poca paciencia.

—Lo voté.  

—¡¿Lo votaste?! —la miro furioso.  

—Deje de gritar que los niños están durmiendo —me regaña la vulgar.  

—Como quiere que no lo hagas si votaste los papeles de esta casa.  

Ella se comienza a reír.  

—Solo fue una bromista, lo tengo en la habitación.  

Le doy una mirada asesina. —Tu bromista no me causa risa.  

—¡Ash! Yo que culpa tengo de... —le doy una mirada fulminante —Decía que pensé que era algo importante y los dejé alzado.  

—Bueno, por lo menos piensas, pensé que tenías caca en el cerebro.  

—No tengo caca, pero si así tuviera a usted que le interesa, criticón.  

Esa niñera necesita una buena lección para que se asunte.  

—Repite lo que dijiste.  

—Ya le doy el sobre para que se vaya.  

—¡Ja! ¿Me estás corriendo de mi propia casa? —pregunto incrédulo por lo osada que es.  

—No. Pero es que su presencia opaca todo el lugar, ya sabe, no quiero mala vibra para los niños —dice sin pelos en la lengua.  

—Tendrás que aguantarme, porque hoy mismo me mudo aquí.  

Ella cree que soy un pendejo, ya me vieron la cara de payaso una vez, no me la verán dos.  

—No sabe que entre menos estorbo hay más claridad.  

La muy desvergonzada me ha dicho que soy un estorbo, y eso me cabrea.  

—¡¡Mejor cállate ante de que mi paciencia se agote!! —grito.  

—Que se calle la boca que los niños están durmiendo... Ya le traigo su sobre para que se vaya por donde vino...  

—¡¡Eres una atrevida!!  

—Lo soy.  

—Eres una mujer molestosa.  

—Lo soy, por eso es mejor que no venga a vivir aquí.  

—Sigue hablando y te largas.  

Ella pone los ojos en blanco y se da la vuelta, camina e ingresa a una de las habitaciones.  

Aprovecho y miro la casa, tiene mucho colores y todos son escandalosos para mis gustos... la casa está horriblemente decorada.  

—Aquí está —ella me estira el sobre y se lo arrancho.  

—Vulgar.  

Digo esa palabra, me doy la vuelta y me voy a pasos rápidos.  

—Desgraciado —me tiento a regresar, pero me prefiero evitar el mal rato.  

MAIA.

Ese hombre debe crearse un canal de "YouTube" y hacer videos de con el título: "Como hacerte odiar en cuestión de segundos".  

Mi gran beso fue arruinado por ese ser despreciable, me dejo caer en el mueble y recuerdo ese bonito momento arruinado por el tonto de mi jefe.  

Percatándome de la situación, creo yo que hable un poquito de más, solo un poquito.  

NARRADOR.

Él ingresó a la habitación y miró fijamente a la mujer postrada en la cama.  

—Despierta maldita perra, necesito que engatuses a Kenan, despierta.  

Desde el accidente sus planes se habían ido al agua, y con Susan en coma la fortuna Montenegro se estaba yendo de sus manos.  

[***]  

Kenan miró la bella vista que tenía su oficina, y su mente se inundó de un recuerdo en especial.  

Flashback.

—Kenan, estamos solos.  

—Nos tenemos el uno al otro.  

—Pero...  

—Ya soy mayor de edad, Octavio, y nadie me va a alejar de ti. Tu hermano te va a cuidar y amar, siempre —le dijo a un Octavio de 8 años que al igual que él sufría por la muerte de sus padres.  

—Tú eres mi héroe, y mi ejemplo a seguir, te amo mucho, Kenan.  

—Y yo ti, Octavio.  

—Kenan, no me deje de querer nunca.  

—Nunca te dejaré de querer, eres mi amado hermano menor, y siempre te amaré incondicionalmente.  

Ambos se abrazaron y lloraron juntos la pérdida de sus padres.  

Fin de flashback.

Por más que trató una lágrima gruesa, se deslizó por la mejilla.  

—Kenan.  

Limpió su mejilla y miró a Samanta, ella le dio una gran sonrisa.  

—Mi cuerpo te extraña, Kenan.  

—¿Dejaste asegurada la puerta?  

—Sabes que me gusta hacer las cosas bien.  

Ella se acercó a Kenan, y comenzó a besarlo de una manera muy sensual.  

—Estás triste.  

—¿Por qué lo estaría?  

—Te conozco Kenan, y noto el dolor en tu mirada.  




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