Déjame estar junto a ti.

Cuéntame esa historia.

Estaba lloviendo la habitación se sentía fría, pero a la vez cálida porque ahí estaba ella, sentada en la cama con la espalda apoyada en la cabecera, con sus piernas tapadas por una sábana, mientras que con sus manos delicadas a las que el paso del tiempo les dejo arrugas sostenían su taza de té. Aquella mujer miraba hacía la ventana y observa con atención como las gotas de lluvia recorrían la antes mencionada. Si tú la veías a los ojos sabrías que tenía mil historias que contar, que había vivido tanto y solo hablar con ella te llena de paz y tranquilidad.

—Abuela…—Ella me volteó a ver, para sonreír suavemente en señal de que me escuchaba— Para ti ¿que es el primer amor?
Ante mi pregunta, sonrió levemente y contesto con su misma voz de siempre algo desgastada por los años pero nunca perdía su dulzura.

—Para mí cariño el primer amor es aquella persona con la que descubres el significa de el sentimiento “amar”, la mayoría de la gente piensa que su primer amor es la primer persona con la que anduvieron. Sin embargo para mí no es así, el primer amor lo experimentas con una persona y nunca se volverá a sentir igual. Te hace feliz y te da brillo, te da paz y será una esa con la que nunca olvidarás sus experiencias.
La mire con curiosidad ¿Quién habrá sido el primer amor de mi Nana?

—Dime Abuela ¿Quién fue tu primer amor?

—Fue alguien que conocí en mi juventud y hasta ahora forma parte de mi corazón.

Tomó un sorbo más de té y volteó de nuevo a la ventana, ella ama la lluvia se nota por como la ve con admiración.

—¿Mi abuelo? ¿El fue tu primer amor?

Negó con la cabeza mientras que se ríe levemente, coloco sobre la mesa de noche, su pequeña taza de té.

—No corazón, no fue tú abuelo

¿Qué? Cómo que no fue mi abuelo su primer amor, habrá sido un chico de su secundaria, oh la preparatoria talvez, tengo que preguntarle o la curiosidad me va a matar.

—Si no fue él, ¿Me puedes decir quién fue?
Volvió a reír y asintió, me volteó a ver a los ojos, que ojos tan hipnóticos.

—Fue una mujer, realmente bella que cautivo mi corazón cuando nunca espere salir con una.

Una mujer… Mi abuela con una mujer, nunca lo pensé…

—¿Me puedes contar su historia?
—¡Por su puesto! veamos fue…

22 DE MAYO DE 2010
Fernanda.

Mi cabeza me duele demasiado, debido a que la mayor parte tiempo estoy trabajando en la computadora y cuando no, tengo que revisar, firmar y organizar los papeles de mi empresa. Dirijo mi mirada hacia la puerta de mi oficina que se abre suavemente.

–Señorita Fernanda, la están esperando en la sala de juntas.–Dice con la misma voz amable de siempre, Amanda mi secretaria.
¿Una maldita junta?, era justo lo que me faltaba, abrí uno de los cajones de mi escritorio, saqué unas pastillas para la migraña, me las tomé con un poco de café que tenía ala mano y di un suspiro.
–Bien voy enseguida gracias–Dije ya algo estresada por todo el trabajo, lo único que quería era largarme de ahí rápido y relajarme un rato.
Quisiera no ir a la junta, pero es mi deber como dueña y directora de esta empresa, me levanté de mi asiento, tome mis cosas para después comenzar a caminar hacia la sala de juntas y entrar en ella, en donde ya me estaban esperando mis empleados y mi mejor amigo Matías, el subjefe de mi empresa, él es la persona a ala que más le tengo confianza y dejaría la empresa en sus manos en caso de alguna emergencia sin dudarlo.
–Buenas tardes muchachos. -Dije con seguridad saludando a mis trabajadores y tomando asiento. Todos ellos correspondieron el saludo haciendo una pequeña reverencia.–Ya pueden comenzar.
La junta comenzó y era lo mismo de siempre, las mismas noticias y nunca algo nuevo, ya algo harta después de unos minutos la intensiva junta por fin se había terminado, así que decidí alzar la voz.
–Bien, dejaré algo muy en claro, las juntas se llevan acabo para debatir y hacernos llegar noticias nuevas y el como nuestra empresa se afrontará a estás situaciones, ¡Pero lo único que escucho es su incompetencia al no saber ni que decir y repetir lo mismo de siempre!–Me puse de pie y con la voz ya irritada continúe hablando–Se que están estresados y aburridos, pero ¿saben cómo pueden relajarse? Dejando de hacer juntas a lo ignorante, si no me traen algo nuevo, no me llamen a sus juntas, ¿Quedó claro?. Así evitaremos todos estar perdiendo el tiempo.
Vi claramente como unos cuantos agacharon la mirada y buscaban entre sus notas algo nuevo, algo que no me hayan enseñado, verlos así me estresaba más de lo normal.
–Demos la junta por terminada-tome mis cosas y volteé a ver a Matías quién hacia como si se limpiará los labios, pero en realidad se estaba aguantando la risa.
–Regresen a sus casas y busquen cosas nuevas–Dijo Matías poniéndose de pie–Ahora bien hasta mañana chicos.
Matías dijo adiós con su mano en señal de despedida y salió de la sala de juntas junto conmigo y pude escucharlo reírse levemente.
–¡Dios! Parece que la señorita Fernanda anda de mal humor. –Dijo con tono de burla–Ni tus empleados se salvaron.
–Quédate callado Matías -dije riéndome un poco- ¿Pero crees que fue demasiado?
–No para nada en cierta parte ya se merecían un regaño, ultimadamente las ventas de la empresa han disminuido en un 5% y ellos al parecer se concentran en cosas irrelevantes. –Rasco su nuca y siguió caminando- Deberíamos de conseguir nuevo personal ¿No crees?
–Si tienes razón, pero tenemos que abrir convocatorias y revisar currículums y eso quiere decir que es agregar más trabajo para nosotros, pero hay que hacerlo no quiero que la empresa siga en decadencia.
Solté un suspiro, las cosas no están yendo como pensé en la empresa, si seguimos así la empresa terminara quebrando, le eh dedicado toda mi vida a esta empresa y no quiero perderla, Necesito trabajar más, salí de mis pensamientos cuando volví a escuchar a Matías.
–Pero bueno lo haremos después y como siempre tengo razón, por eso digo que la señorita Fernanda debería de conseguirse una pareja, así se le quitará el mal de humor a la señorita.–Dijo comenzando a reír–Pero ya enserio deberías de enamorarte, hace más de un año que no te eh visto con una pareja.
Las palabras de Matías me hicieron reflexionar y tenía razón, tiene tiempo que no estaba con alguien, talvez debería de tomar su consejo y volver a enamorarme. Pero no sé si sea una buena idea la última vez terminó mal.
–Tal vez y lo considere, pero aún así, no dejaré de ser una enojona.–Sonreí en forma de burla y me despedí de Matías–Hasta mañana Matías.
–Hasta mañana Fer -dijo con una cálida sonrisa.
¥
Después de conducir unos minutos llegué a mi restaurante favorito “La casa de Carmen” tenía planeado relajarme, estacioné y baje del auto saque mi bolso y entre al restaurante, estaba a reventar, apenas pude alcanzar mesa pero lamentablemente la tenía que compartir con otra persona, lo que me faltaba una desconocida pero, haré el sacrificio solo porque se me antojan unos buenos chilaquiles y la única que hace los mejores es doña Carmen.
Casi al mismo tiempo la mujer y yo nos sentamos en la mesa era un ambiente algo incómodo pues no nos conocíamos así que no le di tanta importancia y simplemente me puse a ver mi celular.
–Hola mucho gusto soy Stefanie.–dijo la chica algo nerviosa extendiendo su mano.
–Mucho gusto Stefanie, soy Fernanda.–le di un apretón a su mano extendida con una sonrisa y luego la solté.
Volví a mi celular pues ya no sabía de que hablar no soy mucho de socializar, pero de reojo veía como aquella chica me miraba con admiración, Cuando por fin agarro el valor y comenzó a hablarme de nuevo.
–Fernanda es un lindo nombre igual que su dueña.–sus ojos brillaban con admiración mientras me veía–De seguro estás casada, una mujer como tu no puede estar sin novio en la vida.
No pude evitar reírme cuando escuché el comentario de casada. ¿Tan vieja me veo que pensó que estaba casada?
–Gracias por tus halagos Stefanie, pero no estoy casada ni tengo pareja.
Comencé a observar a Stefanie y me di cuenta de que era muy linda cabello castaño ondulado, nariz respingada, pecas sobre sus mejillas y sus ojos de un hermoso color miel.
–Pero tú no quedas atrás eres demasiado linda, me imagino que tú si tienes suerte en el amor ¿Cierto?
Vi como ligeramente un lindo color rosa invade sus mejillas ante mis halagos y niega con la cabeza.
–Gracias, pero no tengo pareja tampoco.
Me sorprendió saber que igual estaba soltera, pero no puedo negar que pensé que me caería mal, sin embargo ahora quiero conocer más de ella al fin y al cabo vamos a compartir mesa, el mesero llegó y saludo para tomar el pedido.
–Bienvenidas a la casa de Carmen –Nos entrego una carpetas con el menú de los platos que servían–¿Que van a ordenar señoritas?
–Yo quiero unos chilaquiles en salsa verde, le comentas a doña Carmen que soy Fernanda–Dije con una sonrisa giñando al mesero para después voltear a ver a Stefanie–¿Y tu que vas a ordenar?
Vi como se puso algo nerviosa con el menú en sus manos y lo observaba.
–Unos chilaquiles en salsa roja por favor. -le extendió a el mesero el menú y este lo tomo.
–¿De tomar señoritas?
–Una coca para mí por favor–volví a ver mi teléfono porque al parecer tenía mensajes de Matías los conteste rápidamente y volví a ver a la chica–Stefanie ¿De tomar?




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