Stefanie.
Tomo una libreta donde tenía anotada varias citas agendadas del doctor, comienzo a pasarlas a la computadora y me doy cuenta de algo, la hora. Ya son más de las doce tengo que irme a casa. Termine mi trabajo y guarde mis cosas en mi bolso, apagué la computadora, comencé a caminar hacia la puerta del consultorio del doctor y entre.
–Doctor tengo que irme, recuerde que tiene una cita agendada para mañana a las 9:30 am con la señorita parck por el tratamiento de sus hemorroides.–lo vi tecleando un par de cosas en su computadora y abrió un cajón y saco un sobre.–Y las onc-
Deje de hablar cuando carraspeo su garganta y me señalo la silla enfrente de su escritorio…¿Qué está pasando? ¿Habré cometido algún error?
–Stefanie siéntate por favor, necesito hablar contigo–su frialdad y la seriedad de su voz me dio mala espina, me senté en la silla antes señalada– Todos estos meses has sido una buena secretaria y no lo negaré has sido de mucha ayuda…
No doctor, usted no, no me despida suplique en mi mente, rogando porque no me corrieran de mi trabajo.
Me mantuve serena tratando de que los nervios y la ansiedad que carcomían mi mente no se notarán.
–Stefanie lamento mucho decirte esto pero estás despedida–Me extendió el sobre blanco–Te pido que no te niegues y aceptes que te despedí ya tengo tu remplazo, en este sobre viene tu pago y otro poco más por tu ayuda.
Y lo dijo… me despidió ¿Tan fácil es remplazarme?, con lo mucho que me costó encontrar este trabajo y conservarlo ahora me despiden ¿porque si?.
–Doctor, espero y no le moleste pero necesito que conteste a mi pregunta–me miro con curiosidad y tome un respiro– ¿Cuál es la razón de mi despido tan repentino?
–Es por mi hija, al fin concluyó sus estudios y quiero tenerla trabajando conmigo –Se quitó sus lentes y tallo sus ojos–Se que para ti no es justo pero espero y lo entiendas.
Tenía razón es un muy injusto pero ahora no puedo negarme, es su hija y para él su hija está ante todo, al fin y al cabo el es el que manda, tome el sobre con dinero y me puse de pie.
–Bien en ese caso puedo irme con calma de que no hice nada mal.–dije con una falsa sonrisa en el rostro– Buscaré un trabajo nuevo y necesito su carta de recomendación. Es lo mínimo que puede hacer por mí doctor.
El doctor me vio y asintió, ya no tenia nada más que decir, salí del consultorio me sentía cada vez más decepcionada. Lo hice todo bien pero aún así no fue suficiente. ¿Alguna vez seré suficiente?, mis pensamiento negativos me iban hundiendo cada vez más en el mar de la miseria.
Una vez salí del edificio note que la noche se sentía fría y el cielo estaba nublado, me pare en la orilla de la calle, buscando con mi vista la luz de algún taxi, cuando por fin encontré uno me subí en el y di la dirección del edificio donde rentaba, en el camino veía a través de la ventana los árboles pasar y vi el restaurante de doña Carmen y vino a mi mente Fernanda. Aquella chica un par de años mayor a mí pero lucía más joven, su forma de vestir la hacia lucir de maravilla, su voz era tan linda que la escucharía hablar todo el día y su sonrisa es encantadora.
Hace 4 meses que no la eh vuelto a ver después de que se fue repentinamente por una emergencia, desde ese día a la misma hora eh vuelto al restaurante, sentándome en la mesa que compartimos juntas ese día…con la esperanza de algún día verla entrar por la puerta del restaurante y volver a hablar con ella…
¿Dónde estarás? Es una lastima que ni siquiera pude pedirle su número.
Si alguna vez la vuelvo a ver lo haré, le pediré su número y me haré su amiga.
Si… ¡Eso es lo que haré!
Pero por ahora tengo que buscar trabajo…Esa es mi prioridad después puedo pensar en Fernanda. El taxi se detuvo sacándome de mis pensamientos.
–Señorita ya llegamos a su destino–la voz del conductor era grave y algo rasposa–Serian $150.
¿150? Pero que caro, hubiera preguntado el precio antes de subirme, bueno ya que de todas formas me pagaron hoy así que ni modos, abrí el sobre y saqué un billete de 200 para pagar, el señor me dio mi cambio me baje del taxi y camine hacia el edificio, tome el ascensor, caminé un poco hasta que llegué a mi apartamento entre en el y cerré la puerta.
–Bien ahora a dormir y mañana a primera hora buscaré trabajo.
Solté un gran suspiro, me quite mis tacones y caminé hacia mi habitación, me abalancé sobre la cama y no supe cómo pero una vez ya acostada me quedé profundamente dormida.
¥
La mañana era calurosa con su gente transitando por las calles para llegar a su trabajo y los niños tomando el autobús hacia la escuela y yo aquí después de una extensa búsqueda ¡Por fin! Conseguí una cita para una entrevista de trabajo en una empresa importante, pero aquí me encuentro en la sala de espera ansiosa por escuchar mi nombre.
Veo como la recepcionista toma el teléfono y contesta una llamada para después revisar una libreta que tenía cerca la toma en su manos y comienza a leer en voz alta.
–Señorita…¡Stefanie Miller! –levanta su vista de la libreta hacia la sala de espera–¿Se encuentra aquí?
Rápidamente me pongo de pie y con el corazón algo acelerado por los nervios aclaro mi voz.
–Soy yo–levante mi mano un poco la chica me vio con una sonrisa y se volvió a sentar.
–Adelante tu eres la siguiente–dijo con voz amable señalando levemente la puerta de la oficina donde me harían la entrevista–
–Bien, gracias.
Comencé a caminar hacia la puerta y antes de entrar tome un respiro, trate de calmarme y entre. Al entrar me encontré con unos ojos verdes muy lindos que pertenecían a un chico de no más de veinte años, de tés blanca y cabello rubio.
–Adelante –dijo aquel chico con una sonrisa de manera amable.
Tome asiento mientras apretaba mis papales por la ansiedad que me causan toda esta situación ¿Y si no me contratan?, salí de mis pensamientos cuando escuché de nuevo aquella voz grave pero relajada de aquel chico.
–Señorita Miller ¿Cierto?–Pregunto mientras me veía y agarraba una pluma de el portaplumas de su escritorio.
–Si soy yo–le extendí mi mano y con los papeles y el los agarro.
–Bien señorita Miller es un gusto, mi nombre Matheu Harper.–Abrió el sobre con los papeles y los saco para comenzarlos a leer– Yo estaré cargo de tu entrevista el día de hoy, si veo que eres apta para este trabajo te daré la fecha en donde te pondrán a prueba.
Mi corazón se aceleró y mis manos comenzaron a sudar, asentí al escuchar sus palabras y preste atención a todo lo que decía y preguntaba dando respuesta correctas desde mi punto de vista a sus preguntas.
–Me sorprendes señorita Miller–Dijo con una sonrisa, recargado su espalda en la silla de su escritorio– Tienes un excelente desempeño para desenvolverte.
Me sorprendí ante el halago repentino de mis habilidades por parte del joven Mathue.
—¿Enserio?–Pregunte con un poco de emoción él asintió en respuesta a mi pregunta– ¡Gracias!
Saco una hoja del cajón de su escritorio y la firmó, volvió a colocar el lapicero en su lugar, me examinó una vez más y suspiró.
–Conmigo has pasado la prueba, toma, está es tu carta que te autoriza venir a hacer la prueba.–Me extendió la hoja de papel y se volvió a acomodar en su silla–Me encantaría que trabajes en esta empresa, pero eso no lo decido yo, Da lo mejor que esperó verte pronto por aquí.
Tomé la carta en mis manos emocionada, lo logré, logré pasar la primera prueba, en la hoja dice que es la próxima semana, no faltare y conseguiré el trabajo.
–¡Muchas gracias!
Dije feliz y orgullosa con una sonrisa en los labios, salí de la oficina con la frente en alto, entre al ascensor y celebren en silencio, estaba más que feliz y orgullosa de mi misma, Ahora solo faltaba esperar, pero no puedo estar sin trabajar una semana entera , tengo que conseguir un trabajo temporal.
Una vez salí de la empresa, me encargué de buscar un trabajo de medio tiempo y conseguí uno en una tienda pequeña pero que estaba abierta las 24 horas, mientras trabajaba día a día, estaba siempre al pendiente de la fecha indicada ah espera de ese gran día…