Dejarte de amar

Capítulo 10

Lunes 
Venganza
 


– enserio lo siento, no sabía que ella haría eso – sí así empieza mi día, le conté a Mónica lo que hice, no resistí y le conté. Creo que es momento te cavar mi tumba. 

– pero lo hizo, ya verás cual sera mi venganza – oh no ¿¡por qué!?

– ¿qué vas a hacer? – le pregunto con temor 

– lo verás a la hora del receso – toda la mañana me estuve con nervios, quería que llegará la hora del descanso y cuando finalmente llegó, me acerqué a ella para ver que haría. 
Estando junto a ella noto que tiene una hoja y marcadores de colores encima del escritorio.

– ¿y entonces que es lo que harás? – pregunto y ella empieza a escribir. Cuando termina señala la hoja para que la lea: “hola solo quería saber cual era tu nombre"

– okay... ¿y para que es eso? – pregunto sin terminar de comprender.

– bien te contaré mi bello plan... — el plan era darle esa hoja a el maya como venganza

– no, ¿como crees que harás eso? – dije y pude sentir lo fría que estaba 

– es mi venganza – dicho esto le quite la hoja, la arrugue, me levante y camine hasta el bote de la basura 

– tengo una bolsa llena de hojas 

– y yo puedo seguir arrugando y tirando hojas, no sabes lo divertido que es 

– no Ale... no lo hagas – dice reprochandome 

– okay – la dejo hacer su cartelito porque se que no lo hará, ahora le agrega corazones a la hoja.

– terminé – dijo dándole una mordida a su pan y con una gran sonrisa 

– te felicito – suelto con sarcasmo

[...]

Estábamos en el bus y yo estaba nerviosa, sabía que lo no lo haría pero algo dentro de mí me decía que si era capaz de hacerlo. 
Cuando el chico sube Mónica me sonríe con malicia.

– ¿que traman ustedes dos? – pregunta Valentina

– ella le quiere dar una hoja al maya – digo apuntando a Mónica con mi dedo y usando una vez mas su apodo.

– ¿que dice? – pregunta con curiosidad

– que quiere saber su nombre – explica Mónica 

– quiero ver – dijeron las otras dos y Vale al unísono, entonces Mónica saca la hoja doblada y se las enseña.

– hola solo quería saber cual es tu nombre – dicen de nuevo al unísono

– ¿enserio se la vas a dar? – pregunta Yasmín

– sí – responde Mónica decidida aunque, repito, yo se que ella no lo hará 

– ¿cuando?

— cuando yo baje 

– bien – dijeron ellas con una sonrisa ¿cómo podian estar ellas de su lado? 

El resto del camino, mientras llegábamos a la parada de Mónica, yo estaba como un hielo, literal estaba muy fría.

Y cuando estábamos a un poco de llegar, Mónica se levantó y mis hermanas y mi prima voltearon a ver expectantes mientras yo me preguntaba porque se levantó tan rápido, claro que mi pregunta se respondió rápidamente cuando vi que caminaba hasta el maya.

¡Mónica no! 

Si lo hubiese dicho en voz alta quizás la hubiese detenido, pero no. 
Lo dije solo en mi mente.

¡Tragame tierra!

Después Mónica me volteo a ver antes de bajar. Tenía el descaro de verme después de lo que hizo frente a mis ojos.

Él me ésta viendo.

¡Me ésta viendoooo! 

Sentí un nudo en mi garganta.
¿Por qué tenía la necesidad de llorar?
Como no pude contener mucho mis lágrimas me apoye en el asiento de adelante y me quede viendo hacia afuera hasta que él se bajo del bus.

– él no te dejó de ver en todo el camino antes de bajar – informa Valentina 

El resto de la tarde, la noche, cada segundo, cada minuto, me la pase nerviosa por si él respondía con su nombre.

Tengo miedo de lo que pase a partir de ahora.




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