Qué maravilloso es despertarse con ocho alarmas sonando al mismo tiempo... ¡Y qué decir con los ringtones que no ayudan! Uno peor que otro.
Me levanto del sillón rápidamente con intención de apagarlas porque todos duermen plácidamente.
Tallo mis ojos para ver mejor cuál celular está más cerca del mío. El de Sunoo, o eso creo, camino cuidadosamente entre medio de los chicos, me sentiría muy mal si piso a alguno sin querer. La misma sensación cuando pisas a un animalito.
Voy acercándome más pero Sunoo gira y caigo boca abajo.
Ríe por lo bajo, no tanto como para que no pueda escucharlo, me acerco para tirar de su cabello.
—No hagas eso, Lily —comenta quejándose.
—Lo hiciste a propósito, ¿verdad?
—Mmmh... Sí. —Ahora su risa es más fuerte—. Me voy a levantar para ayudarte. —Como si fuese una marioneta se levanta de golpe y toma su celular para apagar ese horrible sonido.
Me acerco a otro celular.
«¿Cómo no pueden levantarse?»
Miro a Sunoo a este no le importa nada y pasa a través de los chicos pateándolos.
—Dejen de quejarse, ya es hora.
Se despiertan de a poco maldiciendo a todo el mundo; algunos se estiran, otros tallan sus ojos. Una vez que están más conscientes cada uno empieza a buscar sus cosas para alistarse.
Antes de subir las escaleras, miro a Sung Hoon quién se aproxima al baño de visitas con los brazos cruzados y sin previo aviso grita poniendo en alerta a todos.
—¿Qué te pasa? —Me acerco preocupada.
—Nada, el grito es para animar el día —Comienza a reír.
—Aish... —Golpeo su brazo y luego subo las escaleras.
Por suerte tengo mi propio baño en mi habitación, me meto rápidamente y luego de unos minutos salgo con el uniforme de educación física.
Me miro al espejo, no sé si reír o llorar por lo grande que me queda pero eso me hace sentir más cómoda al hacer deportes y que no se marque nada.
Bajo las escaleras de dos en dos y recibo un regaño por parte de Heeseung.
—Vamos a desayunar en la tienda de conveniencia que está cerca del instituto.
—Está bien —Tomo mi mochila y salimos.
Mientras nos dirigimos al instituto, toda mi energía se desvanece y camino como un zombie mientras los chicos se ríen de cualquier cosa que estén diciendo. El único momento en el que no son ruidosos es cuando duermen.
—Lily... —Sunoo agita su mano cerca de mi cara—. Lily zombie.
—¿Qué? ¿Qué pasa?
«¿En qué momento estamos frente a la tienda de conveniencia?»
Entro con los chicos para buscar nuestro desayuno, una vez que lo hacemos nos dirigimos a pagar.
—¡Qué linda caja de chicles! —comento mientras tomo una de color morado con dibujitos.
El de la tienda ríe y los chicos lo miran mal, por lo cuál comienza a hacer reverencias para disculparse.
«¿De qué se ríe este tonto? Recién comienza la mañana y ya me estoy poniendo de mal humor»
—Ahm... Lily, esos no son chicles —Jay pone la caja en su lugar, me toma por los hombros y me arrastra hacia la salida.
Al salir me encuentro a los demás riendo e imitando lo que pasó. Ni-ki está tirado en el piso de la risa.
«Claro, me defienden de ese tonto. Pero, ellos pueden burlarse.»
—¿Se puede saber qué es lo gracioso? —Miro a cada uno de brazos cruzados para recibir una explicación.
—¿Todavía no te das cuenta? —Jake contrapregunta.
«¿Darme cuenta de qué...?»
«Espera... Una caja decorada tiernamente que parece que dentro contiene chicles, esto me lo vi en algún lado...»
«Ay, no. Me pasó lo mismo que en el drama chino que me vi hace unas semanas»
—No lo puedo creer. —Me coloco la capucha y jalo los tirantes hasta que mi rostro queda completamente cubierto—. No volveré más a esta tienda.
—Está bien, chica de la caja de chicles. Ahora come. —Alguien empieza a sacar mi capucha, me encuentro con la cara de Sung Hoon sonriendo y me pasa mi desayuno.
—¡Qué vergüenza! —Les comento mientras corto un pedazo del pancito que me dio Sung Hoon.
Comenzamos a caminar en dirección al instituto, los chicos no dejan de reír por mi vergonzosa situación. A lo lejos puedo ver a la profesora quién parece estar esperándonos o, mejor dicho, esperándome ya que los chicos son los primeros en saludarla y pasar de largo.
—Buen día, profesora.
—Buen día, Lily. ¿Cómo te encuentras?
—Lista para las actividades. Ah, no es cierto. Nunca estoy lista para esas cosas —Suelto una carcajada y ella me mira divertida—. Qué bueno haberla encontrado, quería preguntarle acerca de lo que le dio a los chicos.
—Oh, sí. Te estaba esperando para hablar de eso, es mi medicina especial todo a base de hierbas. —Abre su bolso y deja ver unos frasquitos—. Incluso tengo una cuenta en Instagram para venderlos. —Saca el celular de su bolso y me muestra su cuenta.
—Oh, ya veo... Me asusté un poco porque ya sabe... —Juego con mis dedos—. Son muy dramáticos los chicos. —Me siento mal por desconfiar de todos.
—No te preocupes, lo bueno es que te haya servido, ahora pasa. Te están esperando —Me los señala con la mirada.
Le hago una reverencia y corro hasta donde se encuentran.
—Vamos, están por pasar asistencia —Jay toma mi mano para incluirnos en la fila.
En la formación noto que mis compañeros no llevan el uniforme de educación física, le doy una mirada rápida a Jay y este eleva sus hombros.