Comienza a faltarme la respiración, pero no puedo hacer nada al respecto, no puedo manipular mi cuerpo por más que le ruegue a mi cerebro levantarme.
Sin previo aviso me levanto como si fuera una marioneta, así se siente mi cuerpo. Mi cabeza da vueltas, pero eso no me impide revisar el lugar con la mirada; es una habitación bastante grande con estantes llenos de peluches, flores, chocolates y otros regalos que no puedo descifrar a simple vista.
«¿Qué es todo esto?»
Mi brazo derecho tiene una sonda y a mi costado hay una mesa de luz y encima un bolso.
«¿Dónde estoy?»
«¿Por qué no recuerdo nada?»
Varias máquinas suenan al mismo tiempo haciendo que se levanten unos chicos de la misma forma que yo hace unos momentos... Esperen ¿qué hacen unos chicos aquí?
Estos se miran confundidos entre sí y luego sus miradas se dirigen a mí haciéndome sentir incómoda, pero no puedo quitar mi vista de un chico de cabello negro con toda su frente descubierta, eso lo hace muy atractivo.
Nuestras miradas se unen por tan solo unos segundos, hubiesen sido más si no fuera porque dejó de mirarme.
Otro chico, que a simple vista parece menor que ellos, me mira extrañado y se acerca a otro a preguntarle en un intento de susurro, pero fue lo suficientemente alto para que escuche.
—¿Por qué hay una chica con nosotros?
Antes que este pueda responderle, entra una chica rápidamente y se dirige a mí.
—Está despierta nuestra heroína, ¡es un milagro!
—¿Quién? ¿Yo? —Intento señalarme pero me duelen los dedos y me miro espantada.
«¿Cuántos puntos puede tener una persona?»
—No hagas esfuerzo, luego hablaré contigo. —Sonríe y sale de la habitación rápidamente porque se acerca la doctora.
Me quedo mirándola fijamente, estoy segura que la conozco de algún lado.
—Buenos días chicos, como verán soy su doctora. Seguro están llenos de preguntas, pero antes de responderlas debo hacerles un chequeo. ¿Está bien?
Los ocho asentimos y empieza conmigo, sin rodeos decido comentarle que la conozco de algún lado mientras ella anota en un papel lo que ve por el monitor.
—Disculpe, doctora. Usted se me hace conocida.
—Qué bueno que me recuerdes. —Sonríe y acaricia mi cabello.
Eso me deja bastante desconcertada, pero no lo pensaré mucho acabo de despertarme.
—Nos comunicamos con tu padre, pero él no quiso venir. —Esto me lo dice en un susurro y yo asiento.
«Es un alivio, no quisiera ver su cara ni en figurita»
—Algunos amigos de tu madre se presentaron, ellos dejaron regalos y cartas.
—Mi familia... —susurro emocionada mientras sigo una linterna con mis ojos.
—Listo, por favor. Descansa mientras examino a los chicos, lo necesitas —Me recuesta suavemente y me tapa con las sábanas.
Reviso mi otra mano para ver si tengo puntos, pero solo es en la izquierda.
—Soy un monstruo —murmuro entristecida mientras intento mover alguno de mis dedos de mi mano izquierda y con la otra toco mi rostro.
Luego de lo que sería una eternidad para mí, terminan los chequeos y nos llama la atención.
—Algunos tienen puntos, otros yesos y seguro están asustados sin saber qué ocurrió. Es un poco duro comentarles esto... —Se queda en silencio.
—Por favor, doctora. Díganos —Mi paciencia es nula y la de estos chicos también porque asienten a lo que dije.
—Bueno, lo que pasó es lo siguiente... —Vuelve a quedarse callada—. Esperen un momento —Sale de la habitación por unos momentos y estos chicos aprovechan para comenzar a hablar entre ellos haciéndome sentir muy excluida.
—Jmmm... —Entra la doctora—. Ahora sí puedo decirles. Ustedes estuvieron en coma por, alrededor, de un año.
—¿¡Qué!? —gritamos al unísono.
—Sí, su último año no lograron completarlo. Pero si lo desean les darán la oportunidad de realizar sus exámenes para entrar a la universidad.
—Pero... ¿Qué sucedió exactamente para que estemos tanto tiempo en coma? —pregunto al ver que ellos no lo harán.
—El motivo por el que están así es porque tuvieron un accidente, una persona fue con su coche directo a atropellarlos y ella se metió para empujarlos fuera del peligro, por esa razón fuiste la más delicada.
—Niña tonta —susurra el chico que se llevó toda mi atención hace unos momentos.
Lo miro molesta.
«¿Esa es tu forma de agradecerme?»
Este me regala una sonrisa, eso me pone lo suficientemente nerviosa como para que desvíe la mirada.
—Más adelante te enseñaré unos movimientos para que practiques con tus dedos así vuelvas a tener movilidad en ellos. ¿Está bien?
—Asiento avergonzada—¿Es por eso que esa chica me dijo que era una heroína?
—Sí, ella quería preguntarte porqué decidiste salvarlos.
—Es difícil decirlo... —Juego nerviosa con los dedos que puedo mover por la atención que me ponen ellos—. No recuerdo nada, pero seguramente lo hice porque mi mamá falleció por una situación similar y cuando quise interponerme mi padre me sostuvo y ella falleció en el momento.
La habitación nuevamente en silencio.
—Es por eso que agradezco que no haya aparecido mi padre, hace poco me enteré que fue por un ajuste de cuentas y mi mamá pagó el precio.
La doctora se acerca y acaricia mi cabeza antes de retirarse
—Los dejaré tranquilos para que puedan conocerse.
Como podemos hacemos una reverencia para despedirla, ella niega rápidamente con una sonrisa.
Ya perdí la cuenta en que el silencio inundó esta habitación pero esta vez es uno bastante incómodo, por lo cual, me parece una gran idea recostarme para descansar.
Cierro mis ojos y un chico grita, me levanto quejándome por el dolor y veo al chico que parece menor este sonríe y puedo ver sus adorables mejillas acompañadas de unos lindos hoyuelos.