Del odio al amor

Mi primera impresión de ti

Mamá y papá estaban preocupados ya que iría a vivir con los abuelos no les gustaba mucho la idea, pero no podía negarme me sería más fácil ir al colegio. Mis padres siempre me han consentido mucho soy hija única, aunque prácticamente no de sangre, mis padres habían muerto en un accidente automovilismo, desde ese momento ellos me criaron me dieron el nombre de Erika, hasta ahora siempre han estado conmigo por eso les preocupaba que iniciará una vida escolar con mis abuelos

—Erika ¿Segura estarás bien?

—Mamá no te preocupes estaré bien te lo prometo vendré a visitarlos y les llamaré por las noches además estaré con los abuelos estaré bien

—Está bien pero no olvides comer a tus horas ten mucho cuidado si algo pasa me llamas 

—Claro.

—¿Erika estás lista?

Me llamo mi padre desde el auto.

—Si ya voy papá

Era momento de despedirme de mi madre, quien parecía que no aguantaba las lágrimas, me sentía un poco triste, pero a la vez emocionada entraría a un nuevo colegio conoceré muchas personas.

Era la típica chica emocionada por ir a un nuevo colegio, olvidándome de todo, sin siquiera pensar lo diferente que mi vida iba a llegar a ser. 

—Erika no olvides llamar siempre a tu madre, sabes que se preocupará si no lo haces y terminará gritándolo por toda la casa, conoces a tu madre —me dijo mi padre quien a pesar de hablar conmigo no giraba su rostro para por lo menos mirarme, así era mi padre muy inexpresivo, demasiado para ser verdad.

—lo haré.

Hice lo posible por parecer segura y a pesar de que le brinde una sonrisa, estoy más que segura de que no se percató de nada.

Lo siguiente que hizo fue ayudarme a bajar mi equipaje y saludar a mi abuelo desde lejos.

—Abuelo que gustó verte - me dirigí a mi abuelo y le di un gran abrazo y un beso en la mejilla.

Puede que suene un poco infantil, pero para ser sincera ellos para mí eran como mis padres.

Apuesto a que no soy la única que tiene más confianza en otras personas que no son sus padres, en mi caso mis abuelos, a pesar de que a veces ni siquiera me entendían lo que les hablaba, hacían un gran esfuerzo en escucharme.

—Mírate ya estás muy grande vamos a dentro la abuela está preparando la cena —entramos a casa.

—Mira quien llegó —le llamo el abuelo a la abuela.

—Erika que bueno que llegaste ¿Qué tal el viaje?

—Divertido —le dije mientras le daba un abrazo.

—Hoy es tu favorito, vamos a comer así que lávense las manos.

Cuando estaba con ellos, era como volver el tiempo atrás, me seguían tratando como si fuera una niña de cinco años.

—De acuerdo.

Supongo que de alguna forma les alegraba tener a alguien en casa, ya que siempre estaban solos, era muy rara la vez que alguien los visitará —al menos hasta donde yo sé—.

—Erika ven te mostraré tu habitación —me dijo la abuela mientras yo la seguía—. Si necesitas algo sólo llámame bien ya llegamos entra.

El cuarto era pequeño, pero perfecto para poder estar tranquila y un buen lugar para dormir, la ventana no dejaba entrar mucho sol —o al menos eso creía ya que en ese momento era noche—.

—Puedes decorarlo como tú desees.

Si rostro se mostraba inseguro, supongo que temía que no me gustará el lugar.

—Gracias abuela.

Dicho esto, se fue.

A pesar de que emocionaba ir a una nueva escuela, no me gustaba tener que volver a los estudios, donde los exámenes serían lo peor que existiría para mí.

—Ya cállate —Si ese era mi alarma, mi terrible y molesto alarma.

Estire mi mano para apagar ese sonido.

Espera hoy es mi primer día en el colegio, no puede ser, sólo me queda media hora no puedo creerlo mi primer día y tarde.

—Erika ¿Éstas lista?

Lo mismo me pregunto, lo único que quisiera es estar lista.

—Ya voy abuela.

Era demasiado tarde que salí corriendo.

—Lo siento abuela, voy demasiado tarde, me voy ya.

—¿No vas a desayunar?

—Comprare algo después —le dije mientras cerraba la puerta.

Hay no porque me pasa esto a mí, ¿Acaso siempre me tengo que levantar con el pie izquierdo?

 Un momento, ¿Dónde quedaba el colegio?

 Por dios, solo esto me pasa a mí.

Cuando se trata de orientación soy la peor, no entiendo cómo es que sea la única que ni siquiera sabe dónde está.

Pase mucho tiempo en encontrar ese colegio que puedo asegurar que ya no quería siquiera buscar mi clase.

Cuando registre mi asistencia, la persona que estaba a cargo de eso, se me quedó mirando de forma molesta, no es de extrañar después de todo le estaba dando trabajo extra.




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