Del odio al amor

Nostalgia

Era el día de visitar a mamá, podría jurar que hasta me temblaban las manos cuando estábamos en el aeropuerto, jamás me imagine sentirme así, subimos al avión, cerré los ojos, aún le tenía miedo a las aviones, está vez fui yo quién le dio la mano a Adrian mientras despegaba, durante el vuelo lo único que hice fue dormir, y leer un libro que llevaba conmigo, Adrian en cambio estuvo terminando de revisar algunos trabajos de la organización de la compañía, así que no tuvimos tanto tiempo de conversar, cuando él avión estaba apunto de aterrizar, mis nervios aumentaron, Adrian me tomo de la mano, cuando salimos del aeropuerto.

- ¿Estás bien? - me pregunto Adrian.

- Si, lo estoy, solo estoy un poquito nerviosa.

- Tranquila, todo va a salir bien.

- Eso espero.

Cuando llegamos, vi al abuelo sentado en una silla en el jardín, corrí a abrazarlo, lo extrañaba, hace tiempo que quería venir a verlo, antes de hablar con el salió mi mamá junto con la abuela, mi madre me abrazo, no logré corresponder el abrazo, ya que de algún modo, aún estaba nerviosa, luego me dijo que tenía mucho que hablar conmigo, cuando dijo eso, los abuelos y Adrián entraron adentro, mi mamá y yo nos quedamos solas en el jardín el cuál se había hundido en un gran silencio.

- Quería disculparme apropiadamente contigo por no haberte dicho antes la verdad. - dijo por fin, antes de que dijera una palabra, ella me interrumpió y siguió hablando.

- Sabes, cuando llegaste a mi vida, me hiciste sentir como una madre de verdad, jamás me imagine que una pequeña como tú iba a llegar a mi vida, y no sabes lo agradecida que estoy de haber compartido esos momentos contigo. - comenzó a llorar - Se que no soy la mejor persona, pero cuando te veía sonreír y me llamabas mamá, me sentía la mujer más afortunada del mundo, incluso si no compartimos la misma sangre, para mí siempre serás mi hija.

- Olvidemos lo que pasó, a decir verdad tenía miedo de que solo hubiera sido un estorbo para ti, por eso me dolió mucho cuando me dijiste la verdad. - limpie sus lágrimas y evite que las mías salieran.

- Supongo que tienes derecho a conocer a la familia de tu verdadera madre.

- Pero dijiste que nadie vino a buscarme el día del accidente.

- Estuve investigando desde el día del accidente, no creo que ellos supieran de tu existencia, pero creo que merecen conocerte.

- En realidad, solo quisiera saber dónde se encuentra la tumba de mi mamá.

- No sé dónde está, si lo supiera te lo diría, cuando fui al hospital y te traje conmigo, no volví a saber nada de lo que pasó, pero considero que tú verdadera familia debe de saber algo.

-¿Crees que debería de ir a verlos?

- Seguro te recibirán con los brazos abiertos, te daré la dirección que investigue.

-Espera, quisiera que me des la dirección, cuando me gradué de la universidad, quisiera visitar la tumba de mi mamá justo después de ese día, quisiera que desde donde esté se sienta orgullosa de mi.

- Esta bien, será lo mejor. - después de eso, ninguna de las dos sabía que decir, a pesar de haber arreglado el problema, aún era incomodo hablar las dos, así que lo único que se me ocurrió fue decirle que quería dar una vuelta con Adrian, ella accedió y yo llamé a Adrian.

-¿Qué tal te fue? - me pregunto Adrian, cuando estábamos en el parque.

- Supongo que bien, solo que aún es un poco incómodo hablar como si nada hubiera pasado.

- Se que después de un tiempo, tu mamá y tu volverán a hablar normal.

- Quiero creer que es así.

-¡¡Erika!! - escuché una voz que me parecía muy conocida, cuando voltee me di cuenta que era Dulce, al principio no la reconocí se había cortado su cabello, y llevaba unas gafas de sol.

- Dulce, hace tiempo que no te veo.

- no pensé volver a verte por un buen tiempo aquí, me alegro mucho verte, ¿Cómo has estado?, ¿Qué tal Francia?, ¿Ya aplicaste el examen de la universidad?

- Espera son muchas preguntas a la vez.

- Lo siento, que te parece si nos sentamos a conversar. - mire a Adrian, me pareció mal ir con Dulce, y dejar a el como observador.

- me encantaría, pero quizás en otro momento, vine a caminar con Adrian, y me parece irrespetuoso dejar a Adrian mientras conversamos.

- Tranquila si deseas conversar con tu amiga no tengo ningún problema. - dijo Adrian, quería conversar con Dulce, pero quería recordar los momentos que pase aquí con Adrian.

- Ya lo oíste. - Dulce me tomo mi brazo y me llevo a una cafetería que estaba cerca del parque, tome la mano de Adrian para asegurarme de que nos siguiera, luego nos sentamos a conversar.

-¿Entonces cuéntame, todo lo que te ha pasado en Francia?

- Me ha ido bien, también ya realice el examen de ingreso de la universidad, solo me queda esperar los resultados, voy a invertir mis vacaciones en clases de francés, Francia es un lugar hermoso...- termine contándole, todo lo que me había pasado, lo único que no mencione fue mi vida privada, Dulce era mi amiga, pero no era alguien a quien yo pudiera tener confianza.

- Me alegro que te guste vivir en Francia, y te adaptes a tu nueva vida.

-¿Por qué te cortaste el cabello? - se me ocurrió preguntar de repente.

- Pensé que me hacía falta un corte, ¿Que te parece?

- Es lindo.

- Por cierto, no me lo vas a creer, estoy saliendo con Óscar ¿No te molesta o sí? - vi el rostro de Adrian, creo que le molestó el comentario de Dulce.

- Por supuesto que no me molesta. - conteste muy segura.

- Me alegro.

-¿Y ya hiciste trámites a la universidad? 

- Voy a estudiar actuación en Nueva York.

- Eso es impresionante. - estaba un poco incómoda, deseaba salir de ahí y continuar conversando con Adrian.

- Por cierto, Adrian y tú ¿Están saliendo? - la verdad ya me esperaba que me preguntará algo así.

- Si, llevamos tiempo juntos.

- No me lo esperaba.

-¿En serio? Todos me dicen lo contrario. - se me quedó mirando unos segundos.




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