Issa
—Sal de la cocina, te esperan —termina de hablar papá al llegar a la puerta.
—Nunca lo hacen, un día que lo hagan no tiene gran importancia —respondo apurándome en tomar mi mochila y bolsa de almuerzo.
—Querrás decir que no hay un día en que no lo hagan.
Ambos reímos y tras dejar un beso en su mejilla me apuro en salir.
—¡Buenos días Dayo! ¡Buenos días chicos! —digo entusiasta como cada día al subirme al transporte que me lleva al trabajo.
—Estoy segura que de no traernos estas deliciosas galletitas te dejaríamos votada —le guiño un ojo a Atara mientras sonrío y termino de colocarme a su lado como cada día.
—Tú serías la primera en oponerte.
—De ser tú no estaría tan confiada.
Al entrar a la oficina nos encontramos a Leszek haciendo el briefing, eso quiere decir que nada bueno nos depara para el día de hoy. Tomo asiento prestando atención a lo que dice mientras ruego internamente que las cosas estén mejor de lo que empiezo a imaginar.
—Como pueden apreciar en nuestras pantallas tenemos cuatros vuelos cancelados, todos saben lo que eso significa pero le haré el favor de recordarles. Hay que tratar de colocar los pasajeros en los vuelos disponible en el día de hoy, el que no desee viajar en escala o vuelo en conexión se le ofrece un cambio desde la fecha de hoy hasta tres día en lo adelante. Para suerte nuestra solo tenemos dos vuelos retrasados. Las cosas no están tan mal tampoco, las asignaciones están en el grupo y está de más decirle que los asignados a Gate deberán darnos apoyo en el counter hasta minutos antes de moverse a su posición. A lo que vinimos chicos.
Es todo lo que dice para abandonar la oficina.
—No desayuné en casa pensando que lo haría aquí —se queja una de las gate agent —agentes que trabajan en las puertas de embarque brindando asistencia a los pasajeros tanto para abordar y desembarcar en los vuelos —guardando nuevamente sus alimentos.
Suspiro sintiéndome estresada por lo que me espera.
Salgo al counter y entre cambios de vuelos y explicaciones se va toda mi mañana, voy hacer un vuelo pero al regresar horas después sin llevar el carrito de operaciones a la oficina Leszek me pide quedarme en el counter dando apoyo.
—Gracias por preferirnos, feliz viaje.
—Gracias señorita —responden la pareja de señores dirigiéndose a la puerta de embarque correspondiente.
Observo la fila delante de mí y suspiro cansada, llevo horas parada y noto que en lugar de disminuir con cada minuto que pasa crece, la tormenta a retrasado varios vuelos y entre cambios de vuelos, escuchar al cliente reclamar y tratar de hacerle ver nuestro punto, terminaré en el psiquiatra.
—¿Viste la actualización en las asignaciones?
—Por favor, dime que Leszek se a olvidado de mí y me dejará regresar a casa en paz —ruego en voz alta aún sabiendo que eso no depende de ninguna de las dos.
—¿Estás de bromas? Enviar a casa a nuestra empleada estrella es sinónimo de suicidio en una situación como esta belleza mía.
Responde mi querida amiga consiguiendo que la mire con aburrimiento.
En ocasiones como estas es donde odio y maldigo el hecho de seguir amando tanto este trabajo como para no tener el valor de renunciar de una buena vez.
—Ilumíname por favor.
—Te tocan los preferenciales, así que yo en tu lugar empezaría a mover el culo.
La miro procesando la información para suspirar con hastío. Los preferenciales es una parte del counter donde se asiste los clientes que viajan en primera clase y que son viajeros frecuentes, allí la fila es más corta y los clientes tienen acceso a Sky room lo cual es un Lounge de Sky Line donde sus clientes preferenciales los cuales en su mayoría son personas sumamente importantes, pueden esperar hasta la hora de su abordaje disfrutando del snap y comodidades que se le ofrecen.
Odio asistir los clientes de esa área y sé que sí estuvieran en mis zapatos también lo hicieran. En su mayoría siempre quieren que las cosas se hagan como a ellos le parezca, que hagamos a un lado las reglas y cumplamos sus caprichos de viajeros.
—A veces pienso que la mujer que le rompió el corazón tenía mi nombre o compartimos ciertos rasgos.
—A eso llamo tener buen humor en días grises —dice Atara tras explotar de la risa por mi comentario— Más bien creo que se trata de que mide el potencial que tiene y quiere explotarlo porque sabe lo buena que eres aún prefiriendo que se le reviente las bolas antes de admitirlo.
—¿Atara por qué sigues aquí cuando tu vuelo está a nada de empezar el abordaje? —suelta Leszek quien llega repentinamente a nuestro lado impidiéndome contestar.
—Ya me iba —se limita a responder mi amiga dejando un beso en mi mejilla para retirarse.
Es azafata y siempre es la última en entrar a la aeronave.
—Toma tu nueva posición, sabes que son impaciente —vuelve a decir para marcharse.
Respiro profundo recogiendo mis cosas para una vez sacar mi usuario del sistema caminar hacia los malditos preferenciales. Saludo a los compañeros que ya están asignado desde antes en dicha posición e inmediatamente me pongo manos a la obra.
—Bienvenido a Sky Line, un placer asistirle. ¿Cuál es su destino final?
—Gracias, España.
—Pasaporte por favor —observo de inmediato su nombre y apellido para poder dirigirme de una forma más directa —. Señora Mercedes ¿sabe usted que su vuelo tiene treinta minutos de retraso?
—¡¿Treinta minutos?! Demonios ¿Cómo voy a saberlo si he estado por casi cinco minutos en esa maldita fila?
Tan exagerada, tenemos vuelos retrasado por mucho más tiempo.
—Así como le informo señora, el retraso es debido a tripulación. Le han enviado un correo con la información que le acabo de dar, nos disculpamos por los inconvenientes que esto pueda ocasionar a sus planes.
—Cada día este servicio es más mierda, de continuar así valdrán verga —comenta mostrándose muy molesta.