Delayed

Capítulo 4

Issa

Hace más de cinco minutos he despertado pero sigo sin tener el valor de abrir los ojos y comprobar dónde me encuentro, recuerdo todo hasta el punto de empezar a ver una película de terror luego todo lo demás se refleja como un vacío en mi mente hasta volver al punto donde gemía sin parar rogándole que no se detuviera. El solo recuerdo despierta todo en mí y es que demonios, a sido el mejor sexo que he tenido.

Esta podría quedar marcada como la mayor locura que he hecho en mi vida. Las ganas de gritar hasta quedarme ronca como acostumbro hacer cuando experimento el grado de mortificación que estoy sintiendo, casi puede con mi autocontrol. Sin premeditar más abro los ojos recibiendo un ambiente agradable y para nada molesto al dolor que taladra mis sienes, observo mi alrededor intentando reconocer pero todo lo que me rodea es nuevo para mí.

Una habitación ambientada en tonos masculinos es lo que me rodea, repaso la mirada por alrededor rogando no dar con él y lograr escaparme antes como la gran cobarde que me describe ser. Sin embargo, doy con una figura totalmente ajena a la suya. El chico a una distancia prudente alza el rostro y me sonríe con amabilidad al sentir mi mirada dejando a un lado lo que estaba haciendo.

—¿Quién eres? —pregunto y mi voz me es irreconocible, estoy ronca y ni hablar del regaño que me hace sentir la cabeza.

—Antes del interrogatorio te aconsejaría tomarte eso —dice señalando el zumo de juego y las dos tabletas de pastilla que descansan en la mesilla de al lado. Le hago caso y la resequedad en mi garganta me lo agradece.

—Necesito mi teléfono —digo al recordarme de papá, debe de estar preocupado.

—Temo tampoco poder ayudarte con ello pero lo resolveremos.

—¿Dónde están mis cosas? ¿Qué hago aquí? ¿Dónde está él?

—Oh vayamos por parte corazón, ¿en serio no recuerdas el trío espectacular que hicimos anoche? Estuviste genial debo decirte —dice con gracia y mi pulso se acelera deteniendo mi respiración.

¿De qué mierda habla este? ¡¿Trío?! No recuerdo ningún trío, solo espero que el alcohol no me haya hecho cometer una locura irreparable.

—¿Estás de bromas cierto? —le cuestiono sintiendo como la sangre abandonado mi rostro.

—No me jodas belleza, ¡si me hiciste la mamada del año! Dios bendiga esos labios. Podríamos repetir ¿te apetece?

—¡Estás demente! Sería incapaz de hacer algo como eso.

—Tengo las pruebas y no tendría problema en mostrarte, ya verás —habla con tanta seguridad que empiezo a dudar de mí misma.

Sé que el alcohol me hace perder todo el control pero no sería capaz de llegar tan lejos.

No, no puede ser cierto. El alcohol no pudo darme tan duro para ponerme hacer tales cosas. Lo veo acercarse a mí con el teléfono en mano listo para mostrarme. Llevo mis manos a la cabeza apunto de alzar el grito pero el muy puto estalla en carcajada confirmando lo que ya sospechaba.

—¿Eres el maldito sobrino no?

—Ya veo que te han hablado de mí. Un placer conocerte tía, bienvenida a la familia. Espero y no lo tomes personal —el muy cínico me observa burlesco y todo lo que deseo es darle un guantazo por chistoso.

—Permíteme decirte que eso no ha sido gracioso —le hago saber levantándome de la cama tan deprisa que consigo marearme.

—Despacio, él no me perdonaría que te hiciera un rasguño.

—Necesito regresar a casa.

—Te llevaré.

—No, pide un taxis por favor. Me regreso sola.

—Bien —es todo lo que dice para sacar su teléfono y hacer lo que le pido.

Me dirijo a lo que creo es el baño dando con ello, lavo mi rostro mientras intento seguir recordando algo sin conseguirlo.

—En cinco minutos estará aquí. ¿Deseas desayunar?

—Estoy bien, gracias —asiente observándome tomar asiento en uno de los sofás que tiene la habitación. Trato de disimular pero tanta gozadera me a dejado adolorida por ciertas partes. Solo espero que no lo llegue a notar —. ¿Dónde están mis cosas?

—Cuando te recogí no tenía nada más que lo que llevas puesto, estás aquí porque él así me lo pidió. Ahora mismo debe estar aterrizando en españa.

Me contesta observando con desdén su reloj de mano.

Trago grueso al escucharle y todo lo que pido es salir de aquí. No quiero verle la cara nunca más a ninguno de los dos.

Una vez el taxi llega me hace saber y bajamos al primer piso, noto que se trata de un precioso y enorme penthouse. Parece ser que solo somos nosotros en el lugar lo que me hace estar más tranquila. Puedo imaginarme lo preocupado que estará mi padre al no saber de mi durante tantas horas. Me subo al taxi sin despedirme deseando que los días pasen para que esto se vuelva un viejo recuerdo, después de indicarle hacia donde me dirijo recuesto la cabeza en la ventanilla para adjuntar mis manos temblorosas en mi regazo. Una lágrima de miedo trepa por mi mejilla y la dejo estar, aún siento su roce en mi piel y la desesperación por saber qué ocurrió realmente me atrapa, solo recuerdo la conversación cuando estaba sobria y luego la película de terror que empezamos a ver. Después de ese punto mi único recuerdo es el momento de intimidad y nada más, todo lo demás a quedado fuera de mi mente como si no fuera importante.




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