Delayed

Capítulo 7

Issa

¿No sería mejor que te quedarás en mi casa y de allí fuéramos a la tuya? —le pregunto mientras tomo las cosas de mi locker.

—No lo había pensado pero me parece mejor, así paso a ver a tu padre. Extraño unirme a él para molestarte —contesta mientras nos acercamos a la salida.

Nuestra jornada de trabajo a terminado por el día de hoy, en nuestra cena del viernes me pidió que fuera a dormir con ella a su casa mientras Elliott regresa de su viaje. Tal parece que la negociación se a complicado y se ha visto obligado a extender los días aunque mi amiga por supuesto piensa lo contrario, dice que simplemente está huyendo de ella porque sigue enojado y cuanta cosa se le pase por la mente.

—Él igual, no existe un día en que no pregunte por ti.

—Tan lindo, deberías aprender de él y no ser tan dura conmigo.

—Si, como digas, ahora vámonos. Solo esperan por nosotras.

—Hasta mañana mis queridas honeys, pórtense bien —nos dice Kevin a quien encontramos en el pasillo dejando un beso en nuestras mejillas.

—Siempre se lo digo pero nunca me hace caso —respondo señalando a Atara.

—No finjas Issa, tanto Kevin como yo sabemos que eres más terrible que ambos juntos.

—Eso es cierto —contesta el muy malvado.

—Es asombroso tu nivel de consideración conmigo querido amigo —digo en tono dramático logrando que ambos rían.

—Sabes que no es cierto, ahora apúrense o la dejara el chófer y el resto de sus compañeros.

—Hasta mañana querido —exclama Atara mientras la arrastró a la salida.

—Hasta mañana.

—Sabes.

—Huh.

—Siempre he pensado que serían una linda pareja.

—Oh si claro, no me extraña viniendo de ti pero gracias.

—Él es lindo.

—Por supuesto pero nunca lo vería como algo más que un buen amigo y compañero de trabajo.

—No puedes ser más especial Issa Margolis.

—Y tú más ocurrente.

Llegamos a casa y nos dirigimos a la cocina donde se encuentra mi padre, quien sonríe al verme llegar en compañía de mi amiga.

—Mi querida hija ya te extrañaba por aquí.

—Yo también papá —si, así suelen decirse.

Llevo una mano a mi rostro porque no puedo con su drama.

—Ven aquí Issa también eres mi hija no esté celosa —comenta papá mientras mi amiga toma mi mano y me empuja a ellos sin soltarse del abrazo.

—En serio pienso que la adoptada soy yo —comento rodando los ojos mientras los abrazo.

—A veces también lo creo —dice mi padre y ambos explotan en carcajadas.

¿Ya ven porque evito juntarlos?

—¡Oh por Dios! ¿Esas son las rosas? ¿Aún la conversas? —grita como lunática al ver las flores ya seca que mi padre aún conserva.

—Lo mismo me pregunto pero se niega a explicarlo.

—¡Papá no empiecen por favor! Si a sido tú quien te empeña en conservarla, si por mí fuera hubiesen estado en la basura desde el día uno —aclaro molesta porque sé que no se detendrán ahí.

—Alto ahí señorita, no quieras culpar a papá por tus desiciones. Todos sabemos que te han encantado esas rosas y que no vez la oportunidad para correr a los brazos de tu príncipe encantador.

—¿Saben qué? Ambos pueden irse al carajo —respondo enojada para ir a mi habitación dejándolo en la cocina. Al dar la vuelta escucho sus carcajadas retumbar por toda la casa.

Juntos son realmente insoportables.

Decido tomar un baño en primer lugar y luego preparar en una mochila el pijama, el uniforme limpio del trabajo ya que me iré desde su casa y mis cosas de aseo. Como vamos directamente para la casa de Atara opto por colocarme unos shorts, tenis deportivo y una sudadera a juego. Sostengo mi cabello en una coleta al descuido ya que estoy harta de llevar todo el día el cabello suelto.

Una vez lista tomo la mochila y regreso a la cocina donde lo encuentro a ambos privado de la risa.

—Ya estoy lista, pido el taxi o nos iremos más tarde.

—Puedes pedirlo, ya estoy terminando —responde señalando su plato. Veo que papá a preparado unos bocadillos y me acerco para tomar algunos.

—Mi niña hermosa, no estés molesta sabe que te amamos.

—Sin duda lo demuestran en cada oportunidad —digo sarcástica.

—¿Aún te quedan dudas? —dice Atara divertida pero dudo que con lo siguiente que pienso decir le dure mucho la diversión.

—Papá ¿Ya te contó tu hija que Elliott está enojado?

La observo sonriente mientras llevo un bocado a mi boca. Ella me da una mirada de muerte devolviendo al plato la comida en su mano que pensaba llevarse a la boca.

—Juegas muy sucio Issa —dice con los dientes apretados.

—Ah sí, no me había comentado. ¿Qué ocurre? —responde papá preocupado y serio.




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