Issa
—Vamos, no te arrepentirás —dice una vez frente a la puerta de mi asiento la cual abre para mi.
—Tendrás que contarme todo lo que ocurrió porque no recuerdo una mierda —le hago saber molesta apartando la mano que me ofrece para bajarme.
Durante el camino intenté que me volviera a casa pero no hizo más que ignorarme hasta que no me quedo de otra que callarme.
—Apuesto que algo si recuerda solo que eres lo suficientemente necia para admitirlo —comenta yendo por la línea de lo sexual.
—¿Fue tu primera vez? Parece virgen en su primera noche de sexo.
Comento para empezar a caminar porque recuerdo que estamos en el mismo lugar donde desperté, su penthouse. Lo escucho reír detrás de mí con diversión para luego colocarse a mi lado y sin pedir permiso tomar mi mano, intento apartarlo pero es más fuerte y sin lastimarme me lo impide. Gruño rendida sintiendo un cosquilleo alzarse desde el punto en que nuestra piel hacen contacto y extenderse por todas mis extremidades, recuerdo lo que llevo puesto y me da apuro. Él viene vestido con su ropa de marca llevando camiseta y pantalones caqui que abrazan sus fuertes piernas, una vez dentro de la torre subimos al ascensor y allí sin ser consciente apreso su mano con temor.
—¿Le temes a los ascensores?
—Para nada —miento mordiendo mi labio inferior.
—Ajá claro —dice haciendo el intento de soltar mi mano pero no se lo permito —. Eso pensaba.
Comenta divertido pegándome a su cuerpo en un abrazo lateral.
—Eres un malvado.
—Y tú una mentirosa.
—Puedo soportarlo en compañía pero sola no soy capaz de subirme —confieso bostezando del cansancio.
—Es importante saberlo.
Salimos para adentrarnos en un pasillo y detenernos en una puerta negra la cual abre con una tarjeta que saca de su billetera, me deja pasar adelante y vuelvo a quedar maravillada con lo lujoso que es el lugar.
—Bienvenida nuevamente, ¿qué desea para tomar? Aun no has cenado ¿cierto?
—Agua es suficiente además no tardaremos mucho, me llevarás a casa ¿Estoy en lo correcto?
—No prometo nada.
—Bien, se irme por mi propia cuenta, descuida.
—Eso también lo veremos.
—¡Basta Vikram! Ya estoy aquí, hablemos entonces. Mañana tengo trabajo.
—Te enoja muy fácil mi cielo —ruedo los ojos tomando asiento en uno de los sofás a lo que él se dirige a la cocina.
Busco algo que me de alguna señal de su vida pero no encuentro nada, no al menos en el espacio que está al alcance de mi vista.
—Aquí tienes —dice extendiendo un vaso con agua en mi dirección. Lo veo tomar asiento enfrente de mi y tomo un sorbo del líquido en mis manos con la intención de que el nudo en mi garganta desaparezca pero fracaso.
—Gracias —contesto tímida por la forma en que me mira, solo veo encanto en su mirada y me asusta. No paso desapercibida como su mirada recorre la piel de mis piernas expuesta haciéndome encoger en mi lugar.
—Es bueno que sepas que lo que ocurrió esa noche no fue planeado, todo fue fluyendo hasta llevarnos a este momento y no me arrepiento de nada. De volver a tener la oportunidad lo repetiría sin dudar y no lo digo solo por el acto sexual que tuvimos sino por quien me mostraste ser. Despertaste la curiosidad de conocerte y creo que sería injusto que ahora quiera privarme de hacerlo.
Es la primera vez que lo veo hablar tan serio y les juro que por un nanosegundo le creo y hasta visualizo nuestra vida pero se me pasa, no todo es tan bonito como nos lo pinten o esperamos. Siempre existirá un trasfondo que tambaleara la felicidad terminando con el sueño encantado.
—¿Por qué me emborrachaste? ¿Cómo te atreviste a estar conmigo estando borracha?
—Ah ver, empecemos por parte mi reina. En primer lugar no te emborraché, apenas nos estábamos conociendo y no tenía idea de que eras tan poco resistible al alcohol, de saberlo te habría detenido antes del efecto de este y lo segundo es que tú me lo pediste.
—¡Mentiroso!
—Yo no miento.
—Lo hace o estás jugando conmigo como suele hacerlo tu sobrino —lo acuso poniéndome de pie sintiendo las lágrimas al borde de mis ojos.
—No jugaría contigo estando o no inconsciente Issa, me lo pediste y lo agradezco porque me enloqueciste de una forma que si tú no me lo pedías te hubiese rogado que me dejará hacerlo. Solo fueron minutos que compartimos pero lo suficiente para saber que no eres cualquiera, que vales más de lo que tengo pero el resto estoy decidido a buscarlo para merecerte.
El sollozo se escapa de mis labios sin poder contenerlo, sus palabras me hieren porque sé que miente. Miente porque es imposible que el poco tiempo que compartimos haya sido suficiente para que sea real el sentimiento que manifiesta. Sus palabras me traen recuerdos que duelen, que quisiera borrar, que me lastiman.
Me juré no creer en palabras como estas y no fallaré a mi promesa, no en esta etapa de mi vida que me ha costado tanto levantarme y seguir adelante.
—Detente ya, conmigo no conseguirás nada. Busca otra víctima Vikram —volteo a decirle sin importarme que vea mi rostro lleno de lágrimas.
Tomo la mochila que había dejado antes en el sofá para darle la espalda y caminar hacia la puerta, no termino de dar el segundo paso cuando ya tengo sus brazos envolviendo mi cintura y su pecho pegado a mi espalda.
—¿Quién fue capaz de lastimarte de esa forma? Para negarte a aceptar que te quieren, que eres especial y no existe nada en este mundo con lo cual etiquetarte un valor. ¿Quién fue el ser humano tan cruel que lo hizo? —me susurra al oído con tristeza sin soltarme y juro que siento mi corazón desprenderse de mi cuerpo al escuchar sus palabras.
—Cállate, no tienes una puta idea de lo que hablas.
—No la tengo pero desearía que me lo contarás y esperaré. Esperaré hasta que estés lista para hacerlo pero mientras, lucharé para que vuelvas a creer que las cosas buenas si pueden suceder en tu vida —deja un beso en mi mejilla tras sus palabras y la tristeza y rabia que me oprimen me hacen ser débil ante él.