Delayed

Capítulo 9

Issa

Debo admitir que empiezo a decepcionarme —escucharla decir aquello me da felicidad.

—¿Ah sí? Pensé que nunca lo dirías —respondo llevando el vaso a la mesa. Es fin de semana y ambas estamos libre, quedamos en venir al cine y tras ver la película decidimos quedarnos en la plaza a tomar algo.

—Elliott no tiene amigos canallas pero creo que Vikram es la excepción, no me creo que tras una semana no haya dado señales de vida. Ni una llamada, un recado a tu casa ni nada. Ni siquiera el sobrino molestoso a dado señales.

—Conozco lo de su tipo, solo quieren pasar el buen rato y ya. Lo demás es palabrería. Tú sigues siendo ilusa amiga.

—Es raro, ni Elliott sabe nada sobre ellos.

—¡¿Te atreviste a preguntarle?! ¡Si había dicho que no, no seas intensa con el asunto! —le hablo exaltada porque es un tema que ya había hablado y me juró no seguir investigando el asunto.

—Perdón, te lo prometí pero anoche no me resistí. Es que todo en él indicaba que sí le importabas.

—Yo misma le pedí que se alejara y me alegra que lo haya hecho.

—Siii lo sé pero alguien en su cinco cabales no te habría hecho caso, debes dejar el miedo a que te quieran y se interesen por ti.

—Como digas, no discutiré más sobre lo mismo. Tú y papá me tienen saturada de escuchar lo mismo —digo observando mi alrededor tomando un sorbo de mi bebida.

Desde la última vez que estuve en su penthouse no nos hemos vuelto a ver, llamar o coincidir. Muy en el fondo de mi ser me duele el hecho porque me lleva al mismo punto que ya se, nunca seré lo suficiente para retener alguien a mi lado. Siempre huirá y buscara en otro lugar lo que me hace falta.

Era algo que ya me esperaba y por eso soy reacia a aceptar o creer en las palabrería de los hombres.

—Ya dejaré el tema, es solo que nos preocupa verte sola aún. Deseamos ver la chica feliz que eras antes.

—Lo que se niegan aceptar es que esa chica ya fue y no volverá hacer. Vikram es un ejemplo de lo que les digo, no gastaré mi tiempo en esperanza sobre cosas que nunca serán.

—Bien, dejemos el tema. Ahora hablemos de la fiesta que Elliott esta organizando, quiero que me acompañes. Será en una de las mansiones de su socio, la causa de la celebración es el aniversario de una de sus empresas. Suelen darse muy buenas.

—¿Y qué se supone que pinto yo en todo eso?

—No quiero estar sola ya que Elliott se la pasa hablando con los socios que encuentra en el lugar, así no me aburro e igualmente te diviertes.

—No soy muy fanática de esas fiestas, ya sabes.

—Lo sé y por eso tenía siglos sin invitarte a una. No puedes quejarte.

—Esta bien iré pero nada de enviar vestidos a mi casa. Iré con lo que yo elija.

—Hecho, tu buen gusto nunca me ha defraudado así que no será un problema —comenta dando palmadas como niña emocionada.

Permanecemos hablando por una hora más y me ha alegrado saber que las cosas entre ella y Elliott han mejorado, desde que llegó de viaje no han hablado más del tema. Solo espero que cuando vuelva a tocarlo no sea con una rotundidad más fuerte.

Algo me dice que el asunto no está del todo cerrado. Al menos no para él.

Decidimos despedirnos cada una yendo a su auto, quedamos en hablar al rato y mientras conduzco enciendo la radio escuchando la música que ponen al rato. Tarareo las canciones sintiéndome de buen ánimo. Una vez estoy llegando a casa sonrió al visualizar a mi padre hablando con lo que me parece es un cliente, detengo el auto para salir e ir a saludar pero una vez me encamino a él detengo mis pasos abruptamente a medio camino. Observo la silueta de la persona con la que plática y por un segundo me quedo frizada. Una ola de calor y escalofrío azota mi piel haciéndome temblar por un segundo.

Esta vestido con una camisa negra la cual decidió subirla hasta la altura de los codos y abrir los primeros botones de la misma mostrando parte de la piel de su pecho, pantalones, cinturón y zapatos finos del mismo color. No sé qué hace aquí pero me enoja el hecho de verlo en el taller de mi padre, no me creeré el cuento de que es su cliente.

Ambos parecen sentir el peso de mi mirada y se voltean en mi dirección, papá sonríe con la misma felicidad de siempre al verme mientras que él me estudia por completo y no sabría definir lo que sus ojos me muestran. Suspiro molesta para terminar de acercarme.

—Mi vida que bueno que llegaste —dice papá abrazándome.

—¿A caso me esperaban? —pregunto sin poder evitar ser borde.

—Un padre siempre espera sus hijos —escucho su voz responder y lo miro. Le doy una mirada al no entender qué está haciendo pero sonríe.

—Eso es cierto muchacho, más cuando la hija no pasa tanto tiempo en casa —miro a papá sin creer lo que dice y me sonríe —. Issa él es mi nuevo cliente Vikram, ella es mi hija.

—Es un placer...

—Me temo que ya nos hemos visto antes, podemos saltarnos las presentaciones —lo interrumpo en un tono serio y baja la cabeza sonriendo divertido llevando sus manos a los bolsillos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.