Delayed

Capítulo 10

Issa

Llego al lugar pero no hay estacionamiento disponible por lo que me toca estacionarme un poco más lejos de la entrada, al hacerlo salgo del auto disparada a la puerta principal. Para mi suerte la entrada está libre de fila y me dejan entrar de inmediato, el bullicio y gentío me reciben por lo que me detengo un momento hasta adaptar mis sentidos al ambiente. Empiezo a mirar por todos lados pero las luces de neón no ayudan a distinguir muy bien a las personas, me enfoco donde hay un gran grupo de personas bailando y lo encuentro. Tiene un vaso en la mano y baila junto a una chica madura, el alivio de verlo es mayor que la rabia que me embarga.

Me apresuro en llegar hasta él evitando las personas que se atraviesan en mi camino.

—¡Papá! —grito una vez estoy cerca y él enfoca su mirada de inmediato en mí.

—¡Hija por fin llegaste! —se lanza a mis brazos como si tuviéramos siglos sin vernos apartando a la chica que antes le acompañaba la cual se va sin rechistar.

—Si papá ahora debemos irnos. Es muy tarde.

—Pero si acabas de llegar, toma bebe un poco —dice llevando su vaso a mi boca el cual aparto para tomarlo y colocarlo en la bandeja de un chico que pasa por nuestro lado.

—Ya tomé padre ahora es momento de irnos. Vamos —no lo dejo hablar más y tomo su mano para llevarlo hacia afuera.

Lo escucho refutar a mis espaldas pero no le hago caso.

—¡Issa espera! Mis amigos, debo despedirme de ellos.

—Ya les avise que nos íbamos, no te preocupes.

—Pero no me despedí, ¿segura que lo hiciste? Se portaron muy bien esos muchachos, me agradan, me agradan mis nuevos amigos —habla como un niño ilusionado y me es imposible no sonreír.

—Es bueno saberlo papá aunque te encontré solo.

—¡Nunca lo estuve! Fueron por unas bebidas.

—Si claro ¿y cuando te llamé dónde estaban?

—Estaba en el baño por eso pude responder.

—Bien entonces.

Terminamos de salir y suspiro sintiendo el frío causándome temblor. Noto que mi padre no puede caminar muy bien por si solo por lo que tocará arrastrarlo hasta donde he dejado el vehículo. Mientras caminamos y estamos a nada de llegar hasta donde he estacionado el auto escucho una voz mencionar mi nombre.

—¡Issa espera! —volteo a mirar para tener casi al frente al protagonista de la noche —. ¿Qué estás haciendo? Tahiel ayúdala por favor.

—¿No es muy obvio lo que hago? Y tú no te atrevas acercarte —le amenazo al ver su sobrino acercarse para ayudarme con mi padre.

—¿Por qué has venido? Solo nos estábamos divirtiendo, he cuidado de él.

—Wow de no mencionarlo no lo noto —digo con sarcasmo y pasa una de sus manos sobre su rostro estresado —. ¿Te has detenido a ver lo ebrio que está? Lo que has hecho es insólito.

—No seas exagerada Issa, vamos déjame ayudarte —notar lo despreocupado que está y la poca importancia que le da a la situación hace literalmente hervir mi sangre. Suelto a mi padre sabiendo que Tahiel sigue a su lado y lo sostiene inmediatamente para dar un paso al frente y aclararle los puntos.

—¡¿Exagerada dices?! Me llamas exagerada cuando has desapercibido durante una maldita semana, llegas a mi casa de un día para otro, le lavas el cerebro a mi padre al punto que se pone de tu lado, se hacen amigos, lo saca a tomar alcohol como un demente sin cuidar de él ¿y encima de todo eso me llamas exagerada?

—Esa es la causa real de tu molestia ¿cierto? El haber desapercibido y hacerte esperar por mi al punto de llegar a pensar que ya no seguiría insistiendo, de según tú haberte comprobado con tal hecho que solo buscaba placer contigo —su seriedad me choca por un segundo. Se acerca más a mi para desafiarme con sus palabras.

—No estamos hablando de mí, no cambie la conversación porque ya te dejé en claro que no quiero escucharte. Y me largo, no perderé más tiempo hablando con un imbécil —digo enojada por sus palabras porque hasta no haberla escuchado no había notado que el hecho de él no haber aparecido antes me molestaba.

—Ya basta del mismo drama, no conducirás en ese estado. Tú y yo te guste o no hablaremos de lo pendiente pero no ahora —me detiene sosteniéndome firme por el brazo. Está muy molesto por mis palabras y aunque el arrepentimiento me golpea no me retracto —. Tahiel lleva su auto a casa, se irán conmigo.

—No, me iré en mi auto. No eres quién para decir lo que debo hacer ¿Estamos? —determino quedando libre de su agarre de un jalón. Sin darme cuenta me quita la llave del auto que aún mantenía en mis manos.

—Bien, yo conduzco. Tahiel lleva mi auto a casa, luego llamaré a Georgio para que me recoja en casa de la señorita —sin esperar respuesta su sobrino quien me observa divertido se marcha y él entra al auto. Me quedo observando lo que hacen sin creer lo osado que puede llegar a ser.

Mi padre ya se encuentra en la parte trasera durmiendo sin enterarse de nada, paso mis manos por mi cabello y sin más opciones y creer todavía lo que hace abro la puerta del copiloto.

—No termino de entender lo que busca con todo esto.

—Colócate el cinturón y enciende la calefacción para que no enferme. No hay nada que entender solo algo que aceptar y te niegas hacerlo pero tranquila, soy muy paciente y persistente.




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