Delayed

Capítulo 11

Issa

No tengo idea de que tanto he dormido pero por el sol que golpea mi ventana ya debe ser medio día.

El timbre de la entrada a sido la causa y la tercera vez que lo escucho decido levantarme, al parecer papá aún sigue dormido. Todo lo que lo salva es que hoy es domingo y el taller está cerrado de lo contrario habría tenido que enfrentarse al trabajo con todo y resaca.

Al abrir la puerta me encuentro con un chico que trae una entrega para mí, la firmo y le doy las gracias. Intento darle un billete de propina pero lo rechaza argumentando que ya se la han dado. Imagino de quien se trata todo esto pero de igual forma me apresuro en abrir la caja.

Encima de esta hay una rosa roja con una tarjeta incrustada en medio del lazo que envuelve la caja.

Buenos días vida,

Deseo que sean tan buenos como lo estás tú. Discúlpame por el mal rato de anoche y espero que junto a tu padre disfrute lo que encontrarás dentro.

PD: No olvides que cada segundo sigo pensándote.

Vikram Guilligan.

Sin desearlo ni poder evitarlo sonrío llevando la rosa a mi rostro, abro la gran caja encontrándome con un delicioso desayuno a todo nivel. Veo frutas, jugo, panqueque, huevos revueltos, tocino y mucho más. Vuelvo a cerrarla para ir hasta la habitación de papá y ver si continúa aún con vida. Toco dos veces y al no escuchar nada decido entrar, para mi sorpresa no se encuentra en la cama pero lo veo salir del baño. Al parecer se a duchado aunque por la cara que trae sigue resacado.

—Todo lo que tengas que decirme hazlo después de haberme tomado un calmante, mi cabeza explotará —se queja acortando la distancia para abrazarme.

—Me puedo imaginar, vamos a desayunar para que te tomes algo que pueda aliviar ese dolor.

—Por eso te amo tanto hija.

—Ni creas que te salvarás del sermón.

—Ya lo sé.

—Me alegro.

Salimos de la habitación y preparo la mesa para los dos, han enviado hasta un caldo que le servirá de mucha ayuda a papá.

—¿Lo ha cocinado tú? No tiene tu sazón —comenta tras saborear los alimentos.

—Tienes razón, te lo a enviado tu nuevo amigo. Al parecer la conciencia le retuerce después de lo que hicieron.

—Hija, no tiene culpa de nada. Es un buen chico y su sobrino muy divertido. Espero no hayas sido grosera porque me enojare mucho contigo.

—¡Papá no puedo creer que te ponga de su lado! Bebiste hasta perder el juicio. Tuve que ir por ti.

—¿Fuiste a buscarme? No lo creo, nunca lo he hecho contigo pero gracias por darme la idea de cómo avergonzarte la próxima vez que salgas con tus amigos.

—¡Es el colmo! No lo puedo creer. Era más de media noche y no llegabas.

—Y tu mejor idea fue salir a conducir a esa hora tras mi trasero. Genial —dice molesto aplaudiendo.

—Me es imposible creer que estemos peleando por culpa de él papá.

—No lo metas en esto, discutimos por tu imprudencia de arriesgarte a esa hora con la excusa de ir por mí. Se cuidarme perfectamente solo.

—Claro, anoche me lo dejaste muy claro —comento sarcástica.

—¿Algo en específico que desee compartir?

—Por supuesto, bailando con mujeres más jóvenes que tú y beber hasta perder el juicio.

—Soy joven aún y lo de beber sabe que con solo oler el alcohol de cerca estamos ebrios.

—No te justifique papá.

—No lo hago, solo te aclaro. Además ¿no es lo que se hace en una noche de diversión? Deberías intentarlo.

—Gracias pero paso.

—Vikram es un hombre genial, las chicas lo aman. Si no andas rápido lo lamentaras —me advierte sonriendo.

—No lamentare nada, por mi que se lo coman vivo. Y es que me lo puedo imaginar anoche bailando y restregándose en el culo de alguna fulana —digo irritada sin saber muy bien por qué y papá estalla en carcajadas.

—Las mujeres estaban que le daban las bragas solitas amor. Tenías que verlo.

—¡Basta, no me importa lo que hicieron anoche! Ahórrate los detalles por favor.

—Solo decía aunque no puedes estar celosa cielo, no quieres nada con él. Está en su derecho de hacer lo que mejor le plazca con cualquier otra.

—¡Y no lo estoy, ¿sabes por qué? Porque no me importa! —comento más exaltada de la cuenta. Papá está privado de la risa y no termino de entender la razón.

—Amor pero...

—No, basta papá. No quiero saber nada.

—No es cierto mi vida, aunque las mujeres babeaban por él la ignoraba. Solo quiero molestarte y comprobar que estoy en lo cierto. Te gusta, sino esos celos no habrían salido a flote tan rápido.

—No me gusta papá, ni él ni nadie. Así que siento decepcionarte.

—Ya el tiempo me dará la razón, ahora no te enojes por favor.

—Eres terrible —digo suspirando cansada.




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