-Muy bien -La profesora estaba de pie junto a la puerta, recibiendo las tareas de la clase anterior que sus estudiantes le entregaban antes de salir. Dirigió su mirada al reloj en la pared.- Nos vemos mañana, alumnos -Los despidió cerrando la puerta tras el último.
Sin recibir respuesta, se encaminó a su escritorio para corregir las actividades, en lo que llegaba el siguiente curso. Todo estaba normal hasta que llegó a la de Madeleine Park, su ceño se frunció mientras comenzaba a leer.
"La niña se miró frente al espejo, sus ojos llorosos contemplaban a la bestia que sonreía, la sangre que manchaba sus manos solo le hacia rememorar los sucesos de momentos antes. Aquel monstruo frente a ella gruñía satisfecho con lo que había hecho.
La pequeña Mad sollozaba, mientras que la bestia reía al por fin haberse liberado. Los cadáveres tras ella, aun frescos, la miraban acusadores, con una última expresión de horror grabada en sus rostros, y sus gritos de socorro retumbaban en su mente... "
La profesora Von Reich se detuvo un momento, completamente sorprendida por lo que su alumna predilecta contaba, estaba ligeramente impactada pero tambien intrigada por lo que después de dos minutos procesandolo, aproximadamente, retomó la lectura.
"¿Sabe, profesora, que los monstruos si existen?... "
La sorpresa de la mujer solo se incrementó al leer aquella pregunta que, al parecer, se dirigía a ella.
"Solo que los monstruos son diferentes a los que aparecen en las películas o cuentos... Ellos se esconden en el rincón más profundo de nosotros mismos, anhelando el momento en que finalmente puedan salir a la luz. Afortunados son aquellos a los que esas bestias nunca liberan, pero yo... Yo soy débil, siempre lo he sido... y el ser oscuro en mi, lo sabia. Ese ser se aprovecho de mi descuido e hizo lo que quiso... No pude hacer nada al respecto, no pude controlarlo, no pude detenerlo.
En este momento, viendo como aquella bestia me sonrie, la única solución que encuentro para que no pueda dañar a nadie más es esta... Dicho esto, continuaré con mi narración.
La niña con manos temblorosas tomó el arma reglamentaria de su padre y apoyó el cañón de la misma contra su sien, esta vez ella devuelve la sonrisa al monstruo que ve en su reflejo, sonríe con los ojos llenos de lágrimas que continúan cayendo por su rostro y jala el gatillo. Su cuerpo cae pesadamente a un lado, la sonrisa se torna permanente en su rostro palido... Lo siento, profesora, pero no podía lastimar a nadie más."
Releyó varias veces el final con el corazon apretado, un mal presentimiento rondando su cabeza. Ese día Madeleine no había asistido a clases, una amiga suya le había entregado aquel relato.
Sus manos torpemente sacaron su computador portátil para revisar las últimas noticias, una exclamación ahogada escapó de sus labios al comprobar lo que temía.
"Doble homicidio y suicidio de una menor" se leía como titulo, con fecha de la noche anterior. La mujer sin poder evitarlo comenzó a llorar.
Pobre niña que de aquel monstruo no se pudo salvar.