—Albert! Albert!.. ¡Despierta!.. Oye, te estoy hablando—El suave chasquido de los dedos frente a mis ojos me hicieron volver en mí, entonces mi mirada se posó sobre esos labios, rojos y hermosos. Recordé que estaba sentado a la mesa de un glamuroso restaurant frente a Emily Concalves mi hermosa asistente. El sitio, muy elegante y distinguido. Personas muy importantes, empresarios y famosos, las personas mas favorecidas en cuanto a dinero se refiere disfrutan de la buena atención y distinción del restaurant THE LION. Uno de los mas reconocidos de la ciudad. todos en traje de etiqueta, al fondo suave música de violines que dan un toque más intimo y elegante. Mi nombre, Albert Stevenson, socio mayoritario de la aerolínea American Nueva York. Aunque puedo disfrutar de lo que desee, darme los más costosos lujos y disfrutar de cualquier deleite, no siempre fué así.
—Ah, que bien , despertaste. Ya me estaba aburriendo— Mi linda acompañante se queja de mi aparente mala educación, ¿Como podía mi mente irse a otro sitio cuando frente a mi está una de las mujeres mas hermosas que he conocido?. Emily se había esmerado tanto en lucir mas bella que de costumbre, su hermoso vestido de seda azul cielo la hacia lucir encantadora. Sus suaves manos tocaban las mías y no pude menos que disculparme.
—Lo siento señorita Emily, soy un idiota—dije besando su mano suave y tersa. Noté el esmalte en sus uñas y percibí lo importante que era para ella esta cita. Se lo había cambiado, quería lucir hermosa y de verdad que lo estaba. Esta mañana en la oficina la invité a cenar, el color de sus uñas entonces era otro. Así que era mi deber hacerla sentir bien. Le sonrío y noto que un mesero muy elegante se acerca y nos hace entrega de las cartas. Le di una ojeada y decidí rápido , la cita era algo tarde así que había comido un poco antes, por lo cual solo pedí una ensalada de brotes verdes con crujientes de pollo marinado, ella pidió lo mismo.
—Ah, y por favor una botella de vino blanco verdejo—Ella sonríe y asiente estando de acuerdo con el pedido. Conversábamos atentamente a la vez que comíamos y terminábamos la botella de vino. Me gustaría poder decir que Emily era el amor de mi vida. la mujer con la que me casaría, pero era algo que aún ignoraba... Si soy sincero me gustaría que lo fuera pero por ahora ella solo era una de las tantas con las que solo podía pasar un momento agradable. Mi oscuro pasado no me permitía tener un presente. No por ahora.
—Oye, cuando no me respondías, ¿en que pensabas?—Me pregunta. Sonreí y acaricié su mentón entre mis dedos.
—En nada importante , ¿Quieres bailar?—ignoro su pregunta pues solo experimentaba una especie de lapsus mental, cosa que empieza a preocuparme.
Ella aplaudió como niña pequeña emocionada ante mi pregunta. Quizás bailar seria mas divertido para ella que sentarse a ver como mi mente divagaba. Esta noche no soy la mejor compañía. —Si—dice ella con voz de chiquilla. Pedí la cuenta, ella tomó su bolso y nos marchamos. La noche es joven, no tengo a nadie esperándome en casa así que podía disfrutar todo lo que quisiera, aunque teníamos trabajo al día siguiente. Salimos al estacionamiento, busqué mi auto un mustang negro modelo clásico de lujo, abrí su puerta, tenia que ser mas galante de lo normal para compensar el incidente de mi "falta de atención" en el restaurant.
—Gracias... eres tan tierno—dice cariñosa. Cerré su puerta y subí al auto. Ella me miró de manera sugestiva. Es tan hermosa. Su rubio cabello que había rizado y cuyo perfume me embriagaba, sus risueños ojos verdes, su silueta de ángel, no puedo negar que es atractiva . Ella pasó su mano detrás de mi cuello y comenzó a acariciar el lóbulo de mi oreja, se acercó un poco más y sentí su respiración, su perfume a canela dulce. Luego me sorprendió con un beso. Y me dijo las dos palabras.
—TE AMO— Sabia que era el momento de parecer rudo y terminar lo que apenas empezaba. No estaba preparado para iniciar una relación, tal vez por eso no debí escuchar a Clapton mi mejor amigo cuando me insistió en salir con alguien y yo nada dispuesto a hurgar en la sociedad encopetada que me rodea en busca de una dama apropiada, creí que salir con Emily sería suficiente para tener un poco de diversión y aliviar mi ansiedad.
—Oye Emily ¿que haces?—Le pregunto apartando su mano de detrás de mi cuello.
—Te beso..¿no te gusta?
—Me encanta, si soy sincero...pero, no quiero que lo hagas, no es apropiado —le dije encendiendo el auto y poniéndolo en marcha.
—Oye, ¿no quieres que te bese? ¿te parezco fea?— preguntó mientras enrulaba un mechón de su cabello de forma coqueta con su dedo y cruzaba sus piernas.
—No quiero que me digas que me amas— Le respondí en seco.
—Pero ¿por que?¿Si eres divino? eres mi jefe , es verdad, pero me gustas mucho.
Se abalanzó sobre mi obligándome a frenar y detenerme a la orilla del camino.
—Oye, detente. Emily, fui muy claro contigo. te dije que solo saldríamos, la pasaríamos bien. te dije que no se trata de amor. Te he explicado mil veces que mi mente no esta preparada para una relación. No todavía.
—Pe.. pero.. creí que..— la interrumpí antes de que esto se pusiera mas dramático. Volví a encender el auto y lo puse en marcha. Paré frente a su casa, eran las diez pm. Se bajó furiosa , lanzó la puerta con tanta fuerza que me sorprendería que no despertara al vecindario. Tenia que decirle algo.
—Lo siento—woooo que interesante disculpa, ¿Fue lo único que pude decirle?. Su padre abrió la puerta, en ese momento supe que podía marcharme. Arranqué en mi auto y aunque planeé llegar más tarde, me dirigí a mi casa.
Abrí la puerta y encendí las luces. Miré por un momento mi hermosa y lujosa casa... mucho para vivir solo.. ese no era el plan . Aflojé mi corbata, agarré una botella de WHISKI y me arrojé sobre el sofá. No lo podía creer.. me volvía a pasar. Me quedo mirando fijo el retrato que está sobre la mesita frente al sofá, era yo, algunos años atrás, en unas playas del Caribe, abrazando a una hermosa mujer , Camila, durante nuestra luna de miel. Ella se veía tan feliz. Bebí un trago de whisky, me levanté y coloqué un disco de LOS BEATLES, me volví a sentar y respiré profundo. ¡Camila!.. su nombre retumbaba nuevamente en mi memoria una y otra vez. Las lágrimas comenzaron a salir. Tiempo atrás pensaba que llorar no era cosa de hombres. Así que contuve este dolor y me hice el fuerte. Pero reprimir el dolor y la ira solo desquició mi mente, y me llevó a lo mas bajo, a la locura, a deambular por las calles y a perder la cordura. Mi teléfono suena, alguien me llama así que miro la pantalla.. es Clapton, mi socio y mejor amigo desde hace casi un año cuando empecé de lleno en la empresa, la cual casi quebró al no hallarme competente para sacarla adelante, su madre le heredó una gran fortuna así que invirtió en mi empresa una gran suma de dinero y juntos la sacamos a flote. contesto y en la otra linea escucho risas y música, supongo que se está divirtiendo.
Editado: 20.09.2023