¿Dónde empieza una historia cuando la vida misma parece un enigma?
Desde mis primeros pasos en este mundo, la soledad se convirtió en una sombra inquebrantable, incluso en la compañía de multitudes. Me acostumbré a su fría presencia, a la sensación de ser invisible en un mar de rostros. Mis padres, ocupados por las urgencias del mundo, siempre enfocaron su atención en cualquier cosa menos en mí. El trabajo, las amistades, mi hermana, sobre todo ella, siempre fue la joya de su mirada.
Pero un día, un día decidí escapar. Empaqué mis sueños en una mochila, junto con un puñado de ropa. Había acumulado un pequeño tesoro en forma de monedas ahorradas. Con un sándwich en la mano y la determinación en el corazón, busqué refugio en la oscuridad de un cine. Mis padres nunca me dejaron disfrutar de la pantalla grande, y ahí estaba yo, sintiendo la emoción de la rebeldía.
Al salir, me topé con un vagabundo, un recordatorio de la fragilidad de las vidas. Compartí mi sándwich con él, una acción que desató un cambio en mi destino. Regresé a casa con una nueva percepción. Al llegar, la cruel realidad se impuso: nadie había notado mi ausencia. Mi hermana seguía inmersa en su mundo de amigas y mi presencia no había sido extrañada por nadie.
Ese encuentro con la vulnerabilidad ajena me hizo reflexionar. No quería un futuro incierto, no quería ser un espíritu errante sin dirección. Los héroes de las películas pueden tener planes ingeniosos de escape, pero yo decidí ser valiente de una manera diferente. Acepté mi derrota en ese juego desigual. Esto sucedió cuando tenía 8 años, una niña que ya intuía que la vida no era un cuento de hadas, sino un rompecabezas complejo.
El tiempo ha pasado y mi estrategia ha evolucionado. Mi familia reside en una mansión majestuosa en los suburbios del Sur de California. Cada ventana parece esconder una historia de perfección, pero incluso en este entorno, las fisuras se hacen evidentes. Los lazos con los vecinos de al lado parecen sólidos, excepto por una excepción: Andrew, el hermano de Bruce. Una mezcla de arrogancia, egoísmo y oscuras intenciones, Andrew siempre ha sido una espina en mi lado. No exagero cuando digo que nuestra relación es una danza de aversiones sin explicación aparente.
Editado: 04.09.2023