Demasiado diferentes

4. Interesante charla.

Andrew 

Permitan que empiece desde el principio. Conozco a Bianca desde que éramos pequeños. Siempre fue la niña frágil que ocultaba su vulnerabilidad tras una fachada de fortaleza. Pero yo lo noté. Se esforzaba por ser invisible en la escuela, en todas partes. No era tarea fácil, considerando que su hermana era la reina de la escuela, la que todos querían y codiciaban. Y, por supuesto, su familia era una de las más ricas de la ciudad.

Bianca siempre guardaba sus sentimientos para sí misma, al igual que yo. Por eso, la molestaba tanto. Quería que explotara, que dejara de pretender ser fuerte. Siempre me pregunté cómo alguien podía mantenerse tan firme. Nunca me enfrentó, ni siquiera una vez.

Ahora, volvamos al presente.

Hoy me levanté temprano, a las 8:00 a.m. Vestí un conjunto deportivo y fui al gimnasio para hacer mis ejercicios diarios. Luego de la ducha, me puse unos jeans, una camiseta azul marino y unos tenis negros con detalles en beige.

Recibí una invitación para una fiesta en honor a que Bianca fue admitida en Yeil y Stanford. "Sorprendente, pero es lo que esperaba de ella", pensé.

Salí a pasear para ordenar mis pensamientos. Sabía que no asistiría a esa fiesta; no es mi estilo y, además, no soy amigo de Bianca. Pero por alguna razón, en ese momento la vi. Ella salió a correr, como solía hacer. Llevaba un conjunto deportivo que resaltaba sus curvas, y el sudor hacía que su piel brillara...

"Vamos, Andrew, concéntrate."

Sé que se preguntarán por qué digo que nunca muestro mis sentimientos, cuando fui bastante directo con Bianca. La respuesta es simple: con ella es diferente. Puedo ser yo mismo, decir lo que siento. La conozco desde que éramos niños, la conozco tan bien que sé cuándo cambiará de tema porque se siente incómoda.

Es cierto que sus comentarios fríos y distantes me molestan, pero recuerdo que yo mismo fui indiferente hacia ella y eso me ayuda a mantener mi papel. Me despedí y me alejé, reflexionando.

Después de regresar a casa, fui a la cocina a buscar algo de comer. Escuché a alguien gritando mi nombre:

— ¡¿Andrew ya llegaste?!

— ¡Andrew! — repitieron, y me volteé para encontrarme con mi madre.

— ¡Madre! — exclamé sorprendido, ya que no solíamos hablar frecuentemente.

— Hijo, necesito hablar contigo — dijo mi madre con seriedad.

Y así comienza la charla que esperaba.

— Se trata de ti y de Bianca. — Neira habló con un tono de voz serio.

Mi madre, con sus palabras sabias, como siempre. Se notaba que estaba enfadada, y mi paciencia se ponía a prueba.

— Necesitamos que se lleven bien. Por Dios, cuantas veces te lo tengo que pedir. Y cuando digo "necesitamos", me refiero a todos. La madre de Bianca está teniendo la misma conversación con ella, aunque está siendo más amable. Pero si tan solo fueras más comprensivo y dejaras el orgullo de lado, nada de esto sería necesario. Harás lo siguiente: irás a la fiesta que está organizando la madre y hermana de Bianca, y serás amable con ella. — Neira me miró directamente a los ojos — Y ten en cuenta que estaré vigilándote.

 

«Mientras ella exponía sus palabras, yo simplemente observaba en silencio, como un niño obediente. Mi madre solía enfurecerse mucho cuando era pequeño, y como resultado de esas experiencias, sé que debo mantenerme callado y prestar atención si quiero evitar situaciones desagradables»

En cuanto terminó de hablar, asentí.

«Seguro no será tan malo, quizás hasta me divierta»

— OK, madre — respondí en tono serio.

«Interesante charla», reflexioné.

Subí las escaleras dirigiéndome hacia mi habitación. Al llegar, dejé la manzana en mi mesita de noche y me recosté en mi cama, preguntándome si Tessa aceptaría y, en caso de que lo hiciera, ¿por qué?

Cené y, al estar satisfecho, me fui a dormir.

...... 🐤

Al despertar, desayuné rápidamente, me duché y salí a buscar a Tessa; necesitaba hablar con ella.

La llamé en cuanto la vi, lo que nos lleva a este momento.

— ¿Crees que no sé cuándo alguien es sarcástico? — Tessa levantó las cejas, claramente molesta.

Eso me tomó por sorpresa. Sabía que ella no solía ser así. Siempre había sido tímida y amable. Pero debíamos continuar la conversación. Necesitaba su aprobación; mi indiferencia falsa no me impedía tener valores ocultos.

— Estoy de acuerdo. Solo no hagas nada que yo no haría.

— No lo haré — aseguré, serio. No estaba en mis planes complicar las cosas.

Entonces, apenas pude oír el murmullo de Tessa, por lo que pregunté:

— ¿Qué dijiste?

— Ehmm... nada. Esta será una larga noche.

— De acuerdo, me tengo que ir.

— Adiós.

— Adiós — respondí mientras me alejaba, pensando en lo que sucedería mañana. Quizás hasta me divirtiera; después de todo, es solo una fiesta.

Regresé a casa, hablé un poco con mi hermano, almorzamos juntos y me quedé dormido. Al despertar, era un poco tarde, así que me duché para despertarme por completo. Me puse unos jeans negros algo rasguñados y una camisa blanca.

Ahora, en este momento, me dirijo a la fiesta en la casa de los Williams. O mejor dicho, a la fiesta de los Williams.

 

                                                                            




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