Andrew
Luego de bajar las escaleras, me encontré con los chicos jugando, mientras mi hermano discutía acaloradamente con la hermana de Tessa. Al notar mi presencia, todos guardaron silencio y se distanciaron un poco. Mi hermano finalmente se retiró de la escena, dejando a la hermana de Tessa en la fiesta.
— Tú hermana está arriba — le informé, colocándome inesperadamente frente a ella, tratando de mostrar que sus problemas matrimoniales no eran mi prioridad.
Ella pareció sorprendida por mi repentina aparición.
— Está ebria. Pensé que sería mejor que lo supieras. Debería descansar un poco, te está esperando — le dije antes de continuar mi camino.
Stefani, preocupada, preguntó: — ¿Cómo lo sabes? ¿Hizo algo tonto?
Traté de tranquilizarla: — Bueno, Tessa no sabe beber. Le pedí que participara en un juego, pero se negó y terminó haciendo algo típico de personas ebrias. No te preocupes, no hizo nada malo.
Luego, Stefani indagó: — ¿Qué estaban haciendo arriba?
Mi mirada adquirió un semblante serio y mi mandíbula se tensó. — Al parecer, no lo que estás pensando. — Tomé una pausa y decidí ser más claro: — No sé lo que piensas de mí, Stefani, pero no soy la persona que crees que soy. No me aprovecho de chicas borrachas, ¿ok?
— Lo siento, no quise...
La interrumpí: — Está bien, ahora, si me disculpas...
Me acerqué a Carter, quien parecía intrigado por mi presencia. — Hola, Carter. Hace mucho que no te veo rondando por aquí — comenté con una pequeña sonrisa "amigable".
Carter se rió, aparentemente tomando de buena forma mi deliberada elección de palabras, aunque, detalle sin poder evitarlo su desagrado hacia mí. — Recién acabo de llegar de Londres. No he tenido tiempo para 'rondar'.
Asentí indiferente: — Lo sé.
— ¿Cómo pasa el tiempo, ¿eh? ¿Qué tal te fue en Londres? —pregunté, frío.
Carter respondió con cortesía — Muy bien. Las personas son muy amables.
— Me imagino. —contesté, con una sonrisa cínica, sin mucho entusiasmo.
Ignorándome continuó — ¿Has visto a Bianca? Vi que subió contigo y no la he visto desde entonces.
— ¡Ah, Tessa! —exclamé con entusiasmo forzado—. Ella no se sentía muy bien, pero, no te preocupes, estará bien —respondí con una sonrisa que escondía mis verdaderas intenciones.
Carter notó mi actitud y comentó: —Ella nunca deja que la llamen Tessa, no le gusta. Debes ser muy cercano a ella para que te deje llamarla así.
— Bueno, nuestras familias son muy unidas, como puedes ver. Digamos que... nos llevamos bien —respondí, con una sonrisa maliciosa que no pasó desapercibida.
— Bien —contestó él entre dientes, revelando su enfado.
— Bueno, si me disculpas, tengo que ir por un trago —seguí, intentando parecer despreocupado.
— Claro —dijo él sin darle mayor importancia.
Después de tomar un trago, me dirigí al cuarto de invitados donde se encontraba Tessa. Al abrir la puerta sin tocar, noté cómo ella se desabrochaba el vestido que llevaba minutos atrás. Era una visión sensual que no pude evitar apreciar. Mi pulso se aceleró ante la visión de su figura esbelta revelándose poco a poco, y una chispa de deseo se encendió en mi interior.
— ¿Eres tonto o qué?, ¿por qué no tocas? —dijo Tessa enojada al darse cuenta de mi presencia.
— Lo siento —contesté, volviéndome hacia otro lado—. Solo quería ver cómo estabas, ya que no te veías bien hace rato. Además, no es todo mi culpa, ¿sabes? Existe el cerrojo.
— Ya puedes voltear —dijo Tessa, y cuando lo hice, la vi en su pijama. Con la blusa de tirantes y el short negro, destacaba su figura de manera seductora. Era la musa de cualquiera que tuviera ojos.
Tessa, con sarcasmo, comentó: — ¿Sabes? Lo siento, no pensé que todavía existiesen personas en el mundo que no tocaran.
— Ya dije que lo siento.
— No, no es así. Solo intentas justificarte —respondió Tessa, visiblemente molesta.
— Está bien, ya. Fue mi culpa. Disculpa por no tocar, ¿contenta? — comente haciendo ademanes — Tampoco es para tanto, no es como si te hubiera visto desnuda. Y si ese fuera el caso, no te sobreestimes de tal forma. —respondí con la arrogancia esperada de mi parte, este era el Andrew que todos conocían ¿por qué cambiar?
— He visto a muchas ya — añadí, en voz baja, como un susurro, solo para provocarla. Si algo me gustaba, era verla molesta.
— ¡Ya! — respondió restándole importancia — Sé que eres un don Juan, pero eso a mí no me interesa.
— ¿De qué te ríes, tonto? —preguntó, confundida. Había notado que ese era su insulto preferido.
— De nada, ¿sabes? Eres muy curiosa — expuse, mirándola con una sonrisa algo fascinado.
— ¿Y cómo estás? ¿Te sientes mejor? El ibuprofeno me funcionaba para la jaqueca. ¿Tienes jaqueca? —pregunté, antes de sentarme en un sillón que estaba en la habitación, cambiando radicalmente de tema.
— Sí, estoy mejor, gracias — respondió Tessa, aunque frunció el ceño típicamente cuando estaba confundida—. Creo.— luego desasiéndose de esos pensamientos continuó — He tenido algo de jaqueca, sí, pero Stefani está buscando algo para eso.
— Tómate esta pastilla, te funcionará, créeme — dije dándole el analgésico, Tessa tomó un vaso de agua que tenía a su lado y se lo tomó.
— ¿Cómo sabes tanto de esto? —preguntó Tessa, confundida y curiosa.
— Bueno, tú todavía no estás en la universidad. No sabes lo que te espera, linda. Además, bebía incluso cuando estaba en la escuela. La mayoría de edad solo fue un medio que ayudó a allanar el camino hacia mis días de libertinaje —dije, reflexionando un poco, pero con una sonrisa que intentaba ocultar mis pensamientos más oscuros.
— No me llames así —respondió molesta por el nuevo apelativo, frunciendo el ceño. Sin embargo, pronto recordó algo.
— Espera, ¿dijiste universidad? ¿Fuiste a la universidad? —preguntó Tessa, desconcertada y sorprendida al mismo tiempo.
Editado: 04.09.2023