Dementes

Seis

Narrador omnisciente:

13 de Enero del 2019

12:30am.

West Bune, Texas, Estados Unidos.

La noche se había disfrazado de gala para recibir con elegancia los hechos que se llevarían a cabo esta tétrica noche. Una camioneta verde se abría paso entre la avenida principal, para después terminar en una casa de campo alejada del murmuro de la ciudad. Una vieja pieza de música country sonaba desde la camioneta, dando un ambiente típico del campo de Texas. El conductor detuvo el auto frente a una casa pequeña, de arquitectura simple y humilde.

El conductor bajo del auto, dándole una última calada a su cigarro, para después lanzarlo al suelo y pisarlo, asegurándose que haya quedado correctamente apagado. El licor nublaba su mente de una manera despiadada, haciendo que esta hiciera flashback en los recuerdos de su esposa. El señor dio un salto algo asustado por el estruendo de las ramas de los árboles.

-Si me vuelves a asustar así, te talare- su voz sonaba deliberada, como si le hablara a una persona. Tomo un cigarro de su bolsillo para encenderlo antes de entrar a la casa y cerrar la puerta tras él.

Una explosión hizo estruendo en la noche, haciendo que las bestias de la noche se ocultaran en la oscuridad, escombros y trozos de madera se abrieron pasos por los aires, haciendo que el cuerpo del señor y de una joven que se encontraban en la casa, salieran disparados, dando a parar en los arboles cercanos, las llamas ardían en esplendor propio, dando calor a la helada noche.

15 minutos pasaron, cuando el sonido de las sirenas y los colores rojo y azul diera a indicar que había llegado la primera patrulla policial a socorrer en el área, los dos oficiales se bajaron del auto, viendo la caótica escena, uno de ellos se dispuso a grabar con su celular la escena, tratando de recopilar toda la información posible.

-Es la unidad dos, respondiendo a la explosión en la casa Norris- hablo un oficial a la radio portátil que colgaba de su hombro izquierdo, mientras veía la escena de la explosión.- Hay un cadáver en la copa de un árbol, creo que es Rod Norris, el dueño de la vivienda. Envíen médicos y bomberos, envíen a todos- dijo impactado por la escena las cuales sus ojos eran testigos.

Un hombre de negro salió de su escondite en la oscuridad, cargando una ametralladora en su mano derecha, con un deseo implacable de dispararla. Haciendo caso omiso a las palabras de los oficiales de detenerse, hizo que el arma rugiera en la noche, logrando que todas las aves cercanas se alejaran del estruendo. Disparo hasta que el arma dijo basta, hasta que los cuerpos de ambos oficiales quedaran tiesos en el suelo y la sangre se exparciera por el lugar.

La luna fue el único testigo que presencio toda la escena, el único testigo que sabía quién había sido, pero el cual no podía manifestarse.

Esa noche, la luna y el ignoto hicieron un acuerdo de confidencialidad.

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Heather Gretchen

14 de Enero del 2019

7:03am.

Virginia, Estados Unidos.

Desperté por unos insistentes ladridos que provenían de afuera, mi cabeza dolía demencialmente, necesitaba una maldita pastilla. Eche un vistazo tratando de saber dónde estaba.

Estaba en el cuarto de Liam.

Recuerdo haber llegado a su casa, pero no como termine en su cuarto.

Sentía mi cuerpo un poco liviano, así que decidí echar un vistazo bajo el cobertor.

¡Oh dios!, ¡estaba en ropa interior, en el cuarto de Liam!

Voltee mi vista encontrándome con la tierna escena de Liam durmiendo plácidamente. Levante el cobertor de su lado para verificar que estuviera también en ropa interior.

Efectivamente lo estaba. Llámenme pervertida y todo, pero debía asegurarme.

-¿Te gusta la vista?- bromeo Liam con un timbre de ego en su voz.

Dios, que vergüenza.

-Eh... Si, digo no... yo solo me aseguraba que no... ya sabes, tu y yo- Tartamudee, sentía como mi cara estaba enrojecida y mis manos sudaban del nerviosismo.

-No, Heather, tu misma te quitaste la ropa porque sentías calor y dormiste aquí porque la cama de invitados estaba ocupada por Abigail- dijo seriamente, mi cuerpo empezó a relajarse poco a poco- Después de que tú te acostaras, yo me duche y me iba a dormir en el sofá, pero tú me pediste que me acostara aquí. Y no Heather, no tuvimos sexo, estabas ebria.

¡Gracias virgencita!

-Heather- Liam llamó mi atención- ¿Todavía tienes pesadillas?

-Algo así, pero muy pocas- afirmo.

Las pesadillas persisten, ya han pasado años, pero persisten.

El solo se limitó a asentir. Me levante de la cama y busque mi vestido, después de que Liam y yo nos vistiéramos, bajamos a la cocina, siendo recibidos por Ares, un pastor alemán que el castaño adopto hace un par de meses, Ares agitaba la cola contento y en busca de juego. Tome un hueso de juguete que encontré en el pasillo y se lo lance al canino, para distraerlo.

-Buenos días- dijo Abigail desde los sillones de la sala.

-Buenos días- respondí mientras entraba al baño y buscaba unas aspirinas para el dolor en el botiquín de primeros auxilios.

-¡Heather!, ¿Te preparo el desayuno para llevar o para comer aquí?- pregunto Liam.

-Para comer aquí, tengo que llegar a la oficina a las 8:30. ¿Qué hora es?- dije para pasarme la pastilla.

-Son las 7:15- menciono Abigail.

-Vale, todavía tengo tiempo- dije mientras volvía a la cocina.

Después de 15 minutos de chistes malos por parte de Abigail, comenzamos a desayunar. Liam preparo unas panquecas con miel, yo las acompañe con un té de menta, mientras que Abigail lo hacía con un café y Liam con un aguamiel.



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En el texto hay: crush, fbi, amor

Editado: 27.07.2020

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