Cuando cumplí los 18 años, yo era un rebelde sin causa, siempre estaba enojado y me molestaba todo, pensé que era a causa de Zaroth, al ser un demonio causaba conflictos con mis emociones y eso desencadenaba mi mal humor, pero realmente era yo, creciendo.
Lo que si nunca a cambiado es el acoso sin parar de mis compañeros, a comparación con mi niñez, la adolescencia era mucho peor, lo único que me aliviaba, era la música y estar con Alexa, que con el pasar de los años se volvió algo muy especial en mi vida.
- ¿Puedo preguntarte algo? - dijo Zaroth en mi cabeza.
- Adelante - respondi.
- ¿Cuando será el día que le digas a Alexa que te gusta? Y ¿cuándo tendrás los huevos para enfrentarte a los que te molestan y hacer que te dejen en paz?
- Primera, le diré a Alexa en su momento, segundo no digas tonterías ¿qué te hace pensar que le ganaré a Mario? ¡¡Es más grande y fuerte que yo!!
Y era un hecho de que Mario era uno de los más grandes de mi salón, de solo verlo parecía que el maestro se había disfrazado de alumno y con su enorme panza jamás entendí como entraba en su banca.
- Dame la oportunidad de demostrarte que puedes quitártelo de encima - me dijo Zaroth.
-No, está mal tomar venganza y lo sabes
- Lose, por eso muchas personas están en el infierno nadando en el fango de la ira, luchando por toda la eternidad - dijo riendo Zaroth.
- Aveces si me das miedo, incluso ahora que es de noche, vamos mejor a dormir, espero que mañana sea un mejor día - respondi, mientras apagaba la luz.
Pensaba enserio que el día sería mejor, pero no fue así, paso el día, la hora de salir a comer se acercaba, pero en eso Mario llego a mi banca y me dijo
- Oye, ya sé porque eres tan maricon.
- Mario, mi día va súper bien, por favor hoy no - le dije.
Molesto, Mario agarro mis cosas y las aventó contra la pared, mientras todo el salón se quedó callado y mirándonos.
- Si fueras mi hijo, hasta yo me hubiera ido de la casa, dejando sola a tu madre como la ramera que es.
En ese momento, pensaba enserio golpearlo, pero no pude, sabía que me mataría si lo hacía, solo guarde mi rencor una vez más y en eso sonó la campana para salir a comer.
-Bueno, tengo hambre espero verte más tarde estupido - dijo Mario mientras se marchaba.
Paso el día hasta llegar la hora de salir, yo fui a la bodega de la escuela, porque hay guardaba mis cosas en caso de emergencia, porque Mario tenía la costumbre de quitarme todo y no pensaba pasar por eso diario.
En cuanto llegue y entre a la bodega Mario estaba sentado, leyendo una carta que había escrito para Alexa.
- no sabía que tenías corazón, no te importa si la rompo ¿verdad? - dijo mientras destrozaba la carta en miles de pedazos.
En ese momento, me llene de furia recuerdo que se me nubló la vista y al recobrar la conciencia estaba Mario en una esquina de la bodega llorando, en ese momento me asusté, recogí mis cosas y me fui de hay
Llegue a mi casa asustado, no sabia que paso con Mario, entonces subí a mi cuarto, cerré la puerta y al verme al espejo pregunté a Zaroth.
- ¡¿Qué pasó en la bóveda Zaroth?!
En ese momento, mi reflejo cambió a la de Zaroth, lo mismo de siempre, era yo, pero con los ojos color rojo y una sonrisa macabra.
- Yo solo te ayudé a que no te molestaran - dijo cruzando los brazos.
Me contó que cuando perdí la conciencia, el aprovecho para tomar control de mi cuerpo, al momento de hacer eso cerro la puerta de la bodega, Mario naturalmente aventó el primer golpe pero que Zaroth lo detuvo, lo empujó hasta la pared y solo le mostro una parte del infierno.
- No lo dañe físicamente, simplemente le mostré el lugar donde será masacrado una y otra vez - dijo riendo.
Por alguna razón, no me sentía mal, más bien tenía satisfacción al saber que el sintió todos los horrores que pase por años, en tan solo unos momentos.
- ¿Puedes mostrarme la cara de Mario?
- Claro que si - dijo Zaroth feliz.
Era una maravilla, ver la cara de Mario gritar mientras estaba llorando una y otra vez
Ese día dormí tan tranquilo como ningún otro dia.
Al día siguiente, le hablaron a mi madre a la escuela, yo estaba tranquilo porque sabía que no le iban creer, pero a la vez temeroso porque la directora sabía que mis cosas las metía en ese lugar, así que tecnicamente era un si al castigo y un no a la vez.
Cuando entre con mi madre a la oficina, estaba sentado Mario y su madre parada detrás de él, en cuanto entré Mario se asustó y se puso nervioso, yo estaba riendo por dentro en ese momento.
-Sientate Angus porfavor.
Señora, le eh hablado por un asunto que paso con su hijo Angus - dijo la directora.
-Como vera, esta otro chico aquí ¿su hijo le platico de Mario?
-No, no recuerdo que Angus me hablara de él y mucho gusto por cierto - dijo mi madre de una manera muy positiva y alegre.
-Pues vera.. Mario molesta a Angus desde que llego aquí, yo no lo sabía en verdad, de echo su hijo, metia sus cosas a la bodega para que no se las quitaran, el me dijo que era porque tenía un equipo de baloncesto y no quería cargar siempre.
- Si, está en un equipo pero es hasta más tarde cuando va a jugar - dijo mi madre, mientras me veía.
-Pues verá, ayer tuvo un incidente en la bodega, las cámaras vieron entrar a Mario y a Angus a ese lugar y al final, solo sale Angus, mientras que Mario fue encontrado por el conserje, a las palabras del dicho conserje, Mario estaba muerto de miedo.
En ese momento, solté una pequeña risa que hizo que todas las miradas fueran a mi persona, me incomode y en eso la directora me preguntó.
- ¿Puedes perdonar a Mario? Me enteré de tus acosos, por Mario, el me contó todo lo que te hizo y esta aquí con su madre para pedirte una disculpa. - dijo la directora.
Me sorprendí, porque Mario el que me acosaba y golpeaba estaba pidiendo disculpas.
- No - le dije en un tono frio.