4

Salí de la casa de Chris con millones de preguntas. ¿Cómo era posible que de un minuto a otro me dejara de ver?

Mientras seguía mi camino pude encontrarme con Leah.

—Acabo de hacer contacto con los ángeles supremos y a partir de ahora eres el ángel de Chris. —dijo.

—¿Por qué no me puede ver? —pregunté algo exaltada.

—Desde el instante en qué te convertiste en su ángel, te hiciste invisible para él. ¿Recuerdas? Un humano no puede ver a su ángel.

No... Esto no podía estar pasando. Chris se había convertido en un excelente amigo y el saber que ahora seré invisible para él, me hacía sentirme terrible.

—No puedes hacerme eso...

Brook me miraba con tristeza, incluso podría decir que siente la misma tristeza que yo. Fui con él y lo abracé. Después de unos segundos, volteé mi mirada hacía la suya y sin soltarlo de mi abrazo, le hablé.

—Dile a Chris todo lo que está pasando, por favor.

Él dudó por unos segundos y después miró a Leah como si fuera un niño pidiendo permiso para ir a jugar. Leah simplemente asintió moviendo la cabeza ligeramente. Brook se dirigió a casa de Chris y Leah y yo fuimos detrás de él. Al llegar, me detuve en la puerta.

—Entra tú solo, yo esperaré aquí afuera.

En realidad no quería ver como reaccionaría Chris al decirle esto. Brook entró y yo me permanecí afuera con Leah. Pasaron unos cuantos minutos y después se empezaron a escuchar los gritos de Chris.

—Estás bromeando, ¿no?

La puerta de su casa se abrió de golpe y Chris salió por ella.

—¡¿Dónde está Cassia?! —preguntó él a Leah con lágrimas en los ojos y me di cuenta de que los míos hacían lo mismo.

—Chris, tienes que calmarte, por favor.

—¡¿En dónde está?! —volvió a preguntar.

—Chris... Ella está justo a tu lado.

Pude ver que Chris volteó ligeramente a su lado derecho y por un segundo sentí que sus ojos se toparon con los míos. Sin embargo, sabía que era imposible.