© CANDY NAIROBY AGUASANTA
© DENIS ENTRE LOBOS I
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Era un día soleado, el sol iluminaba con mucha intensidad, el verano ya había llegado, las nubes lucían dispersas y mi familia decidió ir a pasarse en unas vacaciones y a cazar al campo invité a Lora y a Ana, así lo decidimos, mi familia conocía a mis amigas y les agradaba compartir con ellas, para las vacaciones no importaba si se invitaba amigos, vecinos, etc. Yo está vez decidí invitar a mis amigas que por supuesto no se negaron para nada. De hecho tenían planes a futuro y lo aplazaron para luego.
Escuché un toque en la puerta y corrí tras ella para abrirla, cuando la abrí pude ver que era mi prima Sofía, la invité a pasar, nos saludamos cordialmente y la incité a sentarse.
—¡Prima que bueno que estas aquí! Pero sucede que vamos a la casa de veraneo, no puedes quedarte por mucho tiempo —lamenté el hecho de que ella habría venido en ese momento.
Aún permanecíamos de pie, no tendría caso invitarla a sentarse si íbamos a partir, pero podría ser grosero no invitarla a sentarse. Me preguntaba si ella quisiera ir. Mi mamá decía que nosotras éramos una bomba de tiempo, impredecibles, hacíamos cosas extrañas eso si era cierto, lo cierto es que hacíamos lo que no plazca.
Mi prima Sofía se entristeció un poco y dijo:
—No te preocupes vengo otro día pero... ¿Podría yo ir con ustedes? —demandó con mucha curiosidad.
Me pareció una excelente idea y sonreí antes sus ojos iluminados. Podría ver que ella quería ir con nosotros, yo no quería romperle el corazón de seguro mi mamá se pondría contenta. Y no le negaría nada. Mi madre era débil a Sofía, la tenía como una hija más, su madre y madre eran hermanas.
—Tendré que consultarlo, tú sabes muy bien con quienes porque invité a dos de mis amigas —le comenté sonriéndole.
Vi a mi madre que caminaba hacia Sofía alegremente. La miraba como su otra hija, cuando nació su madre tuvo problemas y no pudo darle el seno, mi madre lactaba y le dio leche de sus senos.
—¡Sofi mi vida! —exclamó mi madre inclinándose a darle un beso a mi prima, Sofía hizo lo mismo.
—¿Tía puedo ir con ustedes? Por favor —suplicó Sofía, mi madre no pudo rendirse.
—Por supuesto mi vida, anda ve a tu casa a preparar tus maletas —afirmó mi madre acariciándole el pelo.
—¡Siii! —gritó Sofía aplaudiendo.
—¡Vengo en seguida! —se llenó de alegría pero por dentro me imaginaba las cosas que ella podría inventar o planear estando allá.
Sofía se retiró a prepara las maletas en su casa.
Mi madre me miró con una cara sería y sabía lo podría decir. Me lo imaginaba la conocía perfectamente.
—Madre te conozco, no salgas con rudeza por favor somos mayor de edad —le dije cruzando los brazos.
—Ustedes son chicas de mucho movimiento las estaré Espiando el hecho de que sean mayores, no quiere decir que van hacer en mi casa los que se les pegué la gana —sentenció seriamente —. ¿Está claro?
Rodé los ojos.
—Sí mamá, si lo dices porque crees que vamos a llevar chicos déjame decirte que no lo será —le aclaré.
—Ah, y por último no quiero que luego planteen viajes a Verlmont entre ustedes allá, si van a ir tendrán que alquilar una casa de campo, irán a nuestra casa de campo cuando tu padre y yo estemos allá —sentenció.
Mis padres eran celosos con la casa de campo, no quería que nos tomáramos las libertades de ir sin ellos. De hecho yo asistía a Verlmont y me quedaba hospedada en un hotel. Me agradaba la ciudad, el campo, el sonido de los animales, advertí a las chicas de no invitar chicos allá, si iban a verse con sus nenes tendrían que verse en el pueblo.
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Editado: 29.05.2024